Hay múltiples informes que ponen en relieve este fenómeno: la riqueza se concentra en las grandes ciudades y la pobreza lo hace desafortunadamente en los municipios más pequeños, que para nuestro país se localizarían en Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha, con un 90% de actividad agrícola y un elevado paro. Y esta pobreza conlleva otros muchos problemas añadidos: la despoblación perenne, el envejecimiento, el agotamiento insistente de unas tierras que verán a sus hijos marcharse y olvidarse de ellas. Y, por consiguiente, un proceso cronificado, algo así del tipo que fue antes el huevo o la gallina, la pobreza o la despoblación.
El acceso 5G generalizado
El acceso 5G generalizado es uno de los proyectos relevantes de la UE para paliar esta problemática y fijar así la población. Y en las zonas rurales, para el 2025 se proyecta que sea de un 89,5%. Para ello la Comisión Europea ha aprobado un régimen de ayudas de Estado que permite un despliegue masivo de estas redes, en especial en zonas rurales deficitarias de menos de 10.000 habitantes.
Y aunque importante, ¿esta mejora de la cobertura (con un 51% de incremento de penetración esperada desde el 2018 para el mundo rural) será suficiente?
Mi respuesta es no. Necesitamos alcanzar grandes cifras de penetración y no en población, sino del territorio.
¿Por qué?
Hay una sencilla razón de índole estratégica. No podemos permitirnos ni un resquicio de debilidad en este sentido y que el campo no sea fuente de oportunidades. Porque existe un sector entero de la economía, el agroalimentario, que sucede en estos territorios y del cual somos referentes y punteros mundial (primer productor en la UE de ganado porcino, fruta, aceite y cítrico entre otros), con una aportación del 9,7% del PIB y que además es tractor para el sector turístico. Y porque en definitiva en el campo se produce nuestro alimento diario. Y aunque nos parezca increíble, por ejemplo, nuestro país es aún deficitario en la producción básica de productos como cereales. Por tanto, no podemos permitirnos un campo pobre, incapaz de alimentarnos en el día a día.
Agrotech
Por eso el 5G es más importante de lo que pudiéramos pensar: y no solo por la propia conectividad personal, sino como fuente y motor de la innovación del denominado “agrotech” que tiene por objetivos principales mejorar la productividad, la incorporación de la robotización y la explotación del dato en los procesos agrícolas. La agricultura podría así ser el siguiente escenario relevante de transformación digital. Y pues, veamos algunos ejemplos: invernaderos avanzados, viticultura de precisión o drones. Aunque hay muchos más.
Afortunadamente, España lidera el agrotech con un ecosistema de más de 200 empresas. Y hablamos de muchas tecnologías implicadas, si bien resaltamos una cada vez mayor interacción en la bioalimentaria junto a todo lo relativo a la IA. Aquí el 5G vuelve a jugar un papel importante: no solo por el propio campo, sino por la industria alimentaria transformadora donde se incorpora, son las denominadas fábricas inteligentes ultraconectadas.
Por eso mantengo mi idea de que necesitamos una gran penetración de 5G en el campo, de la misma forma que lo estamos consiguiendo en las ciudades. Puede parecer “naif”, sin embargo, ya existen tecnologías que permiten esta cobertura 5G plena de forma económicamente viable: tenemos, por ejemplo, los últimos desarrollos en LEO (Low Earth Orbit), que permiten, grosso modo, convertir las nuevas costelaciones de satélites a baja altura en verdaderas estaciones base con capacidad 5G, en especial para aplicaciones IOT. En breve tendremos despliegues comerciales.
Para finalizar, tenemos una visión idílica del campo. Decíamos, que al salir de la pandemia habría una vuelta masiva a éste gracias al teletrabajo. Pero no está sucediendo, por lo menos a corto plazo. Pero no importa. Porque ya sé cuál será la receta mágica para que esto pase: el 5G, con una gran penetración rural. Si antes los pueblos crecían al lado de las fuentes y de los ríos, ahora florecerán próximos a la nueva potencialidad del 5G.