Las playas inteligentes o smart beaches son arenales en los que la tecnología y la innovación se han incorporado en beneficio del entorno y de los usuarios. No se trata solo de disponer de puntos de conexión WiFi casi en la orilla, algo que ya es una realidad en varios puntos de nuestra costa. El fin es avanzar en la digitalización de estos espacios para ofrecer servicios de alto valor añadido a la población y los turistas y mejorar así la experiencia gracias a una gestión más eficiente.
Siguiendo el modelo de smart beach definido por la Organización Mundial de Turismo OMT, los beneficios de una verdadera playa inteligente giran en torno a la accesibilidad, la sostenibilidad y, por supuesto, la seguridad, siendo este último uno de los más valorados por los visitantes.
La playa inteligente es, por tanto, más accesible. Y avisa de la temperatura y calidad del agua, de cuánta gente la ocupa y de los protocolos Covid-19 que hay que seguir para garantizar entornos seguros desde el punto de vista higiénico y sanitario. Esto es posible gracias a, entre otras, soluciones e iniciativas como estas:
Plataforma de reservas
Se trata de una solución efectiva en aquellas playas en las que exista limitación de aforos. El año pasado se puso en marcha en las playas de Benidorm demostrando su eficacia a la hora de evitar la saturación de bañistas y distribuir su flujo a lo largo del día. En esta experiencia pionera las reservas debían realizarse con 24 horas de antelación escogiendo fecha y turno, playa, sector y parcela, descargar la entrada y acudir al punto de validación con ella. Este proceso se podía hacer tanto online como de manera presencial en tres puntos físicos del municipio.
Videovigilancia y tecnología de conteo
El año pasado, en el contexto de desescalada y control de aforos, Telefónica desarrolló un software de videovigilancia, con cámaras IP y tecnología 4G, que permite detectar en tiempo real las zonas ocupadas y las que están libres en una determinada playa. Con este sistema es posible saber en todo momento qué porcentaje de ocupación hay y, en caso de llegar a un determinado aforo, avisar a la población para que no acuda a la playa. Este tipo de sensores se implementaron con éxito en ciudades como Santander, donde además se instalaron monitores y semáforos en los accesos a las playas reglados que informaban sobre el grado de ocupación de los arenales. Igualmente, en Salou 20 cámaras inteligentes con tecnología deep learning permiten conocer en tiempo real el estado en el que se encuentran los distintos sectores de la playa simplemente accediendo a platges.salou.cat.
Drones de vigilancia y salvavidas
Frente a la necesidad de controlar el aforo y el comportamiento de los usuarios en las playas, en poblaciones como Conil de la Frontera (Cádiz) o Sagunto (Valencia) se optó por la combinación de drones e inteligencia artificial, capaz de facilitar tanto la gestión como la recopilación de información para determinar el estado de las playas. En materia de seguridad, los drones pueden ayudar a determinar los espacios libres en las playas y efectuar labores de vigilancia y control que ayuden al equipo de salvamento. En muchos sitios de nuestro litoral los drones ya son capaces de adelantarse al socorrista para entregar un flotador a la persona en apuros o de transmitir información a sus compañeros humanos para que estos pueden evaluar mejor la actuación de rescate.
Webs y aplicaciones móviles
Algunos municipios utilizan aplicaciones móviles para mejorar la accesibilidad y seguridad en sus playas y brindar información de valor a los usuarios sobre la calidad del agua y su temperatura, la presencia de medusas, el índice de rayos ultravioleta, el viento o la ocupación. Un ejemplo es Aforo Costa del Sol, web y app móvil que permite consultar el estado de todas las playas de la Costa del Sol. En esta misma línea, Palma de Mallorca creó la app Playas Seguras, con información sobre las restricciones y medidas de seguridad vigentes o las condiciones climatológicas.
Playas más sostenibles
Las soluciones algorítmicas centradas en el análisis de datos, así como la sensorización de las duchas y otros puntos de distribución de agua, aportan mejoras significativas en la eficiencia del uso de este recurso. Esto conlleva una reducción del estrés hídrico de las playas, resultando por tanto más sostenibles y amigables con el medio ambiente. Igualmente, la digitalización puede ayudar a gestionar de una manera más eficiente la electricidad, los residuos o el aparcamiento (al dar información real sobre las plazas disponibles se ayuda a reducir las emisiones de CO2 y el consumo de combustible).
Sensores de medición
Esta variedad de indicadores se puede registrar gracias a distintos sensores de medición entre los que destacan además los sensores de sustrato (para conocer la temperatura, calidad y limpieza de la arena), las batimetrías de monitorización (para monitorizar el fondo marino en tiempo real), las boyas inteligentes (encargadas de controlar los límites de las zonas de baño y la proximidad de embarcaciones, para así poder prevenir accidentes. También monitorizan la calidad del agua, y su temperatura, y ayudan a la detección de presencia de medusas) y los sensores UVA (para medir los niveles radiación y su variación).
Digitalización de la información turística
Aunque ya se venía haciendo, la pandemia también aceleró los procesos de digitalización en materia de mapas, folletos o catálogos lo que redunda en mayor accesibilidad, menor impacto ambiental y reducción de costes. Los códigos QR se han convertido en un elemento imprescindible para acceder a una gran variedad de información sin necesidad de contacto físico y junto a ellos ha proliferado también la cartelería informativa digital, con grandes pantallas y paneles.
Accesibilidad e inclusión
Algunas de las soluciones tecnologías mencionadas, como las apps y los nuevos servicios de información pueden ayudar a que las playas sean más accesibles para todos. Pero es que además existen soluciones especialmente diseñadas para personas con movilidad reducida o discapacidad visual. Un ejemplo son las rutas guiadas mediante realidad aumentada y dibujadas a partir de inteligencia artificial.
Además de estos servicios e iniciativas, las nuevas tecnologías en las playas inteligentes sirven también para el seguimiento y control de vertidos y la detección de zonas de alta peligrosidad. Igualmente, son destacables las experiencias con cargadores públicos para dispositivos móviles basados en energía renovable y los sistemas de geolocalización de personas y/u objetos sensibles.
5G, Big Data, Cloud, Internet de las Cosas, Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas… han llegado a nuestras playas para sintonizar con la demanda y los nuevos hábitos de consumo. Las posibilidades son infinitas y el turismo de sol y playa ya nunca volverá a ser como antes.