En este contexto, las relaciones institucionales desempeñan un papel clave en la construcción de alianzas y la anticipación de desafíos, teniendo una voz activa en el diálogo para la formulación de políticas públicas, fortaleciendo así la reputación corporativa.
Si antes el área de Relaciones Institucionales se entendía como parte del ámbito más amplio de las relaciones públicas, o como un complemento a la actuación jurídica o regulatoria, hoy es reconocida como un frente estratégico esencial. Como destaca Riera Creus (2024):
«Las acciones de relaciones institucionales forman parte del plan estratégico de muchas empresas, instituciones y entidades de todo tipo. Porque, además de reforzar los legítimos intereses de estas y aumentar la fluidez relacional con sus ‘stakeholders’, permiten mejorar su conocimiento, imagen pública y notoriedad y legitiman sus políticas institucionales.»
Las relaciones institucionales no son solo un departamento dentro de la empresa, sino un eje estructural de la gobernanza corporativa y su estrategia. Las empresas que invierten en esta área fortalecen su resiliencia, mejoran su capacidad de gestión de riesgos y reputación, y garantizan la evolución del entorno jurídico y regulatorio de manera proactiva.
El vínculo entre empresas y sociedad
Las relaciones institucionales son la interfaz estratégica de las empresas con gobiernos, organismos reguladores, sociedad civil y otras instituciones. Su objetivo es representar los intereses empresariales, garantizar legitimidad en el mercado y construir un entorno de negocios sostenible.
Las empresas enfrentan un escenario de incertidumbre creciente debido a nuevas dinámicas económicas, cambios regulatorios, el impacto del cambio climático y avances tecnológicos disruptivos. Aquellas que construyen relaciones institucionales sólidas gestionan mejor estas variables, asegurando previsibilidad en las transformaciones sociales y mitigando riesgos.
Fortalecer las relaciones institucionales implica crear conexiones estratégicas con stakeholders, ya sean del sector público o de otros ecosistemas, incluyendo entidades, el mundo académico y formadores de opinión. Para ello, la transparencia y una comunicación eficaz son fundamentales. Las empresas que mantienen un diálogo abierto y rinden cuentas de manera objetiva ante la sociedad construyen credibilidad y consolidan su posición en el mercado.
Además de fortalecer la reputación corporativa, una articulación institucional efectiva permite a la empresa tener una voz activa en los debates sobre políticas públicas estructurales y regulaciones que impactan directamente en su sector. Esta actuación contribuye a generar un entorno más seguro para la inversión y la innovación. En momentos de crisis, la capacidad de respuesta también se vuelve más ágil. Relaciones bien establecidas con el sector público facilitan la ejecución de acciones emergenciales, minimizando impactos operacionales y preservando la confianza del mercado.
Asimismo, la colaboración con universidades y centros de investigación impulsa la innovación y la competitividad, siendo un eje clave para integrar a la empresa en cadenas locales y globales de innovación. Del mismo modo, las compañías que alinean sus relaciones institucionales con iniciativas concretas de sostenibilidad ambiental, responsabilidad social y gobernanza corporativa refuerzan su posicionamiento como agentes de transformación, generando valor tanto para el negocio como para la sociedad.
El compromiso con la sociedad civil también fortalece la reputación corporativa. Las alianzas con ONGs, asociaciones y comunidades refuerzan el compromiso social y ambiental de la empresa, ampliando su impacto positivo.
La actuación institucional de Vivo
En el sector de las telecomunicaciones, Telefónica demuestra cómo las relaciones institucionales son esenciales para la estrategia de una empresa global. La compañía mantiene un diálogo activo con gobiernos, reguladores y demás stakeholders, garantizando un entorno de negocios sostenible y adaptándose a las regulaciones de cada país. Este compromiso permite que Telefónica participe activamente en debates sobre conectividad, innovación e inclusión digital, consolidándose como un referente en temas como inteligencia artificial, economía del dato y transformación tecnológica. En este contexto, el equilibrio entre prioridades globales y regulaciones locales se convierte en un factor clave para la sostenibilidad del sector.
Este trabajo se basa en la visión de que la digitalización debe tener un impacto cada vez más profundo en el país, en el gobierno, en los sectores productivos y en la sociedad. Esta transformación debe ser elevada al nivel de una prioridad de Estado, como una herramienta esencial para acelerar el desarrollo económico y la inclusión social a través de la digitalización. Se trata de un debate estratégico que va más allá de las políticas sectoriales: es la construcción efectiva de una Agenda Digital, clave para posicionar al país a la vanguardia de las nuevas economías, innovaciones tecnológicas y transformaciones sociales.
El trabajo del área también es fundamental en momentos de crisis. En 2024, en España, Movistar respondió rápidamente a las fuertes lluvias en Valencia, restaurando la infraestructura de telecomunicaciones en tiempo récord [1]. En Brasil, Vivo actuó de inmediato tras las inundaciones en Rio Grande do Sul, garantizando conectividad de emergencia en áreas críticas, ofreciendo acceso gratuito a las redes móviles para los afectados, restaurando los servicios en colaboración con otros actores del mercado y apoyando al gobierno estatal en la reconstrucción de escuelas afectadas por la tragedia
Estos ejemplos demuestran cómo una estrategia institucional bien estructurada no solo preserva la continuidad operativa, sino que también refuerza el compromiso de la empresa con el país.
Conclusiones
Las relaciones institucionales son un diferencial estratégico para las empresas que buscan competitividad y sostenibilidad. Fortalecen la capacidad de gestión de riesgos, amplían el debate sobre políticas públicas y crean previsibilidad en el entorno de negocios, siendo una parte fundamental de la comunicación, estrategia y gobernanza empresarial.
A medida que se aproxima cada vez más al ámbito estratégico corporativo, garantiza resiliencia, innovación e impacto positivo en la sociedad. Las empresas que adoptan este enfoque, integrando de manera amplia las relaciones institucionales en su negocio, no solo se destacan en el mercado, sino que también contribuyen a un entorno más sostenible para todos.