Estos retos –ha explicado Yvo De Boer, asesor global en Cambio Climático y Sostenibilidad de KPMG- son el aumento de la población, su desplazamiento a las ciudades, el incremento de la clase media, la inseguridad alimentaria, el cambio climático, la mayor demanda de la energía y la volatilidad de los mercados de combustibles fósiles, la escasez del agua y otros recursos naturales, la destrucción de los ecosistemas y la deforestación. Y plantean riesgos físicos, competitivos, regulatorios, sociales y sociales pero, lo más importante, generan oportunidades para las compañías: “Reducir costes, aumentar eficiencia, crear nuevas alianzas con gobiernos, innovar y mirar el negocio de modo diferente”.
En la importancia de las alianzas público-privadas insistieron tanto el Secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Jesús Gracia, quien además ha anunciado que el viernes se llevará a Consejo de Ministros el Plan Director de Cooperación Española para los próximos cuatro años; Sue Bird, coordinadora de Políticas de RSC en la Dirección General de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión de la Comisión Europea; Diana Chávez, directora del Centro regional de América Latina y Caribe de Apoyo a la Red del Pacto Mundial – ONU, y Alberto Andreu, director de Reputación Corporativa, Sostenibilidad y Relaciones Institucionales de Telefónica, quien se ha referido a la necesitar de crear ecosistemas de colaboración con gobiernos, sociedad civil, asociaciones, etc.
Un ejemplo de oportunidad lo ha dado José Luis Blasco, socio responsable de Cambio Climático y Sostenibilidad en Europa, Oriente Medio y África de KPMG: “Para responder al crecimiento previsto del 14% de la población en Latinoamérica hasta 2025, se requiere una inversión del 9% del PIB en infraestructuras y empresas que las ejecuten de modo responsable, contribuyendo al desarrollo, con altos estándares ambientales…”.
Para Amadeo Petitbó, director de la Fundación Rafael del Pino y vicepresidente de la Red española del Pacto Mundial-ONU, las empresas que atienden los temas de la RSC y la reputación, son vistas por los clientes y los ciudadanos con mejores ojos y esto puede permitirles conservar su fidelidad e incluso elevar los precios, lo que puede reportarles más beneficios que si no se preocupan de dichos asuntos. Por tanto, la sostenibilidad compensa. Ahora bien, en su opinión, “son los accionistas y no los administradores de las compañías, quienes deben decidir sobre las iniciativas de RSC”.
Por su parte, Andreu ha explicado que “la acción social ha secuestrado a la RSC. Debemos evolucionar hacia el concepto de sostenibilidad para vincularla a la gestión íntegra y ética de las multinacionales en el proceso de globalización, que es lo que realmente aporta valor“. En concreto, citó las siete palancas de valor que ha identificado el MIT en un estudio: incrementar los precios, ahorrar costes, actuar de palanca para contratar personas, aumentar la cuota de mercado, entrar en nuevos negocios, y reducir la prima de riesgo y el coste de capital.
A partir de aquí, cada empresa, en función de su sector y los países en los que opera, debe ver los riesgos y las oportunidades para contribuir a la salida de la crisis. “En el caso de Telefónica, en Europa, hemos apostado por fomentar el emprendimiento de los jóvenes con el fin de ayudar a crear empleos, y en el caso de Latinoamérica, por la educación y la erradicación del trabajo infantil”, ha añadido Andreu.
En general, en Latinoamérica, según ha explicado Diana Chávez, las prioridades de las empresas para 2013 son, «además de las alianzas público-privadas, los temas ambientales y la anticorrupción. Los sectores que más se volcarán en sostenibilidad son el extractivo y el de tecnología. Y del tradicional reto de la reducción de la pobreza se está evolucionando a la creación de riqueza”.