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Tecnología contra la corrupción

La corrupción sigue siendo una de las principales preocupaciones de las sociedades. Impide el desarrollo y el progreso. En la era digital, el riesgo de que ocurran comportamientos indebidos es aún mayor. Sin embargo, la tecnología debe situarse en el lado del bien, juntando a administraciones y entidades privadas en los esfuerzos por combatir dichos comportamientos.

Tecnología contra la corrupción

Manuel Crespo de la Mata

Un enemigo global que hace necesaria una reacción activa de las empresas

El entorno empresarial internacional precisa seguridad para la inversión, y la corrupción, a distintos niveles según las circunstancias y las jurisdicciones, sigue siendo el obstáculo más relevante para alcanzar dicho objetivo.

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La normativa, el nuevo marco ESG y, lo que es más importante, su propia convicción, han colocado a las medianas y grandes empresas en la vanguardia de la guerra contra la corrupción.

La OCDE decide dar un paso

«Las empresas en la OCDE«, un activo grupo de trabajo con el que Telefónica orgullosamente colabora, ha publicado recientemente un documento destinado a trasladar la preocupación a la acción: «Stepping up the game: Tecnologías digitales para la promoción de la lucha contra la corrupción – una perspectiva empresarial«.

Este documento es el primer entregable de un proyecto que, profundizando en la evolución del ecosistema del sector privado en materia de Cumplimiento, aspira a que se reconozca la existencia de un marco actual en el que se están ganando batallas contra la corrupción. En particular, la digitalización, si bien puede implicar nuevas amenazas para la integridad, es a su vez el arma más poderosa y más razonable que puede emplearse en esa lucha.

Telefónica será parte de ese juego

Telefónica se encuentra en una posición privilegiada para desempeñar un papel en ese ambicioso escenario:

  • Por un lado, su apuesta por la tecnología no sólo es predicable de sus productos y servicios en el mercado, sino que se aplica a sus propios procesos internos.
  • Adicionalmente, Telefónica es una empresa regulada que presta servicios en países de diferentes latitudes, y su exposición a riesgos de corrupción y los eventuales daños que, de materializarse, podrían afectar a su negocio, hacen que mantenga una aproximación muy contundente contra cualquier tipo de ausencia de integridad.                          

Telefónica ha optado por cultivar ese terreno abonado. De hecho, cuenta con una larga trayectoria en la aplicación de procesos de automatización a algunos de los principales elementos de su programa anticorrupción, ya sea a partir de herramientas de gestión a escala de Grupo o, en otros casos, invirtiendo de forma directa en sistemas ad-hoc para necesidades específicas.

Acciones específicas

El documento de la OCDE ha reconocido este esfuerzo y se refiere expresamente a dos iniciativas que, desde distintas perspectivas, ilustran el planteamiento de Telefónica antes mencionado:

  • Proyecto a largo plazo destinado a perfeccionar la diligencia debida (screening) de los socios del Grupo y terceros proveedores, mediante algoritmos adecuados; este proyecto incluye un protocolo para la posterior automatización del resultado resultante.
  • Herramienta informática interna de reporting y gestión que cumple los requisitos específicos recogidos en la normativa interna de Telefónica en materia de ofrecimiento de atenciones de cualquier naturaleza a funcionarios o empleados públicos.

Tales iniciativas, que han sido destacadas explícitamente durante la presentación de la ponencia que tuvo lugar el 26 de enero de 2023, han sido seleccionadas debido a su eventual proyección en el ámbito público.

El sector público es clave

Es evidente que la participación pública en la lucha contra la corrupción es esencial, y debe ser, no sólo creíble, sino también visible.

En primer lugar, los gobiernos y las legislaciones deberían aprovechar la actividad de los grandes actores que ya están poniendo la tecnología al servicio de esa lucha. Por ejemplo, promoviendo ecosistemas organizados  en los que, con las necesarias cautelas legales, se pueda disponer de información bajo criterios de transparencia.

Además, yendo más allá de ese enfoque normativo, no debe olvidarse que existe corrupción cuando hay una mala praxis tanto en el oferente como en el aceptante, independientemente de quién tome la iniciativa. Y, en ese sentido, las administraciones, los gobiernos y los funcionarios públicos pueden convertirse en los mejores aliados posibles de los proyectos generados en el ámbito empresarial, incluidos los relacionados con la tecnología:

  • Al menos, aceptando incondicionalmente que, como parte de la relación público-privada, las empresas apliquen normas y herramientas informáticas para combatir la corrupción, incluso cuando vayan más allá de los requisitos legales; y
  • En la medida de lo posible, adoptar cada vez más esas normas y mecanismos, aunque sean menos sofisticados que los utilizados en el entorno privado.

Una misión de todos los agentes de la sociedad

En esta nueva era en la que los aspectos sociales y de gobernanza se tienen legítimamente en cuenta para un conjunto cada vez mayor de fines, la falta de integridad puede fácilmente resultar un obstáculo que haga inútiles todos los esfuerzos. Por ello, preservar la integridad es una tarea de toda la sociedad. Y, una vez más, Telefónica desea ser positivamente identificada como un agente activo y comprometido que, a través de su experiencia y conocimiento, contribuye a la consecución de dicho objetivo.

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