Ayer se cumplió un año de la tragedia de Rana Plaza en Bangladesh, un derrumbe que se cobró más de 1.130 vidas, afectó a más de 2.500 heridos y atrajo la atención internacional para definir e implantar, de manera urgente, medidas de prevención y reparación a las víctimas.
Doce meses después los avances conseguidos son escasos, según se desprende del estudio realizado por el Centro de Empresas y DD.HH. de la Universidad de Nueva York: “Business as Usual is not an option”.
El estudio está basado un número muy amplio de entrevistas y focus group realizados en Bangladesh, Europa y EEUU, con proveedores, compradores, trabajadores, sindicatos, académicos, representantes del sector bancario y financiero, líderes de opinión y legisladores.
Las principales conclusiones que se recogen en él son:
- La contratación indirecta es un tema crítico a gestionar en la cadena de suministro, puesto que además de los riesgos que entraña, no es transparente para reguladores ni compradores.
- Los dos principales planes puestos en marcha para compensar y remediar la situación no abordan los principales riesgos del proceso. (Bangladesh Accord on Fire y Building Safety and the Alliance for Bangladesh Worker Safety)
- La falta de capacidad y de recursos del Gobierno de Bangladesh para impulsar medidas regulatorias más rigurosas.
- La corrupción hace que que se cuestione la inversión, tanto por parte de gobiernos extranjeros como por otro tipo inversores, en infraestructuras básicas, necesarias para el desarrollo pero también para la prevención de nuevos siniestros.
El estudio ha dimensionado y ratificado el sentimiento que ayer y hoy se vive en las redes sociales donde se consideran muy escasos los progresos realizados en este año:
- Todavía faltan cuerpos por recuperar.
- Sólo 10 de las 28 marcas implicadas han confirmado públicamente su participación en el fondo de compensación.
- Los trabajadores del sector de la confección todavía siguen desprotegidos.
- Denuncian coacción para que no se formen sindicatos
Por ello son numerosas las llamadas de presión a las empresas a través de movimientos de concienciación social y del consumo responsable:
- Fashion Revolution Day, celebrado ayer, , se proponía llevar la ropa del revés, en memoria de las víctimas y para recordar que debemos ser consumidores más exigentes.
- Desfiles ante las marcas implicadas.
- Cadenas humanas de protesta.
- Documental para mantener despiertas y activas las conciencias.
En el ámbito político destaca el llamamiento de la Comisión Europea donde pide a Bangladesh “progresos sustanciales” en materia laboral para evitar más casos como el Rana Plaza. En el comunicado se indica que estos progresos son importantes para que Bangladesh mantenga su acceso preferente al mercado de la UE y que Bruselas vigilará para que las autoridades del país pongan en práctica los compromisos adquiridos.
La Organización Internacional del Trabajo considera que esta tragedia debe ser considerada como un catalizador para el cambio: “Bangladesh puede cambiar la forma en que operan las cadenas de suministro globales», dijo Gilbert Houngbo, director general adjunto del organismo laboral para Operaciones de Campo y Asociaciones, en un acto conmemorativo realizado en la ciudad de Dhaka.
Aunque esta tragedia afectó directamente al sector textil, de forma indirecta afecta en general a todas las cadenas de suministro globales, con independencia del sector. Ejemplo de ello, es que en los Planes Nacionales de Empresa y Derechos Humanos que actualmente están elaborando o implantando un buen número de países, la gestión responsable de la cadena de suministro es requisito fundamental en los proceso de compras o subvenciones públicas. Por ejemplo en el caso de Reino Unido se pide a las empresas que implanten medidas apropiadas que garanticen esta gestión responsable como son acuerdos contractuales, formación, evaluación, auditorías in-situ y mecanismos de denuncia y reparación.
PLANES NACIONALES DE DERECHOS HUMANOS
Ayer se celebró en Madrid el Seminario Empresa y DD.HH: Agenda Pública y Privada, organizado por la Embajada Británica y por la consultora Business and Human Rights, junto con la colaboración del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación y el BBVA.
El acto contó, entre otros, con la participación de embajador británico Simon Manley; Antoni Ballabriga, director global de Responsabilidad y Reputación Corporativa de BBVA; Michael Addo, miembro del Working Group de Naciones Unidas; Andreas Graf, investigador de Swiss Peace Foundation; Daniel Pruce, Ministro Consejero de la Embajada Británica en Madrid y Carmelo Angulo, Asesor del Departamento de Derechos Humanos del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación y presidente de UNICEF España.
Andreas Graft, investigador de Swiss Peace Foundation, presentó la foto global del estado actual de los Planes Nacionales de Derechos Humanos, agrupándolos en las siguientes fases:
- Planificación: Irlanda
- Análisis de GAP y consulta con stakeholders: Bélgica y Colombia
- En fase de borrador: Finlandia, Francia, Italia, Noruega, Suiza.
- Deliberación y revisión del borrador: España
- Aprobados: Dinamarca, Países Bajos y Reino Unido
Otros países que contemplan sumarse al proceso son: Argentina, Canadá, Perú, India, Indonesia, Filipinas, Mozambique, Nigeria y Sudáfrica.
En vista de esta situación, cobran más relevancia las palabras de Michael Addo, miembro del Working Group de Naciones Unidas, quien recordó que el Rana Plaza ejemplifica la vital importancia de implementar los DDHH en las empresas. Por ello, instó a tomar este Plan Nacional de Empresas y Derechos Humanos como “un proceso de cambio en la forma de hacer negocios y no como un evento de un día”.