Los retos generacionales: una reflexión personal

Ser mujer es un reto. Frase hecha parece, pero no lo es, en mi opinión. Porque ser hombre también es un reto. 

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Laura Isabel Pais Seguir

Tiempo de lectura: 4 min

Pero hay diferencias que nos hace ser fuertes y perseverantes hasta conseguir nuestros objetivos. Y aquí una de las diferencias y también primera dificultad. Que siempre nos proponemos muchos objetivos por nuestra estructura cerebral.

Los objetivos en la juventud

A mis 25 años con la carrera de ingeniería mi objetivo era trabajar en obra: dirigir y gestionar construcciones. Qué difícil fue para mí conseguirlo. Era el comienzo del siglo XXI y ese trabajo seguía siendo mayoritariamente dirigido para hombres y entrar era complicado. Secretaria, administrativa, y hasta puestos de prevención, era para lo que primero te cogían. Y las mentalidades no ayudaban. No me veían como alguien con la capacidad de gestionar a otros hombres y era más fácil no cambiar lo que había por miedo, prejuicios, etc. Pero he aquí el reto generacional de algunos hombres: confiar en mujeres para este trabajo.

Yo agradezco a mi primer jefe haber confiado en mí. En 3 años trabajando acabe dirigiendo un departamento de jefes de obra y contratamos a más mujeres. Éramos muy trabajadoras y queríamos estar ahí y eso hacía que nos esforzáramos mucho a pesar de que nuestro salario era inferior.  Una injusticia, ¿no? Era un comienzo, ya lucharíamos por esa igualdad salarial cuando demostráramos nuestra valía y nuestro mayor tesoro. Para mí, la gestión y organización redujo costes a la mitad de las obras, por lo tanto, los beneficios se duplicaron. Esto generó cierto recelo en otros compañeros que querían el puesto. Personalmente sufrí porque todavía, a pesar de todas las ganancias que había generado, seguía justificando porque me mantenían ahí y no ponían a un hombre.

Durante esa etapa otro objetivo era ganarme el respeto del equipo de trabajo. Fue complicado y tedioso. Trabajaba en el montaje de aerogeneradores con mayoría de técnicos hombres. Tenía que estudiar más los procedimientos, pasar más horas en la obra que nadie. Demostrar y hacerles ver que no sólo ellos eran profesionales por lo que hacían. Que gestionar era un trabajo complicado y que merecía el mismo respeto. 

Así que te pasas mucho tiempo justificando porque debes estar ahí a los de arriba y a los de abajo. Esto es cansado, ninguna mujer ni hombre debería dedicar su tiempo a justificarse.

Este 2025 cumplo 50, y mi primer reto es disfrutar de mi mejor momento. Esta edad tienes cambios en tu cuerpo y mente, pierdes potencia, creo que ahora no podría mantener esas luchas a pie de obra de mi juventud, pero gracias a mis nuevas ganas, resistencia y sabiduría, mis luchas son de manera distinta, más audaces, más inteligentes, y mi trabajo suele luchar más que mis palabras. Y no solo quiero seguir mejorando laboralmente, quiero cuidar mi cuerpo, tener más masa muscular y estar más ágil. Soy pequeña y aunque siempre he estado en forma quiero seguir subiendo las escaleras de mi edificio En Telefónica corriendo y con aire.

La importancia de cuidarse

También quiero seguir durmiendo mis horas y levantarme por la mañana para meditar.  Eso me mantiene centrada y me ayuda a que los problemas que surjan durante el día los afronte de la mejor manera posible. Y no solo mi cuerpo pide más. Mi mente está más inquieta. No quiere conformarse con lo que sabe hoy, quiere más. El reto es convertir esa inquietud en positiva. Quiero seguir aprendiendo, quiero avanzar, mejorar, aprender de los más jóvenes y de los que tienen más experiencia que yo. Ser más humilde profesional y personalmente para que no haya barreras. 

Dejé de hacer caso a personas que creen que, a esta edad estas en tu tope, decidí presentarme a una convocatoria de Telefónica, de la que estoy aprendiendo mucho. Nuevas pruebas, entrevista personal, formación. Comenzaré en 2025 un nuevo rol. No se donde me llevará, o si realmente es lo que busco, pero se que es lo que quiero. No me quedaré esperando, lucharé por mejorar y seguiré demostrando que valgo para que lo que me pongan por delante.

Como siempre que hago reflexiones, y tomo decisiones que cambiarán mi vida cómoda actual, miro a mi alrededor, vuelvo a leer un libro que me recuerda que seguir luchando es importante, no por mí, sino por las mujeres que vendrán. Os recomiendo “Pelea como una chica”, de Sandra Sabatés. Admira a 31 mujeres ilustres y valientes que lucharon para abrir caminos: “queda mucho por conquistar, y sus vidas son nuestra mejor inspiración. Un fabuloso legado para las que venimos y vendrán después”.

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