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El círculo virtuoso de la oferta y la demanda en el reto de la inclusión digital

La innovación y la digitalización son grandes herramientas para aumentar el bienestar de la sociedad y reducir las brechas existentes.

Raquel Carretero Juárez

La inclusión digital es un punto muy debatido en las agendas públicas y políticas de todo el mundo. En todos los rincones del planeta, sabemos que no puede haber recuperación económica y social sin abordar adecuadamente las desigualdades asociadas a la transformación digital. Esto es cierto para los países en desarrollo, pero también para los países desarrollados, donde las recetas a medida y la cooperación público-privada son cruciales para crear oportunidades y apoyar las economías digitales locales.

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Este fue el tema principal del evento “Digital Inclusion Summit”, organizado por el Centro Internacional de Formación de la Organización Internacional del Trabajo. Christoph Steck, Director de Políticas Públicas e Internet en Telefónica, participó en la sesión dedicada a la accesibilidad para analizar las políticas regulatorias y sociales necesarias para conseguir una inclusión digital plena. Concretamente, se refirió al círculo virtuoso que forman dos áreas específicas: la oferta y la demanda de conectividad y servicios digitales.

En el lado de la oferta, la conectividad ubicua es un factor decisivo para cerrar las brechas económicas, sociales y territoriales. Para conectar a todos, uno de los principales conceptos en los que debemos centrarnos es la innovación, específicamente, en tres ámbitos: en tecnología, en el modelo de negocio y en regulación.

La innovación tecnológica mira hacia el futuro con avances como las redes de alta capacidad, la fibra o el 5G. Por ejemplo, en lo que respecta a las zonas rurales desatendidas y remotas, ya existen nuevas tecnologías para reducir el coste de las redes, como Open RAN. La red abierta es una tecnología relevante no solo para el desarrollo de la 5G, sino también para abaratar el coste de los despliegues de 4G en zonas rurales. Más allá de los aspectos técnicos, esta tecnología aporta innovación y competencia entre los proveedores, reforzando su diversidad y asegurando aún más la cadena de suministro.

Esta tecnología debe estar acompañada de nuevos modelos de negocio basados en una mayor colaboración entre los diferentes actores, como gobiernos, operadores, empresas de Internet o actores de otros sectores). Las alianzas y las nuevas formas de cooperación permiten mejorar la rentabilidad y reducir los costes para facilitar un despliegue más eficiente de la red. Un ejemplo de éxito de un modelo de colaboración para atraer nuevas inversiones es Internet para Todos, que se basa en el despliegue de una red móvil mayorista neutral en zonas rurales. Este proyecto reúne la experiencia de una empresa de telecomunicaciones, como Telefónica, con otros socios de diferentes sectores, como Facebook, el BID y la CAF.

Esta tríada se completa con la necesidad de innovar en los marcos políticos y regulatorios. La regulación debería eliminar todas las trabas que impidan realizar inversiones más eficientes en zonas remotas y rurales, mientras que las políticas públicas deben apoyar la viabilidad de las inversiones privadas. En este sentido, es fundamental que los gobiernos se sumen a este esfuerzo para mejorar los objetivos de conectividad.  Pero, ¿cómo? Asignando fondos públicos para el despliegue de redes en zonas remotas (no rentables) o modernizando los marcos para alinear las leyes de competencia y los objetivos de conectividad, ofreciendo incentivos fiscales y también aliviando las cargas administrativas y de concesión de permisos.

 

 

En cuanto al enfoque de la demanda, los estímulos e incentivos para el uso y la adopción de las tecnologías digitales deben orientarse a los usuarios finales, pero también a las PYMES, las startups y las Administraciones Públicas.

En primer lugar, necesitamos diferentes formas de aprendizaje para poder participar plenamente en el mundo digital. Si la conectividad es el primer requisito para acceder al mundo digital, la alfabetización digital es quizás el segundo factor más relevante para cualquier brecha. La conectividad y la introducción de las nuevas tecnologías en la educación están permitiendo añadir nuevas oportunidades de aprendizaje, universalizando y democratizando el acceso al conocimiento de calidad, y contribuyendo a la igualdad de oportunidades. Por lo tanto, son elementos clave para mitigar las desigualdades, construir economías digitales fuertes y mejorar el acceso a la información. Las empresas tienen la responsabilidad de fomentar y ayudar a sus trabajadores a adaptarse y actualizar sus competencias. En Telefónica, hemos desarrollado iniciativas en esta dirección, como Conecta Empleo, la plataforma de educación online MiriadaX o el modelo 42 basada en el aprendizaje por retos entre iguales, gratuito y abierto 22 horas los siete días de la semana.

En segundo lugar, todas las empresas deben digitalizarse, independientemente de su tamaño, para obtener lo mejor de lo que la conectividad y las tecnologías emergentes pueden aportar. Las pymes, por su importancia en el tejido económico, y las startups demandan desarrollos como servicios en la nube, soluciones de ciberseguridad y la formación que necesitan para realizar un viaje digital exitoso. Pero también las administraciones públicas deben seguir este camino de la digitalización. No podemos tener economías del siglo XXI sin administraciones públicas modernas, eficientes y digitales. Big Data, AI, Edge Computing y Blockchain son solo algunas tecnologías que beneficiarían especialmente a las administraciones públicas más eficientes (por ejemplo, Salud, Educación y Justicia) a través de conocimientos en tiempo real, la transparencia y el uso de datos.

Por último, pero no menos importante, la accesibilidad para las personas con dificultades es extremadamente relevante para lograr el objetivo de no dejar a nadie atrás. Telefónica tiene una larga trayectoria asegurando que las personas con necesidades especiales puedan acceder a los servicios que ofrecemos. Si hace más de dos décadas apostábamos por terminales fijos adaptados para ancianos y personas con dificultades auditivas y visuales, ahora el foco está puesto en los servicios digitales y en los dispositivos tecnológicos, que tienen que ser diseñados con criterios de accesibilidad. Esta premisa inspira iniciativas, como Movistar+ 5S para facilitar el acceso a los contenidos de la plataforma de televisión Movistar+ bajo un triple sistema de accesibilidad, la aplicación Mapcesible o terminales accesibles para los vendedores de billetes de lotería de la ONCE.

Por todo lo anterior, la innovación y la digitalización son grandes herramientas para aumentar el bienestar de la sociedad y reducir las brechas existentes. La responsabilidad está en nuestras manos para conseguirlo. Necesitamos un esfuerzo sin precedentes y coordinado entre los sectores público y privado, junto con formas innovadoras de conectar a las personas, y de promover la adopción de nuevas tecnologías para no dejar a nadie atrás.

 

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