Enrique Medina Malo es Chief Policy Officer de Telefónica. Hasta 2006 trabajó como abogado del Estado para el Gobierno, el Ministerio de Ciencia y Tecnología, el Ministerio de Industria y Energía y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Entre 2002 y 2004 fue nombrado Secretario General Técnico del Ministerio de Ciencia y Tecnología. También ha dirigido la Asesoría Jurídica de RTVE (2004-2006). Digital Future Society, el think tank global cuya misión es comprender los desafíos y oportunidades jurídicos y éticos de la transformación digital, ha conversado con Enrique sobre la brecha digital y las actuaciones que lleva a cabo el sector privado para abordar este problema.
Reducir la brecha digital va mucho más allá de proporcionar una conexión a Internet. Una vez obtienen ese acceso, ¿cuál es el mayor desafío al que se enfrentan los colectivos con menos recursos?
Encontrar nuevas formas de ofrecer una mejor infraestructura para aumentar el acceso a los servicios no es suficiente si la gente no ve sus beneficios. Incluso en las zonas bien conectadas, existen importantes diferencias de género, edad, ingresos y educación en cuanto al uso de Internet. Existen dos herramientas que permiten resolver esta falta de interés:
- El desarrollo de habilidades digitales. La falta de conocimientos digitales básicos para acceder a Internet y utilizar los dispositivos, así como de conocimientos más avanzados para poder beneficiarse de todas las posibilidades que ofrecen, constituye la principal barrera para el uso de Internet en los colectivos con menos recursos.
- El desarrollo de contenidos y servicios de relevancia local. Es posible que una de las razones por las que las personas no se conectan a Internet sea la falta de servicios o contenidos relevantes disponibles en sus idiomas locales. Asimismo, la puesta en marcha de una estrategia de gobierno electrónico mediante la digitalización de los servicios públicos prestados por las administraciones constituye un gran incentivo para la adopción digital.
La asequibilidad es a menudo una razón de peso por la que la gente no utiliza Internet. Obviamente, la gente necesita poder pagar la conexión a Internet, con lo que los precios sí que importan. Sin embargo, no vemos que el coste de la conectividad sea un problema en Latinoamérica, donde Telefónica también opera. Tal y como demuestra la investigación de la Alianza para Internet Asequible (A4AI), en la mayoría de los países latinoamericanos los precios han caído considerablemente en los últimos años y, en la actualidad, se encuentran muy por debajo del umbral de asequibilidad definido por la A4AI y las Naciones Unidas. En Chile, Brasil, Argentina, Colombia y México, 1 GB de datos de acceso a Internet tiene un coste equivalente al 2 % o menos de los ingresos mensuales medios, es asequible para la mayoría de las personas que viven en estos países.
También hay que tener en cuenta que, cuando hablamos de asequibilidad o de barreras para el uso de Internet, hay otras cuestiones que también son importantes, como el coste de los equipos y dispositivos necesarios para utilizar las aplicaciones y servicios digitales. Los ordenadores, las tabletas, los teléfonos inteligentes y el suministro eléctrico necesarios para su funcionamiento deben tener un precio justo y estar disponibles para que la gente pueda beneficiarse de la conectividad de la que disponen.
Una solución puede estar en las ofertas flexibles adaptadas a los hogares con menos ingresos. ¿Qué otras estrategias está implementando el sector privado para reducir la brecha digital?
Telefónica, a través de su proyecto Internet para Todos, ha estado trabajando durante los últimos dos años en el desarrollo de un enfoque completamente nuevo e innovador para conectar a los no conectados.
La gran mayoría de los modelos de negocio existentes en telecomunicaciones y banda ancha fueron diseñados para proporcionar conectividad en zonas urbanas densamente pobladas. Los altísimos costes fijos asociados a la instalación de la red se convierten en una pesada carga para las empresas, por lo que estos son demasiado caros en las zonas rurales donde la demanda es escasa y los ingresos son más bajos. Para hacer frente a este reto, necesitamos innovar en estas tres áreas:
- Creación de un nuevo ecosistema tecnológico para reducir el coste de la instalación y funcionamiento de una red móvil en las zonas con menor densidad de población y menor consumo y uso previstos.
- Establecimiento de un nuevo modelo de negocio abierto que abra la red a todos los operadores, ampliando los servicios a zonas de menor densidad con una única infraestructura.
- Innovación en el modelo operativo, involucrando a la población local y a los emprendedores, así como a las empresas de telecomunicaciones, líderes digitales, inversores, organizaciones internacionales y bancos de desarrollo para financiar y construir de forma conjunta esta infraestructura.
El resultado de estas innovaciones ha sido Internet Para Todos (IpT) Perú, nueva empresa de infraestructura móvil rural de acceso abierto que hemos lanzado junto con Facebook, CAF y BID Invest. IpT es una empresa privada resultante de una asociación público-privada que aspira a ser sostenible y rentable.
Internet Para Todos ya ha conectado a un millón de personas en 4000 pueblos y ciudades de las zonas rurales de Perú. El objetivo y la misión de IpT es acabar con la brecha de conectividad de todo el país. El impacto social de proporcionar conectividad a seis millones de personas en Perú es obviamente enorme, pero imagínense el impacto que supondría acabar con la brecha de conectividad de toda Latinoamérica.
No existen muchos incentivos para que las compañías telefónicas operen en las zonas de bajos ingresos. ¿Qué pueden hacer las empresas de telecomunicaciones para lograr un equilibrio entre las preocupaciones comerciales y el interés general?
En realidad, lo vemos de otra manera. No vemos ningún conflicto de intereses entre las administraciones públicas, el interés general y Telefónica. De hecho, nuestros intereses son los mismos: todos queremos llevar la conectividad a todas partes, punto final. Todos coincidimos en eso, por lo que debemos encontrar una solución en la que todos salgamos ganando para lograr ese objetivo común y compartido.
La solución surge de la innovación tecnológica, tanto del modelo de implantación como del modelo de negocio, para hacer de la conexión para todos un modelo de negocio rentable y, por tanto, sostenible.
Tal y como hemos visto en las primeras fases de nuestro proyecto Internet para Todos Perú, existe una demanda sin explotar en las zonas rurales y remotas. Gracias al uso de la IA y el análisis de datos, hemos podido localizar con precisión esta demanda y, por lo tanto, instalar las redes de forma mucho más eficiente.
Evidentemente, los Gobiernos también tienen que poner de su parte y ayudarnos a lograr este objetivo. Perú contaba un régimen regulatorio específico para un operador de red rural que proporcionaba el marco legal idóneo para lanzar nuestro proyecto. Estamos seguros de que cuando se aplican las políticas adecuadas, las alianzas como Internet Para Todos Perú pueden resolver gran parte de la brecha de conectividad sin recurrir siquiera a ayudas o a fondos públicos.
En estos últimos años hemos vivido una rápida implantación del 4G y, sin embargo, las comunidades rurales y de bajos ingresos no tienen acceso a Internet o lo tienen de baja calidad. ¿Cómo pueden trabajar el sector privado y el público para llegar a estos mercados?
Abordar el reto de la conectividad no es una cuestión que deba ser resuelta solo por una de las partes interesadas, ya sea privada o pública. Telefónica es consciente de que para superar la brecha digital hacen falta cooperación y alianzas. IpT Perú cuenta con Facebook, CAF y BID Invest como socios. Este modelo de asociación abierta permite expandir esta iniciativa a otros países, con la posibilidad de contar con socios adicionales que tengan interés en las regiones específicas a las que se dirigen.
¿Cuál es el papel de las compañías de telecomunicaciones en la creación de una concienciación sobre el impacto de las tecnologías emergentes?
Telefónica es una empresa tecnológica que opera desde hace casi 100 años, lo que nos permite contar con una gran experiencia en el campo de las tecnologías emergentes y de transformación. La revolución digital está ayudando a las personas y a los organismos a progresar de formas antes inimaginables. La promesa de que las nuevas tecnologías mejoran la calidad de vida es muy convincente. Sin embargo, la digitalización impulsada por la tecnología corre el riesgo de ser considerada una forma aún más radical de globalización, lo que podría ser percibido por parte de la población de las economías desarrolladas como una fuente de desigualdad y degradación de los niveles de vida.
Nuestro objetivo es lograr una digitalización sostenible, que debe ser un proceso inclusivo que garantice que todo el mundo tenga la oportunidad de participar en un mundo conectado. Para ello, debemos guiar a las personas y a las sociedades en la transformación digital de la próxima década, haciéndolas conscientes de las nuevas posibilidades, pero también minimizando los riesgos de que haya gente que se quede atrás. La tecnología no debe aumentar las desigualdades, sino acabar con ellas.
Esto significa, en última instancia, que necesitamos la participación activa de las empresas y del sector público para gestionar el impacto social de la tecnología de la misma manera que, por ejemplo, hemos aprendido a gestionar mejor el impacto medioambiental de la industrialización en las últimas décadas. Para una digitalización sostenible se necesita un apoyo activo por medio de la modernización de las políticas públicas y una mayor responsabilidad por parte de las empresas.
Teniendo en cuenta el interés cada vez mayor por desplegar las redes 5G, ¿cómo podemos asegurarnos de que aquellos que no están conectados no se queden atrás?
El 5G llegará en primer lugar a industrias y empresas y, en una fase posterior, al público en general. Seguimos desplegando redes 4G en zonas no conectadas. Nuestro primer objetivo debería ser conectar a todos. Sin embargo, nuestro enfoque para el desarrollo del 4G en las zonas no conectadas, como es el caso de IpT Perú, ha cambiado con el fin de reducir los costes operativos y de implantación. Este nuevo modelo está preparado para el futuro y, por lo tanto, su actualización al 5G es sencilla.
Hay quien afirma que la legislación actual asfixia la innovación que trae consigo el servicio 5G, mucho mejor y más rápido. ¿A qué riesgos se enfrenta Europa si se queda atrás en la implantación de las redes 5G?
El 5G es la base de la economía digitalizada y Europa debe ir a la cabeza si quiere tener un papel importante en la economía digital. Necesitamos que Europa vuelva a liderar el proceso de digitalización y se convierta en la cuna de la próxima generación de empresas unicornio digitales. No podemos permitirnos perder el tren del 5G, ya que permitirá a las empresas tecnológicas existentes consolidar aún más su posición mientras los nuevos gigantes asiáticos siguen expandiéndose en Europa.
Para recuperar el liderazgo, la legislación es nuestra arma más importante. La regulación obsoleta es una barrera muy importante para la innovación. Por tanto, se necesitan nuevos enfoques como entornos de prueba para el 5G que permitan la experimentación y el aprendizaje del sector y de los clientes.
Esta entrevista fue originalmente publicada en el blog Digital Future Society, disponible en: https://digitalfuturesociety.com/qanda/enrique-medina/