¿Cuánto tiempo llevas en Telefónica y qué valoración haces de este tiempo aquí?
Entré en la compañía en octubre de 2005, así que curiosamente, en estos mismos días, estoy cumpliendo 18 años, mi “mayoría de edad como telefónico”. Durante estos “primeros pasos” he aprendido mucho. Y ahora tengo todo una vida por delante (también en Telefónica, claro está) para aplicar mis aprendizajes a la vida real. ¡Que se preparen! Bromas aparte, sí es verdad que lo que más valoro de mi tiempo en Telefónica es la posibilidad que he tenido de estar aprendiendo siempre nuevas cosas; muy pocas compañías te pueden ofrecer algo tan sugerente.
¿Hay algún proyecto en Telefónica del que te sientas especialmente satisfecho u orgulloso?
De casi todos los proyectos me siento orgulloso. Cuando uno se va haciendo mayor, tiende a fijarse más -cual “abuelo cebolleta”- en sus primeros momentos. Los míos fueron fantásticos. Siempre estaré agradecido a aquella Secretaría General por permitirme participar en muchos proyectos y muy variados, algunos de ellos “operaciones especiales”. Recuerdo con especial emoción mis periplos por Europa con ex compañeros únicos, haciendo cosas inimaginables para unos “pipiolos” como nosotros. De mis pasos sucesivos por Recursos Globales, la antigua TISA-Latinoamérica, y finalmente Compliance, guardo también estampas imborrables.
¿Qué crees que ha aportado Telefónica a la sociedad?
Creo que la palabra “aportar” se queda corta. Hemos sido y somos historia viva de España y de muchos de los países en los que estamos presentes. Cuando uno sale de nuestras cuatro paredes, escucha de boca de otros historias increíbles sobre nuestros edificios, nuestras redes, nuestros servicios y nuestras gentes. Telefónica es, casi inevitablemente, un actor de referencia o de paso en multitud de libros, películas, exposiciones, etc. Quizás destacaría eso: que la sociedad no habría sido la misma sin el papel que nuestra compañía supo desempeñar en ella.
¿Dónde ves a Telefónica en el futuro?
Me parece muy importante que tratemos de preservar ese papel de actor relevante en la vida de las personas. Es verdad que 100 años más son demasiados. Pero tenemos una ventaja. Nos dedicamos a algo que nunca va a pasar de moda, porque forma parte de lo más importante de cuanto somos: la comunicación con los demás. En ese sentido, podremos explorar mil y una oportunidades que contribuyan a mejorar nuestros resultados y hacernos más fuertes, pero creo que el eje central de nuestras actividades futuras debe continuar pivotando en torno a nuestra razón de ser, la que justamente define nuestra misión.
¿Podrías vivir sin teléfono móvil?
Es increíble lo que las personas podemos conseguir cuando nos encontramos en momentos de dificultad, así que supongo que un sacrificio que consistiera en vivir sin teléfono móvil durante una temporada no alcanzaría el grado de tortura. Pero hay que reconocer que sería un señor sacrificio. Yo soy de esos que, si sale a la calle a hacer una rápida gestión y se da cuenta de que no lleva el móvil, regresa de inmediato (aunque sólo sea para computar los pasos). Apenas hace tres décadas casi nadie podía prever que, treinta años más tarde, un objeto tan cotidiano y ligero como un cinturón, un reloj o una cartera de bolsillo, nos permitiera almacenar y gestionar la mayor parte de nuestra información.
Ayúdanos a resolver uno de los grandes enigmas de la humanidad: la tortilla de patata… ¿Con cebolla o sin cebolla?
Me gustan las dos, pero la prefiero sin cebolla. Es curioso. A veces los españoles inventamos cosas sin las cuales nuestra vida puede llegar a ser un infierno: la tortilla, el jamón, las persianas (no sé si las inventó un español, pero ¿por qué nadie las usa fuera de España?)… Otra de esas cosas es Telefónica.
Nomina a otro compañero para aparecer en esta sección
Antes de nada, agradezco la entrevista, y a quien me ha nominado para ella (aunque, David, que sepas que te he tomado la matrícula). Lo mío es mucho más fácil: nominar a alguien que tenga más gracia que un tipo que se dedica al Compliance no tiene mérito alguno; cualquiera lo haría mejor. En todo caso, creo que toca “abrir el campo”, “repartir juego”, y por ello me gustaría nominar a Elena Maestre; no tengo el gusto de conocerla demasiado, pero intuyo que es perfecta, con su experiencia y desde su nuevo y desafiante rol, al otro lado del océano, para exponerse a tus preguntas.