Pablo de Carvajal
Secretario General y Asuntos Regulatorios, Telefónica
José María Álvarez-Pallete ha presentado hoy los detalles del Pacto Digital de Telefónica, una iniciativa que el presidente de la compañía llevaba adelantando desde hace varias semanas como respuesta a la necesidad de reconstruir mejor nuestro futuro, tras la emergencia sanitaria global que está marcando el curso del año 2020. Telefónica propone este Pacto Digital como el siguiente paso en el camino evolutivo del Manifiesto Digital de 2014 por una internet libre y segura y, más recientemente, con la segunda versión del documento, actualizada en 2018, enfocada en conseguir una digitalización centrada en las personas.
La pandemia de la COVID-19 ha puesto al mundo en jaque y ha generado la mayor crisis sanitaria, económica y social en tiempos de paz desde el siglo XIX. Durante estos tiempos tan difíciles, las redes de comunicación han sido la columna vertebral de toda nuestra vida económica y social. La conectividad nos ha mantenido unidos a nuestras familias, ha ayudado a pequeñas y medianas empresas a adaptarse a una coyuntura tan excepcional y ha permitido la educación a distancia. La crisis ha evidenciado la importancia de las infraestructuras de conectividad y los servicios digitales.
“Cuando el mundo físico ha tenido que cerrar sus puertas, la conectividad ha mantenido abierto el mundo digital, convirtiéndose en la columna vertebral de la economía y de la sociedad”, José María Álvarez-Pallete
En las primeras cinco semanas de confinamiento, hemos digitalizado nuestras sociedades y economías más que en los cinco años anteriores. Pero, al mismo tiempo, este proceso de digitalización acelerada ha servido para poner de relieve las brechas digitales y el aumento de las desigualdades, especialmente en países en desarrollo con menores mecanismos de protección social. Las desigualdades son probablemente el principal desafío que tenemos que enfrentar después de la pandemia. Ante esta situación, tenemos una gran oportunidad para utilizar esta disrupción como acicate para construir una sociedad mejor que la que teníamos antes. Para ello, necesitamos ahora más que nunca un pacto para gestionar la transición digital y energética poniendo a las personas en el centro.
“Necesitamos un Pacto Digital para asegurar que las personas y las sociedades puedan beneficiarse de los cambios que está generando la digitalización, para que nadie se quede atrás en este acelerado nuevo mundo tecnológico”, José María Álvarez-Pallete
La idea del nuevo Pacto Digital supone actualizar las propuestas que Telefónica lideró en 2014 y 2018 con el lanzamiento del Manifiesto Digital para asegurar que la tecnología contribuye a mejorar la vida de las personas sin que nadie se quede atrás. La serie del Manifiesto ha contribuido a resaltar que había llegado el momento de definir las bases para una sociedad digital y de aplicar unos principios éticos y valores humanistas, con consecuencias en los ámbitos social, económico, ético y regulatorio. El Pacto Digital es una evolución de estas iniciativas impulsadas por Telefónica para reconstruir mejor nuestras sociedades y economías, tras una situación histórica sin precedentes.
El Pacto Digital supone enfoque colaborativo entre el sector público y el privado, y debe basarse en un nuevo modelo de gobernanza que sea capaz de combinar los aspectos sociales, ambientales y económicos y asegurar al mismo tiempo una transición digital sostenible a largo plazo. Sin duda, construir la recuperación tras la COVID-19 es quizá el mayor desafío desde la Segunda Guerra Mundial. El leitmotiv debe ser “¡Reconstruir y hacerlo mejor!, en el que se basa los cinco pilares y quince fundamentos del Pacto Digital:
1) Impulsar la digitalización para una sociedad y economía más sostenible:
- Utilizar la digitalización para lograr una transición verde: la digitalización debe vincular los planes de recuperación y crecimiento económico con un programa medioambiental y ser un motor clave de un desarrollo descarbonizado.
- Fomentar la innovación y acelerar la digitalización de las pymes y de la Administración pública: crear programas de gran alcance de financiación pública e incentivos financieros para el desarrollo de startups y apoyar la digitalización de las empresas, especialmente las pymes. Y diseñar e implementar estrategias de transformación digital de las Administraciones públicas para incluir el uso de la tecnología (por ejemplo, Sanidad, Educación y Justicia).
- Apoyar a los sectores y tecnologías estratégicos para reforzar la soberanía digital: diseñar planes a largo plazo para apoyar a las industrias digitales locales creando centros de excelencia de nuevas tecnologías (p.e. 5G, IA, blockchain, Open RAN) y promover proyectos de infraestructuras digitales y de datos interoperables (p.e. edge computing, cloud-computing) para lograr economías de escala y capacidades estratégicas.
2) Abordar las desigualdades invirtiendo en educación y competencias digitales y adaptando el Estado de bienestar:
- Recualificación y adaptación de competencias: crear igualdad de oportunidades impulsando acuerdos público-privados para mejorar la capacitación y la recualificación de las personas, trabajadores y estudiantes adultos, promoviendo una actitud de aprendizaje a lo largo de toda la vida.
- Modernizar la educación para una sociedad digital: impulsar la digitalización de los sistemas educativos mediante la actualización de los contenidos educativos a la era digital y crear ecosistemas público-privados para desarrollar nuevas metodologías de educación que sean abiertas y accesibles para ofrecer las mismas oportunidades a todos.
- Reformar la protección social y los marcos laborales para que las obligaciones y los derechos estén en consonancia con las realidades de una economía digital e impulsada por plataformas.
3) Construir una conectividad inclusiva y sostenible:
- Abolir todas las políticas inflacionarias del espectro y otros costes de inversión en infraestructura: dar prioridad a la cobertura, ampliar las condiciones de las licencias sin coste adicional, asignar abundante espectro en las adjudicaciones de 5G y financiar el Servicio Universal con cargo a los presupuestos públicos, en lugar de con contribuciones de la industria para aumentar la capacidad financiera de los operadores para invertir en redes.
- Apoyar políticas y tecnologías innovadoras para un despliegue rápido y eficiente de redes avanzadas de banda ancha (4G o 5G y fibra): facilitar los despliegues de redes simplificando los procesos administrativos de las obras civiles; permitir más acuerdos de compartición de redes entre operadores y facilitar el despliegue de redes en zonas rurales y remotas con decisiones regulatorias y fondos públicos como parte de las políticas nacionales de cohesión social; y fomentar la innovación en la tecnología de redes (por ejemplo, Open RAN).
- Considerar las redes de comunicación avanzadas como infraestructuras verdes que se ajustan a los objetivos del cambio.
4) Asegurar una competencia equilibrada:
- Reformar la supervisión de los mercados: garantizar la posibilidad de contestabilidad y la no discriminación en los mercados digitales dominados por un número reducido de plataformas, mediante la adopción de regulaciones y principios adecuados en materia de telecomunicaciones; y ampliar los mandatos de los reguladores de telecomunicaciones para que supervisen dichos mercados no competitivos.
- Modernizar los marcos regulatorios y fiscales obsoletos: crear un terreno de juego equilibrado para todos los agentes y servicios del mercado con relación a los impuestos, la privacidad, la seguridad y la protección del consumidor. Modernizar la normativa fiscal nacional e internacional para garantizar contribuciones justas a las comunidades locales; y erradicar los impuestos específicos del sector y las normas de privacidad injustificadas para los servicios de telecomunicaciones.
- Actualizar las políticas de concentración de operadores: las autoridades de defensa de la competencia deberían permitir una mayor consolidación intra-mercados y acuerdos de compartición de redes de los operadores de telecomunicaciones.
5) Mejorar la confianza mediante un uso ético y responsable de la tecnología:
- Crear una economía digital centrada en el ser humano: elaborar una “Carta de Derechos Digitales” para proteger la dignidad y los derechos fundamentales de las personas en una sociedad basada en los datos.
- Fomentar la confianza digital y el uso de los datos: mejorar la ciberseguridad y la ciberresistencia con la “seguridad por diseño” a lo largo de toda la cadena de valor digital; proporcionar a las personas un mayor control y capacidad de elección sobre sus datos (“ética de los datos”) y definir la responsabilidad de los intermediarios para lucharbcontra los contenidos dañinos e ilegales.
- Adoptar un enfoque basado en los riesgos para el uso de la IA y fomentar la innovación basada en los datos: crear certificaciones ex ante para los sistemas de IA de alto riesgo (como el reconocimiento facial o los vehículos autónomos) y una mayor transparencia para las aplicaciones de menor riesgo mediante un sistema de etiquetado voluntario. Modernizar las normas de gestión de datos fomentando el intercambio voluntario de los mismos, y el acceso regulado a los datos de los gatekeepers digitales dominantes que limitan la competencia.
Las últimas semanas nos han demostrado que lo increíble es posible si colaboramos y trabajamos juntos hacia un objetivo común. Es necesario mantener el espíritu de cooperación en la lucha contra la crisis económica que caracterizó los peores momentos de la emergencia sanitaria. El sector público y el privado deberán inevitablemente trabajar juntos para salvaguardar nuestra prosperidad y nuestra forma de vida.
Es el momento de sentar las bases para una sociedad y una economía más digital y sostenible. Necesitamos definir un “Pacto Digital” entre los gobiernos, las personas y las empresas para reconstruir mejor nuestras sociedades y economías.