Cada día, nuestras interacciones nos plantean preguntas aparentemente inocuas, cada vez que escogemos ver una película en una plataforma online, o cuando respondemos en redes sociales cuestionarios de juegos como: «¿Cuál es tu destino ideal?», «¿Tu signo es compatible con cuál?», «¿Eres de montaña o de playa?». Toda esta información personal se expone al mejor postor con un simple click, o al responder que prefieres hamburguesas en lugar de pizzas.
Esta sociedad basada en datos e inteligencia artificial es un lugar donde deben coexistir diversas actitudes frente a la tecnología. Avanzar en este mundo puede ser complicado, especialmente cuando el FOMO (miedo a perderse algo), el JOMO (alegría de perderse algo) y el rechazo total a la inteligencia artificial están presentes. Mientras algunos temen quedarse atrás en la adopción de nuevas tecnologías, otros se sienten cómodos evitando la IA por completo, y todavía hay quienes la rechazan sin darle una oportunidad.
Entre estos extremos, estamos aquellos que vemos el potencial de la IA y queremos avanzar con prudencia, comprendiendo su alcance y usándola como una herramienta para progresar. Esto requiere un enfoque equilibrado que reconozca tanto las oportunidades como los desafíos, y que permita a la sociedad evolucionar de manera sostenible, sin sacrificar la privacidad ni la seguridad de las personas.
El poder de la inteligencia artificial
Para mí, la inteligencia artificial tiene un gran poder, capaz de ser transformador o destructivo, dependiendo de cómo la utilicemos. En especial, la IA generativa se presenta como un nuevo compañero, lleno de energía y empatía, dispuesto a ayudarnos a ver el mundo desde perspectivas frescas. Esta tecnología puede actuar como una memoria infinita, capaz de simplificar tareas rutinarias y recordarnos cosas importantes, permitiendo que nos enfoquemos en actividades más creativas y significativas.
Mi experiencia con la inteligencia artificial
Trabajar con la IA me ha dado más tiempo para pensar, para crear y para desafiarme a mí mismo a encontrar mejores ideas. Sin embargo, esto no significa endiosar la IA, sino entender que es una herramienta poderosa pero no una solución para todo. Necesitamos usarla con practicidad y realismo, sin caer en fanatismos ni negacionismos.
Hablamos de los valores que nos impulsan como sociedad y de cómo influirán en los avances tecnológicos y la inteligencia artificial, pero la verdad es que el ser humano siempre ha soñado con el futuro, algo que vemos reflejado en las películas de ciencia ficción. Sin embargo, por alguna razón, en muchas de estas películas, el resultado es siempre guerras o situaciones donde unos buscan dominar a otros, en un mundo donde no todo es blanco y negro, y donde a veces no se sabe quiénes son los buenos y quiénes los malos.
De ahí la necesidad urgente de comités de ética y responsabilidad en IA, y por qué se hace tan importante la adopción de valores como SUM (conectar, proteger, cuidar y respetar) y la aplicación de principios como FAST (justo, responsable, seguro y transparente). Es vital porque sin ello, no estaríamos velando por nuestra propia supervivencia. En este sentido, Telefónica ha sido pionera al crear unos principios éticos para la IA de aplicación en toda la compañía.
Siempre parece que hay una lucha de poder entre aquellos que desean controlar este enorme potencial tecnológico, y es esencial asegurar que nuestra realidad no se acerque a una ciencia ficción distópica. Espero sinceramente que la realidad sea diferente a esas películas distópicas y que realmente podamos aplicar los principios de FAST y SUM. Pero también deseo que no gastemos toda nuestra energía protegiéndonos de aquellos que usan la tecnología para propósitos dañinos, y que en lugar de eso, nos enfoquemos en avanzar en áreas cruciales como la medicina, la educación, y, por supuesto, nuestro futuro.
Sí, puede sonar como una carta a los Reyes Magos, pero es difícil no sentirlo así cuando vemos cuánto podríamos progresar con la IA y luego nos damos cuenta de que el mundo sigue dividido por guerras, la fabricación de armas y la lucha por el poder. Mientras tanto, deberíamos estar buscando la cura para el cáncer y otras enfermedades mortales, o mejorando la educación para que dejemos de ser autómatas y desarrollemos el pensamiento crítico que necesitamos para usar la IA de manera ética y responsable.