Antes de conocer cómo se puede aplicar la realidad virtual (VR) al arte y a la cultura, ¿en qué consiste exactamente esta tecnología?
La realidad virtual se puede definir como la capacidad de llevarnos a mundos alternativos digitales en los que dejamos de percibir el mundo real debido a la inmersión total a la que llegamos con ayuda de accesorios como gafas, mandos, guantes, auriculares o incluso trajes hápticos.
El desarrollo de dispositivos más ligeros, así como la mejora de la resolución y la calidad visual hace prever un futuro en el que los límites de la realidad virtual pueden ser inimaginables para nuestros estándares de hoy en día.
La realidad virtual (VR) cuenta con innumerables aplicaciones en diferentes ámbitos, desde el educativo hasta el del entretenimiento vinculado al mundo del deporte pasando por el cultural y artístico.
En este último es en el que vamos a centrarnos.
Conciertos en VR
Al hilo del desarrollo de dispositivos que comentábamos anteriormente, podemos puntualizar que para disfrutar de un concierto en realidad virtual contar con los de última generación (que además, generalmente, son los de mayor costo) no es un requisito imprescindible para disfrutar de estas experiencias inmersivas musicales.
¿Pero qué entendemos exactamente por un concierto de realidad virtual?
Por un concierto VR podemos entender simplemente desde uno que se disfrute con auriculares de esta tecnología hasta otros que presenten proyecciones de acción mediante vídeos de 360º. Debido a que esta técnica registra todos los ángulos de un entorno, se puede simular el movimiento dentro del área.
Pero puede llegarse más allá: no solo asistir a un concierto como si se estuviera en la realidad física; ofrece posibilidades como vivir el evento en pleno escenario experimentando una vivencia cultural en la que, gracias a la tecnología, desaparecen las distancias e incluso los límites del tiempo.
Algunos ejemplos de conciertos de realidad virtual son las actuaciones de Ariana Grande en Fortnite, Justin Bieber en Wave o Billie Eilish en Meta Quest.
Realidad virtual para museos y exposiciones
Aunque pueda haber quienes argumenten que visitar un museo de forma virtual nunca podrá ser lo mismo que hacerlo físicamente, lo cierto es que la eliminación de las distancias físicas aumenta considerablemente las posibilidades de acceso a un elevadísimo número de personas que no pueden desplazarse hasta la institución en cuestión.
En líneas generales, estas son las principales aplicaciones de la realidad virtual en los museos:
Visitas virtuales a exposiciones
Para los amantes del arte, recorrer las grandes pinacotecas del mundo puede dejar de tener un coste económico asociado a los desplazamientos a las diferentes ciudades que las acogen.
Con unas simples gafas de VR se puede visitar cualquier museo o exposición, con la ventaja añadida de que no hay límites temporales que nos impidan extendernos en nuestra sala favorita todo el tiempo que queramos.
Podremos incluso visitar exposiciones temporales que físicamente ya no estén disponibles en los edificios que albergan los museos.
El Museo del Prado, por ejemplo, permite explorar sus salas de manera virtual con la mejor calidad de la imagen e incluso con los tours de audio de la mano de los comisarios.
Experiencias interactivas con obras de arte
Un paso más de la aplicación anterior en la experiencia interactiva específica con obras de arte en concreto y no con la institución que las acoge.
Y es que la realidad virtual permite prácticamente introducirte dentro de las obras para poder conocerlas y estudiarlas con todo lujo de detalle, con posibilidades de exploración de 360 grados o incluso manipular virtualmente objetos.
Esta interactividad genera un mayor grado de interés y participación de los visitantes, con las ventajas que esto puede suponer igualmente en ámbitos como el educativo.
Un ejemplo de esta posibilidad es la opción de contemplar La Gioconda más allá del icono para explorar todo lo que hay detrás del archiconocido retrato realizado por Leonardo da Vinci.
Recreaciones históricas
Para contextualizar obras y concebirlas con las dimensiones históricas del momento en las que se generaron, las recreaciones históricas son una aplicación útil de la realidad virtual al mundo cultural.
También museos de otra índole, como los de ciencias naturales, pueden verse beneficiados por este uso al permitir a los visitantes trasladarse a los ecosistemas específicos de la flora o la fauna. Una posibilidad que puede conjugarse con la recreación histórica en el caso de estar hablando de especies animales extinguidas.
Un ejemplo de estas recreaciones históricas es el castillo de Loarre, una edificación medieval del siglo XI (famosa también por ser la prisión de la serie El ministerio del Tiempo) que ofrece la posibilidad de visitarlo desde cualquier parte del mundo sin necesidad de desplazarse a la provincia de Huesca gracias a la realidad virtual.
Nuevo arte virtual
Además de las opciones diferentes para disfrutar del arte ya existente, la realidad virtual también permite la creación de nuevas obras.
Estas novedosas formas de expresión artística incluyen el diseño de entornos originales en los que se generan experiencias virtuales multisensoriales en las que los visitantes no son mejor sujetos pasivos, sino que se implican como parte activa de la instalación artística.
Unas nuevas realidades artísticas que también comparten su espacio con otras tecnologías crecientes como los NFTs y el metaverso.
Conclusión
Sin entrar a valorar cuestiones más subjetivas como si el grado de disfrute de un evento virtual puede ser comparable al real, lo que desde luego es innegable es que el avance de la tecnología en general y de la realidad virtual en particular permite una difusión mayor de eventos culturales o exposiciones que históricamente han estado acotados a la disponibilidad física de acudir a los mismos.
