Una noticia un tanto futurista dirigida a captar fundamentalmente la atención tecnológica del común humano.
Pero lo que realmente me sorprende que esté pasando de manera desapercibida a nuestros ojos son las pruebas que se están llevando en San Francisco desde el mes de agosto del año pasado y al visto bueno del regulador sobre vehículos autónomos de máxima categoría, es decir, los de nivel 4 o 5.
Para entendernos mejor, el nivel 4 implica la desaparición de la figura del conductor, que se hace completamente innecesaria en el nivel 5, al contar el sistema con un respaldo propio. Los autorizados para este test fueron Waymo de Google y Cruise de General Motors, con los denominados robotaxis. Como pocos de nosotros hemos podido tener una experiencia de este tipo recomiendo verla. Nadie niega la ingente complejidad del software que se encierra en estas construcciones. Para el caso de Waymo, vemos que, sobre una plataforma basada en Jaguar, un I-Pace, y que acumula 16 millones de kilómetros en rutas públicas y 11 millones de kilómetros en programas de simulación, aparece un complejo entorno de LIDAR y cámaras que construyen una sofisticada visión 360 grados.
Qué sucede mientras en nuestro país
Como os podréis imaginar, ya llevamos hechos nuestros pinitos desde 2020 y 2021.Lo más avanzado, a día de hoy, y desde principios de 2024 en España sería un Ford Mustang Mach E, el primer coche de nivel 2 de autonomía, y que permite circular sin tocar volante ni pedales (aunque manteniendo la atención) por ciertas carreteras autorizadas (28.500km en España). Está ya homologado en Reino Unido y Alemania, y lleva recorrido más de 160 millones de kilómetros en EE. UU. y Canadá con más de 220.000 vehículos. Y sin accidentes.
Este retraso en la incorporación del vehículo autónomo lo podríamos achacar a muchos aspectos, aunque la buena noticia es un próximo cambio normativo, que nos situaría a la cabeza de Europa, un verdadero laboratorio de pruebas, y que permitiría eventualmente disponer de coches de máxima autonomía (la 5) en 2026 en nuestras carreteras.
Otros aspectos debemos considerar
Vamos a ver muchas resistencias. Unas debidas por la propia desconfianza por incorrectos funcionamientos que finalmente produzcan accidentes. Desde la propia San Francisco se exhibe una fuerte resistencia, e inclusive, masas de personas han atacado a los vehículos en Chinatown. Es evidente, el vehículo autónomo será un fuerte disruptor del sector del transporte que se orientaría entonces a un completo servicio, con la posible desaparición o transformación de bastantes puestos de trabajo. Y esto preocupa. Las organizaciones profesionales empiezan a emitir sus opiniones y quizás tengamos una nueva batalla para los fabricantes más allá del propio vehículo eléctrico.
Pero no olvidemos que suceda lo que suceda existen dos aspectos habilitadores, y a la vez retos de toda la industria del vehículo autónomo.
El primero, la ciberseguridad, pues no podríamos entender que nuestro vehículo fuese vulnerable a ataques de terceros. Y la segunda, y es intrínseca a la primera: por muy autónomo que sea un vehículo de estas características es indispensable su conectividad, es decir, el 5G. Es un vehículo masivamente conectado, y que seguramente como caso de uso justificará la construcción y mejora de dicha infraestructura de red. Mucho más si analizamos las próximas capacidades del 5G, en sus versiones 16, 17 y 18 donde veremos funcionalidades altamente sofisticadas y denominadas NR Cellular V2X, P2V e IoT Relay que permiten una sofisticada interacción del vehículo con su entorno.
Os recomiendo no quitar ojo del volante ni de la carretera. ¡Muchos cambios se avecinan!