Qué es la huella de carbono y el reto de reducirla al máximo 

Las medidas para combatir la huella de carbono deben empezar por la acción individual de cada persona en su quehacer diario, igualmente extensible a las actividades económicas y a los gobiernos e instituciones para velar por su reducción drástica, ya que el futuro del planeta está en riesgo.

qué es la huella de carbono

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La huella de carbono se calcula tanto por emisiones directas como indirectas de compuestos como el metano (CH4), el óxido de nitrógeno (N2O), los hidrofluorocarburos (HFCs), los perfluororcarburos (PFCs), el hexafluoruro de azufre (SF6) y, especialmente, del que más ha contribuido al calentamiento global: el dióxido de carbono (CO2). 

«Cada vez que viajamos en coche, cargamos el móvil o ponemos una lavadora, entre otras miles de rutinas, dejamos atrás una estela de gases que se acumulan en la atmósfera y sobrecalientan el planeta. Estas emisiones aceleran el cambio climático, como advierte la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y si no las neutralizamos a tiempo con la descarbonización de la economía y otras medidas, como los impuestos ambientales, nos espera un mundo más inhóspito a la vuelta de la esquina», alerta Iberdrola en un informe. 

Calcular la huella de carbono 

La fórmula para calcular la huella de carbono se obtiene multiplicando el dato de consumo (actividad) por su correspondiente factor de emisión en función del tipo de combustible o gas empleado,  

En este sentido el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico publicó la «Guía para el cálculo de la huella de carbono y para la elaboración de un plan de mejora de una organización»  

La mencionada guía está planteada como una herramienta de apoyo en el cálculo de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para aquellas entidades que decidan abordar el cálculo de la huella de carbono de su organización para  el alcance 1+2.  

Para estas entidades, conocer el origen y la magnitud de sus emisiones, constituirá el primer paso para reducir sus costes energéticos así como para reducir sus emisiones de GEI, contribuyendo a la lucha contra el cambio climático. 

 El cálculo de la huella de carbono consiste en aplicar la siguiente fórmula: huella de carbono = dato de actividad x factor de emisión. 

  • El dato de actividad, es el parámetro que define el grado o nivel de la actividad generadora de las emisiones de GEI. Por ejemplo, cantidad de gas natural utilizado en la calefacción (kWh de gas natural). 
  • El factor de emisión (FE) supone la cantidad de GEI emitidos por cada unidad del parámetro “dato de actividad”. Estos factores varían en función de la actividad que se trate. Como resultado de esta fórmula obtendremos una cantidad (g, kg, t, etc.) determinada de dióxido de carbono equivalente (CO2 eq).

Asimismo, el mencionado ministerio ha puesto en marcha el «Registro de huella de carbono, compensación y proyectos de absorción de dióxido de carbono». 

Este registro, que primero fue de carácter voluntario pero la Ley 7/2021 establece que las empresas españolas están obligadas a reducir su huella de carbono ya en este año 2022, recoge los esfuerzos de las empresas, administraciones y otras organizaciones españolas en el cálculo, reducción y compensación de las emisiones de gases de efecto invernadero que genera su actividad. También recoge una cartera de proyectos forestales con los que dichas organizaciones pueden compensar su huella. 

Acciones concretas 

Son muchas las empresas que quieren ir más allá de la normativas y se han puesto como objetivo prioritario reducir la huella de carbono con plazos todavía más ambiciosos que lo que se ha ido acordando en las sucesivas Conferencias de las Partes (COP), Cumbre Anual que realiza la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) donde se reúnen los 196 países más la Unión Europea que conforman a las Partes. La COP27 en noviembre de 2022  tiene como sede Sharm el Sheij, Egipto 

Tal es el caso de Telefónica, que como reveló su consejero delegado, Ángel Vilá, en la inauguración del 12º Workshop Global de Energía y Cambio Climático, la compañía tiene la intención de aumentar el peso de la financiación ESG hasta superar los 10.000 millones de euros en los próximos años. 

“Más allá de nuestra propia transformación, también ayudamos a nuestros clientes a afrontar sus retos medioambientales. Nuestros servicios de nube Eco Smart, IoT, big data e Inteligencia Artificial reducen el consumo de energía y agua y las emisiones de CO2; mejoran la planificación del tráfico y la calidad del aire; e impulsan la economía circular. Nuestra ambición es ayudar a nuestros clientes a evitar 12 millones de toneladas de CO2 al año. Y esto no ha hecho más que empezar, se espera que la conectividad 5G ultrarrápida y las soluciones que permite reduzcan aún más las emisiones de carbono en todos los sectores”, subrayó  Vilá. 

Por su parte, Repsol, en su ruta hacia la descarbonización, se ha comprometido a ser una compañía de cero emisiones netas en 2050, en línea con los objetivos establecidos en el Acuerdo de París. 

Endesa, con la colaboración del Club de Excelencia en Sostenibilidad, ha realizado una guía de buenas prácticas para la gestión del CO2  en las empresas. 

“Es posible conseguir una suave transición hacia la descarbonización, evitando inversiones nuevas en los combustibles fósiles y garantizando la seguridad de los suministros. Por ello, queremos utilizar la electricidad como fuente de energía”, resalta. 

Entre las diversas acciones posibles urge cada vez más como una de las mejores prácticas  la restauración ecológica y forestal en terrenos degradados de la geografía española. 

Empresas como Seat han desarrollado una de las plantas fotovoltaicas más relevantes y grandes del mundo. Han conseguido generar 17 millones de kW/h anuales. La energía es equivalente a la necesaria para el 20% de la producción de su modelo León. 

Por su parte, la cementera Cemex está comprometida a reducir en un 25% sus emisiones para 2023 y en desarrollar soluciones de construcción de mayor sostenibilidad y de eficiencia energética. 

La estrategia de sostenibilidad de Aena, operadora de los aeropuertos españoles, se basa en el Plan de Acción Climática (PAC) 2021-2030 con una inversión total de 750 millones de euros para llevarlo a cabo. La meta es es convertirse en neutral en carbono en el año 2026 sentando las bases para alcanzar cero emisiones en 2040, adelantando diez años el compromiso global del sector aéreo. 

Economía circular 

Igualmente, se pone en valor que la economía circular se configura como la «gran aliada» de las empresas a la hora de hacer frente a «los retos globales más urgentes de sostenibilidad», de acuerdo con los expertos que participaron en la quinta edición del ‘Circular Economy Business Forum‘. 

Este encuentro organizado regularmente por la organización sin ánimo de lucro Forética en el marco del Grupo de Acción en Economía Circular, cuenta con la participación de una quincena de grandes compañías como Ecoembes, Airbus, Mahou San Miguel, Epson o Naturgy, entre otras. 

¿Cómo afecta la guerra en Ucrania? 

La invasión de Ucrania por parte de Rusia frenó de inmediato la recuperación posterior a la pandemia de COVID-19 y ha llevado a la economía mundial a una senda de menor crecimiento y creciente inflación, pone de manifiesto la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). 

“La guerra ha vuelto a poner de relieve la importancia de la seguridad energética. Acelerar la transición hacia energías verdes permitiría mejorar la seguridad energética, al tiempo que se reducirían las emisiones de carbono. Los incentivos regulatorios y fiscales pueden estimular el avance hacia fuentes de energía alternativas, pero las inversiones a gran escala en energías renovables van a precisar cobre, tierras raras y otros materiales que se concentran en unos pocos países. El libre comercio internacional resulta, por tanto, esencial para lograr la transición y la seguridad energética”, incide este organismo. 

Los bombardeos han causado graves daños al medioambiente, los recursos naturales y las infraestructuras de Ucrania. Esto incluye bosques y ecosistemas terrestres y marinos, junto con instalaciones industriales, infraestructuras de transporte y viviendas. 

El resultado son «consecuencias inmediatas y a largo plazo para la salud humana y los ecosistemas», afirma la OCDE. 

El futuro es incierto, tanto por lo que pueda durar la guerra como sus consecuencias, pero es incuestionable el compromiso de avanzar en un planeta progresivamente menos contaminado y la apuesta decidida por las energías renovables. 


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