En su último post, Alberto Andreu, Chief Reputation & Sustainability Officer de Telefónica, decía que la acción social ha desplazado a la RSC. En torno a ella, «se ha generado un ‘efecto halo’ asociado a los programas sociales, a la filantropía empresarial, al “buenismo”… que ha ‘secuestrado’ su verdadera naturaleza: la gestión íntegra y ética de las multinacionales en el proceso de globalización, la identificación de nuevas oportunidades de mercado con impacto positivo en la sociedad, o la gestión de riesgos derivados del negocio en aspectos sociales, económicos o ambientales».
Antonio Argandoña, profesor de Economía y titular de la Cátedra ‘la Caixa’ de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo del IESE, da un paso más y habla en su blog de las partes implicadas en esta desvirtuación del concepto de la RSC:
Primero, los profesores, consultores y expertos en RSE, que acabamos dando premios a las empresas que hacen acción social, y lo llamamos RSE. También porque enseñar a las empresas a gestionarse bien es mucho más difícil que decirles que tienen que dedicar dinero a su acción social.
Segundo, los medios de comunicación en RSE que, con escasas aunque honrosas excepciones, llenan sus páginas, reales o virtuales, con noticias de acción social, porque son las que les dan las empresas, y porque las empresas quieren que salga eso para justificar lo que hacen.
Por tanto, tercero, las empresas mismas, empezando por (algunos de) sus directivos de RSE, que no saben explicar qué es la RSE y prefieren hablar de acción social, porque eso lo entiende todo el mundo (empezando pro sus propios directores generales, que no se han enterado de qué es la RSE, pero que sí entienden que la acción social les da reputación -en mala hora inventamos esta palabra, referida a la RSE)
Cuarto, las ONGs, fundaciones y empresas sociales, que quieren que las empresas dediquen una parte importante de sus fondos de RSE para la acción social que ellas llevan a cabo.
Aquellos polvos trajeron estos lodos, concluye Argandoña, quien considera que nos costará mucho remontar y nos pregunta si habrá que buscar otra palabreja.