El 4 de octubre, en Espacio Fundación Telefónica, tuvo lugar el primer evento de Policy Talks en el marco de Telefónica Policy Lab, un espacio de referencia para que expertos y personalidades del sector público y privado, del mundo académico y de la sociedad civil intercambien opiniones y experiencias sobre los principales temas que marcarán el rumbo de la era digital.
Bajo el título de “Inteligencia Artificial Creativa: Derechos de IAutor”, el evento se centró en debatir sobre los desafíos y oportunidades que la Inteligencia Artificial (IA) generativa supone para la propiedad intelectual y los derechos de autor.
Para tratar el tema desde diferentes ángulos, el evento contó con la presencia de distintas voces. Entre ellas, la de Carmen Páez Soria, directora general de Industrias Culturales, Propiedad Intelectual y Cooperación, Abraham López, escritor, cineasta y director académico de Animación y VFX en el Centro Universitario U-Tad o la del sector privado, David Hurtado, responsable de innovación en Microsoft y Clara Ruipérez de Azcarate, directora de la Unidad de Estrategia Jurídica de Contenidos de Telefónica.
Finalmente, Alejandro Touriño, socio director de ECIJA, aportó la componente jurídica al debate. Todo ello, moderado por la periodista y escritora, Marta Fernández. Carmen Morenés, directora general de Fundación Telefónica, y Juan Montero, Chief Public Policy, Competition & Regulatory Office, fueron los encargados de dar la bienvenida y presentar la iniciativa Telefónica Policy Lab.
El impacto de la primera revolución industrial en la propiedad intelectual
Marta Fernández abrió el evento aportando una visión histórica de los desafíos de la revolución tecnológica en la propiedad intelectual. Marta recordó que el debate candente sobre la propiedad intelectual a raíz del vertiginoso auge de la IA generativa es un reflejo de un debate centenario.
En 1842, en un momento de disrupción por la creación de la imprenta, Charles Dickens se dio cuenta de que se vendían copias de sus libros de forma masiva sin él recibir ningún tipo de compensación por ello. Apoyado en su popularidad e influencia, empujó para que se conocieran de forma más efectiva los derechos de autor frente a los desafíos que supuso esta nueva tecnología.
Dickens entendió perfectamente que una nueva tecnología podía cambiar todo el paradigma cultural y de los derechos de autor.
Ahora, estamos ante una nueva disrupción que impacta de lleno en la propiedad intelectual; la IA generativa.
La Inteligencia Artificial Creativa en la industria creativa
La intencionalidad es intrínsecamente humana. La inteligencia artificial no lo puede reemplazar.
¿Qué ha supuesto la irrupción de la inteligencia artificial en el trabajo de un creador como Abraham López? “Lo primero es que tengo muchas dudas y preguntas y estoy estudiando. Estoy investigando, probando”
En su visión, la IA generativa es un complemento del creador: “Tú eres Batman y la inteligencia artificial es el Batmóvil”. Se trata de una herramienta que hace más viable y productiva la elaboración de obras. El desafío no es la tecnología en sí, sino que otros creadores, más innovadores que ven el potencial de la IA generativa, la asimilen y aprendan a usarla mejor. Esto les convertiría en pioneros en la industria, dejando atrás a creadores más tradicionales o reacios al cambio.
La IA no va a reemplazar a los autores: la narrativa emocional e intencionalidad que aportan las personas es difícilmente replicable por la tecnología en la creación de obras nuevas y transformadoras. Son las personas quien aportan el factor disruptivo de la creatividad y originalidad.
En la creación hay caos. Solo el creador sabe lo que pasa por su mente.
Derechos de IAutor a debate
El panel trató de dar respuesta a la pregunta: “Están protegidas por derecho de autor las obras creadas por la Inteligencia Artificial?”
Aquí el debate diferenció dos vertientes a la hora de dar respuesta a esta pregunta. La primera estaría relacionada con lo relativo a garantizar que, en el proceso de creación, una IA generativa se alimente de datos respetando los derechos de autor o la privacidad, entre otras normativas. La segunda vertiente, objeto del debate, estaría relacionada con el output, es decir, el resultado o la obra generada por la IA generativa y su impacto sobre los derechos de autor tal cual están definidos.
Una de las problemáticas de la IA generativa es las fuentes con las que se entrena el algoritmo para generar contenidos. David Hurtado explicó que, al igual que las personas, la IA aprende. Esta tecnología no cuenta con una base de datos de imágenes, video, texto o música; sino que se la entrena anteriormente con el contenido público de Internet.
En relación a la obra creada por la IA generativa, Alejandro Touriño señaló que actualmente no hay ninguna norma que aborde directamente esta cuestión. A este respecto, Carmen Páez apuntó que mientras que Estados Unidos tiene una visión más mercantilista de la propiedad intelectual, Europa es más humanista.
A día de hoy, en España, solo se benefician de los derechos de autor las personas. No obstante, es cierto que la intervención humana en la obra generada por IA crea un dilema. Pero, ¿Cómo se puede definir el grado de intervención humana suficiente para considerar a la persona como autor? Páez explicó que esto es un concepto jurídico indeterminado, porque se tendría que revisar caso por caso.
Otro de los temas abordados fue la originalidad de la obra: si la IA ha creado una obra inspirada en otro contenido o si ha imitado diferentes aspectos del contenido con el que se la ha entrenado. Touriño indicó que, desde un punto de vista técnico, es importante poder responder a esta cuestión y abordar desde una visión del nuevo alcance masivo de la IA.
Ante la pregunta ¿cómo podemos saber si el contenido que estamos viendo o escuchando ha sido creado por IA? Touriño señaló que es necesario implementar un mecanismo de transparencia que confirme si la obra ha sido generada por esta tecnología.
Finalmente, Clara Ruipérez de Azcarate destacó la relevancia de afrontar la doble vertiente del reto y constató que el mayor desafío es la velocidad a la que el progreso tecnológico avanza. Esto acentúa la necesidad de encontrar la mejor respuesta en base a la cooperación entre todos.
Un debate con preguntas abiertas que requerirán del esfuerzo y la colaboración para canalizar un progreso tecnológico humanista.