La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) con sede en París, nació el 30 de septiembre de 1961 de la estructura de la Organización Europea de Cooperación Económica, fundada en 1948, y creada entonces para administrar los fondos del Plan Marshall y donados por EEUU para la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial.
En la actualidad la OCDE tiene entre sus miembros a cuatro países latinoamericanos (Chile, Costa Rica, Colombia y México) y evalúa en la actualidad el posible ingreso de Argentina. El proceso formal de adhesión de Brasil comenzó recientemente, junto con otros cuatro países (Bulgaria, Croacia, Perú y Rumanía).
El relevo de Ángel Gurría
Hace poco más de un año se produjo el relevo del secretario general de la OCDE y que situó en el puesto al australiano Mathias Cormann, un liberal anglosajón de la vieja escuela, como lo definía la Agencia Efe al trazar su perfil. Sustituye, al “más social” Ángel Gurría, el mexicano que había, en sus tres mandatos consecutivos, transformado la organización, antes conocida coloquialmente como “el club de los países ricos”.
Cormann, ex ministro de Finanzas que abogaba por la ortodoxia económica liberal, dejó claro en su candidatura para acceder a la OCDE que apostaba por una acción global efectiva sobre el cambio climático y prometió al asumir el cargo que trabajaría para que la recuperación económica de la crisis causada por la pandemia se haga «con un crecimiento más limpio, más sostenible».
¿Qué es la OCDE?
La OCDE se define hoy como una organización internacional dedicada a diseñar una vida mejor a través de políticas que favorezcan la prosperidad, la igualdad, las oportunidades y el bienestar para todas las personas.
Experiencia y conocimiento son los pilares sobre los que en el presente se asienta este organismo para construir el mundo del mañana.
El conocimiento se vehicula a través de sus tradicionales análisis sobre crecimiento y productividad. El último de ellos, del 13 de junio de 2022, confirmaba el empeoramiento de las perspectivas económicas en sus países miembros en el marco de la guerra en Ucrania, por el doble efecto de las tensiones inflacionistas y de los bajos niveles de confianza de los consumidores.
Por una recuperación más inclusiva
Pero la OCDE es mucho más que sus indicadores. Es, por ejemplo, el foro primario de discusión internacional sobre la fiscalidad mínima a las grandes empresas, sobre todo a las digitales, y se ha encargado durante las últimas crisis de lograr una recuperación “más inclusiva”.
Entre las apuestas más claras de la OCDE está el apoyo en la digitalización a las instituciones pero también al consumidor, con los retos que plantea la economía digital.
Inteligencia artificial, blockchain, banda ancha o telecomunicaciones son algunos de los asuntos sobre los que la OCDE ofrece ayuda e información, además de sus ya citadas estadísticas.
Junto a todo ello, el organismo tiene el foco puesto en el medio ambiente y el cambio climático. Cormann abogó el pasado 21 de junio por una acción más ambiciosa y eficaz con políticas ambientales más eficaces, mientras que los ministros y representantes de alto nivel de los 38 países miembros se comprometieron el pasado marzo a intensificar su trabajo sobre el clima y el medio ambiente. La pérdida de la biodiversidad, la contaminación plástica o la aceleración contra el cambio climático fueron aspectos concretos de dicho compromiso.
Rusia y las consecuencias de la guerra
El conflicto de Ucrania ha empeorado las perspectivas económicas de la OCDE pero también ha tenido otras consecuencias para Rusia.
Si el pasado 25 de febrero la OCDE anunciaba que su Consejo había decidido cerrar formalmente el proceso de adhesión de Rusia al organismo, que ya había sido paralizado en 2014 por la anexión ilegal de Crimea, días después iba más allá al suspender al país de todos sus órganos.
Al mismo tiempo, el organismo mostraba su solidaridad con el pueblo ucraniano y anunciaba la elaboración de nuevas medidas dirigidas a reforzar su apoyo al Gobierno ucraniano democráticamente elegido.