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La técnica del Mago de Oz y su relación con la Inteligencia Artificial

Actualmente con la Inteligencia Artificial y la hiperautomatización se nos abren muchas alternativas de mejora en la experiencia de cliente, más allá de la propia modificación de la tarea manual por la automatizada.

Paula Martínez Roa

La creación de flujos alternativos y puntos de contacto con valor real gracias a las capacidades de la IA es el presente en las organizaciones.

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Hoy me gustaría hablar de la técnica de testeo de Mago de Oz, que considero que ayuda a reducir incertidumbres en un entorno innovador y valida hipótesis antes de embarcarnos en un proceso de cambio.

El Mago de Oz es una técnica de experimentación que fue documentado y utilizado por primera vez en 1973 por Don Norman y Allen Munro para validar un asistente de viaje automatizado en un aeropuerto. IBM en los años 80 lo popularizó con su experimento “Speech-to-text” (dictado al ordenador).

Querían conocer si el dictado al ordenador sería bien recibido por las personas. Para ello hicieron una prueba en laboratorio con varios usuarios; estos debían dictar a la máquina un discurso y en la pantalla se transcribían las conversaciones a tiempo real. Por supuesto esta tecnología no estaba desarrollada en los 80, pero para simularla lo que hicieron básicamente es que en una sala contigua un técnico escuchaba el discurso y lo escribía en un teclado que estaba conectado a la pantalla que veía el usuario.

Estaban simulando unas capacidades técnicas que en ese momento no tenían para validar la deseabilidad del concepto antes de invertir muchos millones en esa nueva tecnología. En eso consiste la técnica del Mago de Oz.

Antes de desplegar una tecnología que iguales costosa en recursos, simulas con un humano esa capacidad que realmente no está desarrollada.  El Mago de Oz se ha hecho muy popular con las interfaces conversacionales como chatbots y para interfaces que utilizan algoritmos para mostrar contenido recomendado.

Su uso en las tecnologías complejas como la IA generativa

Es muy útil en tecnologías complejas (como la IA generativa) ya que proporciona información previa sobre su deseabilidad, su utilidad y su facilidad de uso.

Por seguir con el ejemplo de IBM, la prueba reveló que el concepto “Speech-to-text” no era muy deseable en los ochenta por temas de privacidad, por lo que el teclado siguió existiendo e IBM en ese momento no invirtió muchos recursos en esa nueva forma de interacción.

La validación temprana consiguió ahorrar mucho esfuerzo, un buen concepto en ocasiones necesita que la sociedad esté preparada para ello y adelantarse es igual de perjudicial que llegar tarde.

Caso de uso

En Telefónica B2B en la parte de Energía hemos hecho nuestro Mago de Oz para validar una propuesta de valor que dependía de la Inteligencia artificial que procesa e identifica objetos en imágenes. El equipo de energía hizo del famoso mago de Oz en un piloto, mapeando manualmente esas imágenes, sin que los clientes detectaran que no había sido automático. Y así redujeron la incertidumbre de cara a la inversión.

Conclusiones

La técnica de Mago de Oz es tremendamente útil para validar, pivotar y testear conceptos disruptivos. Te animo a que la pruebes.

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