El Cloud Computing o computación en la nube ya ha transformado la forma de trabajar de las empresas, permitiéndoles centrarse en sus competencias al tiempo que aprovechan la potencia de las Tecnologías de la Información (TI). Ahora, los centros de datos están virtualizados, se puede acceder al software de manera remota y la protección corre a cargo de profesionales de la seguridad que están de guardia las 24 horas del día.
Visto en números, la computación en la nube generó ingresos de casi 400.000 millones de dólares en 2021 y no parece que el crecimiento vaya a desacelerar.
Características de la computación en la nube
El Cloud Computing posee una serie de características que lo hacen indispensable en la actualidad, entre las cuales destacan:
Computación bajo demanda y auto–aprovisionamiento. Toda la potencia y capacidad de computación que necesitamos para el procesamiento, almacenamiento u otro objetivo está a un solo clic de distancia.
Escalabilidad y elasticidad. Podemos añadir o eliminar activos de computación, almacenamiento, redes u otros según nuestras necesidades.
Pagamos por lo que usamos. Aunque el modelo de precios varía de acuerdo al proveedor de servicios en la nube que utilicemos, todos coinciden en que se paga por lo que se utiliza.
Resiliencia y disponibilidad. Los proveedores de nube emplean arquitecturas distribuidas que minimizan los fallos en el sistema. La resiliencia se considera como uno de los atributos más importantes para obtener sistemas fiables.
Acceso desde cualquier lugar. Los usuarios solamente necesitan tener una conexión a Internet para acceder a la nube o cargar información.
Tendencias en el uso del Cloud Computing
Edge Computing
El Edge Computing es un enfoque alternativo a la computación y al almacenamiento de datos tradicional en la nube. Esta tendencia implica la construcción de datacenters para el almacenamiento y procesamiento de datos en una localización cercana donde les dará uso, con el objetivo de reducir los problemas de latencia y aumentar el rendimiento de las aplicaciones.
Idealmente, el Edge Computing se emplea para datos sensibles al tiempo y el Cloud Computing para el procesamiento de datos que no suponen urgencia.
Tecnología serverless
Si bien la computación sin servidor lleva varios años en el mercado, ahora está creciendo en importancia: especialmente porque los sistemas orientados a los microservicios facilitan la innovación y el crecimiento tecnológico en las organizaciones.
Este modelo se aleja de los sistemas monolíticos, pero además promete una forma de pago por uso que nos permite pagar únicamente por los servicios que realmente utilizamos. Más importante aún, la infraestructura escala en función de las necesidades que tenga una aplicación sin necesidad de realizar una inversión de capital significativa.
IA para el Cloud Computing
Las plataformas de aprendizaje automático necesitan una enorme capacidad de computación y un gran ancho de banda para el entrenamiento y el procesamiento de datos, algo que es fácil de conseguir a través de la nube.
La mayor parte de la IA que vemos a nuestro alrededor, como las búsquedas en Google o en los filtros de Instagram, está en la nube. De este modo, la IA y la nube están íntimamente entrelazadas, y esto será aún más cierto durante 2022 y los años que vienen.
Infraestructura híbrida
Actualmente, los mayores proveedores de servicios en la nube, como Microsoft, Amazon e IBM, están ampliando su despliegue de modelos híbridos para brindar lo mejor de ambos mundos. En este caso, los datos a los que hay que acceder con mayor rapidez y frecuencia pueden mantenerse en servidores públicos, mientras que los datos más sensibles o críticos pueden mantenerse en servidores privados donde el acceso puede ser monitoreado y procesado usando aplicaciones propias.
El futuro del Cloud Computing: pronósticos
Según las predicciones de Gartner, el gasto mundial en servicios de nube superará los 482.000 millones de dólares en 2022. No hay duda de que la computación en la nube es la columna vertebral de casi todos los servicios digitales, desde las redes sociales y el entretenimiento en streaming hasta los automóviles y dispositivos conectados que conforman el Internet de las cosas (IoT).
Ahora tenemos nuevas redes ultrarrápidas, como el 5G y el wifi 6E, que no solo sugieren una mayor transmisión de datos en la nube, sino que facilitan la transmisión de nuevos tipos de datos. A medida que las redes mejoren, también lo harán el resto de las plataformas.
En general, la tecnología en la nube hace que el resto de las tecnologías sean más ligeras, rápidas y accesibles para los clientes, un factor clave para que cada vez más empresas quieran adoptar la transformación digital y migrar sus servicios a estas plataformas.