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Identidad digital: cómo proteger toda una vida en internet

Publicar fotos, crear un perfil personal en cualquier plataforma, compartir un vídeo o crear un blog. Incluso cada búsqueda que hacemos va dejando datos sobre nuestros gustos y preferencias. Todo ello va formando la identidad digital de una persona, incluso de una empresa.

La identidad digital o identidad 2.0 son los datos que dejamos como usuarios de internet y que nos hace únicos. Protegerla contra ciberdelincuentes es vital. 

- Actualizado

En el mundo físico lo que nos define es distinto: características que engloban rasgos como la personalidad y el carácter, que se van moldeando con el tiempo gracias a las experiencias que vamos viviendo y que también tienen que ver con factores externos como el entorno social, cultural, religioso, entre otros.  

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Mientras, lo que nos define como persona en el espacio digital, la identidad digital o identidad 2.0 es aquello que nos hace únicos y nos identifica son todos esos datos e información que como usuarios vamos dejando en internet.    

¿Qué es la identidad digital? 

Una foto en internet dice más que mil palabras. Los likes que nos dan otros usuarios o los comentarios que hacemos, pueden dar más información sobre nosotros mismos de lo que pueda parecer. En realidad, todo aquello que hacemos en internet, desde una búsqueda hasta una compra o la firma de una petición, es nuestra identidad digital.  

Y cuanto más avanzan los servicios en internet,  más actividades realizamos en el entorno virtual, por lo que la huella digital , es decir, el rastro que vamos dejando de toda nuestra actividad online, es cada vez mayor y más difícil de controlar, porque incluso cedemos nuestros datos a un gran número de páginas web para realizar diferentes trámites.  

Por esto, es importante pensar como usuarios qué podemos hacer para preservar nuestra identidad 2.0, poniendo especial atención en la protección de nuestros datos y, por tanto, nuestra privacidad, ya que incluyen también datos de nuestra vida física, como la fecha de nacimiento o aspectos conductuales. 

La importancia de proteger la identidad 2.0 

En este contexto, una conectividad que no para de crecer ha favorecido uno de los mayores peligros que tiene mantener una actividad online: el interés de los ciberdelincuentes en utilizar las identidades 2.0 ajenas para realizar actos malintencionados, como la suplantación de identidad para realizar fraudes online u obtener datos de forma ilegítima. 

Existen algunas acciones cotidianas que podemos llevar a cabo para evitar el robo de datos, incluso hay algunas iniciativas que las propias empresas y desarrolladores de servicios de seguridad online ofrecen, como la doble autenticación o el uso de la biometría (huellas, reconocimiento facial o de voz, por ejemplo).  

Además, hay otras pautas sencillas que hacen más difícil evitan facilitar este tipo de suplantaciones, como evitar el uso de redes WiFi públicas, descargar Apps o realizar compras online en páginas que no sean oficiales o seguras, mantener actualizados los sistemas operativos y softwares antivirus, así como cambiar las claves y contraseñas, evitando que estas sean muy evidentes.  

¿Cómo se puede proteger la identidad digital?

Para empezar, es fundamental utilizar contraseñas fuertes y únicas para cada cuenta en línea, en las que se combinan letras, números y caracteres especiales para crear códigos robustos. Se debe evitar incluir fechas de cumpleaños o nombres, cambiarlas regularmente y utilizar la autentificación de dos factores cuando sea posible, ya que agrega una capa más de seguridad.

Es importante también mantener actualizado el software y las aplicaciones en los dispositivos. Las actualizaciones a menudo incluyen correcciones de seguridad que protegen contra vulnerabilidades conocidas. Si no se incorporan estas mejoras, las herramientas digitales quedan expuestas a diferentes tipos de ataques informáticos.

La educación y la concienciación sobre las prácticas de seguridad en línea son esenciales. Los usuarios deben ser conscientes de las amenazas habituales porque son muy peligrosas. Un buen ejemplo es el phishing, en el que los atacantes se hacen pasar por organizaciones legítimas para obtener información personal. Mantenerse informado y conocer cierto tipo de fraudes, ayuda a reconocer más fácilmente una ciberestafa.

No hay que olvidar la importancia que tiene la gestión de la privacidad en las redes sociales y otros servicios en línea. Es recomendable limitar la cantidad de información personal que se comparte. También es positivo ajustar la configuración de privacidad para controlar quién puede acceder a los perfiles de las redes sociales, una cuestión fundamental en los más jóvenes. Así como extremar la cautela al aceptar solicitudes de amistad o conexiones en línea, ya que podrían exponer la identidad a terceras personas, sin tener control sobre lo que se comparte.

Como apoyo adicional, el uso de antivirus y antispyware fiables también es una práctica muy recomendada. Este tipo de software, siempre actualizado, es una herramienta puede detectar y bloquear amenazas, como el malware, evitando un acceso fraudulento a los dispositivos que podrían comprometer el control de la identidad digital.

Conocer los peligros y actuar con ciertas precauciones, evita daños que afecten a la privacidad de los usuarios. 

Identidad digital empresarial  

Así, según cifras de la oficina Europea de Estadística (Eurostat), España es el país de la Unión Europea que más víctimas de robo de identidad, un hecho que se repite desde hace ya algunos años. Es imprescindible, por tanto, ser conscientes de la gran importancia que supone contar con recursos que garanticen una experiencia digital más segura, tanto para usuarios como para empresas. 

Cada vez más empresas están incrementado su presupuesto en seguridad, factor vital en la gestión de identidades digitales, dando prioridad al cumplimiento normativo y en el hecho de ofrecer al cliente una experiencia idónea y unas soluciones de seguridad robustas como el actual doble factor de autenticación del móvil o el cada vez más utilizado reconocimiento biométrico.  

Tal y como informa IDC Research España en su estudio ‘La identidad digital de los clientes. Claves para gestionar todo su ciclo de vida’, en 2021 el 76% de las empresas del sector financiero español promovían acciones para gestionar su identidad digital, y dando prioridad a su gestión. 

Porque las empresas sufren el llamado robo de identidad corporativa, que es la suplantación que realiza un ciberdelincuente de una empresa, de forma que se utiliza el nombre de una organización conocida, que puede suponer una enorme crisis reputacional para la víctima, con el fin de engañar a posibles clientes y usuarios de estas firmas. 

La manera más habitual de hacerlo es a través de correo electrónico y campañas de phishing para recabar datos de usuarios, páginas webs no oficiales que imitan la apariencia de una web oficial, especialmente tiendas online, así como perfiles de las redes sociales falsos. 

De igual manera hay una preocupación por parte de las empresas en cuanto al robo de identidades y el impacto que esto genera, en especial en el sector financiero. En el caso del sector financiero, su madurez digital y preocupación por la identidad 2.0 sirve como referente para resto de sectores.  

Blockchain para proteger la identidad digital en Internet 

La descentralización del blockchain permite, tal y como señalan expertos de Telefónica, plantear el uso de una identidad digital distribuida, y proponen esta herramienta como solución para permitir que gran parte de los derechos recogidos en Regulación General sobre Protección de Datos estén asegurados y bajo control del individuo.  

En este caso el propio usuario puede realizar la asociación entre el “identificador” (que sería como un DNI) y su identidad digital. También le permitiría autogestionarla, dando al individuo la capacidad y autonomía para ello. A través de unas claves criptográficas para auto asignarse un identificador (similar al número de un DNI) y registrar su clave pública en la blockchain

Precisamente el artículo 5 de la norma UNE PNE 71307-1 recoge la relación entre la característica de una “identidad autogestionada” o “identidad descentralizada” con la idea de que “los sujetos ligados a una identidad controlen la administración de sus propias identidades digitales”. 

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