Velocidad, densidad y latencia son las características principales de las redes 5G, la infraestructura que da respuesta a la necesidad de conectividad masiva y sobre la que se van a sustentar todas las operaciones del mundo en las próximas décadas.
Tenemos que remontarnos a los años 80 para ver nacer la primera generación de red móvil, el 1G. Se trataba de una tecnología todavía analógica, a la que en los 90 sustituiría el 2G, la primera tecnología digital de comunicación móvil. El 3G mejoró sensiblemente la calidad de las llamadas e hizo posible la transmisión de datos en los primeros smartphones, pero no fue hasta la llegada del 4G, cuando se produjo la explosión generalizada en el consumo de datos móviles.
El 5G es la nueva generación de redes móviles, una evolución de la tecnología de comunicación inalámbrica que teníamos hasta ahora y que, como ha afirmado el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, supone “un salto de nivel hacia la hiperconectividad que cambiará el futuro de España”. La operadora, que el pasado 1 de septiembre encendía su red 5G en nuestro país, cerraba el primer trimestre de 2021 con una cobertura del 80% de la población, lo que supone llegar a más de 37 millones de habitantes y 1.253 municipios de toda España. Pero ¿cuáles son los beneficios reales del 5G frente al 4G y en qué se fundamentan? ¿Por qué la digitalización no es entendible sin el despliegue de esta red rupturista?
Velocidad, densidad y latencia
Cuando hablamos de 5G, hablamos por supuesto, de conexiones más rápidas. Con la nueva red se barajan tasas de transferencia de datos de 1 Gbps y picos teóricos de 20 Gbps. Aunque la experiencia media de usuario podría rondar los 500 Mbps e irá en aumento.
Por tanto, los beneficios del 5G se notan en nuestro hogar u oficina, al disfrutar de vídeos en tiempo real y con calidad óptima, de videollamadas en alta definición o juegos online, pero también en otros muchos escenarios. Porque hoy estamos acostumbrados a conectarnos con smartphones, pero también con otros dispositivos ‘wearables’ como relojes o pulseras. Además, cada vez es más frecuente integrar la conexión móvil en vehículos y se emplea en ámbitos como ciudades inteligentes, hospitales automatizados, industrias robotizadas, etc.
La tecnología 5G revoluciona todos estos escenarios al multiplicar por 100 el número de dispositivos conectados en un área determinada, sin que por ello la red se resienta y se produzcan cortes. Esto es posible gracias a la densidad, pues de otra manera no se podría soportar, por ejemplo, un ecosistema de coches inteligentes siempre conectados o la expansión creciente del Internet de las Cosas (IoT). También significa decir adiós a los problemas de saturación de red en aglomeraciones, como conciertos o eventos deportivos.
Además, el 5G es más eficiente, de forma que el consumo energético de los chips disminuirá en un 90% y mejorará la autonomía de las baterías, no solo de tu móvil, sino también de sensores conectados y otros dispositivos IoT. Esta tecnología puede ser, por tanto, palanca de eficiencia energética, sostenibilidad y conectividad ecológica.
Pero si hubiera que destacar una característica estrella del 5G, aquella sobre la se articulan muchos de sus beneficios, esta sería su baja latencia, entendido este término como el retardo que tiene la transmisión de la información desde que se envía por el emisor hasta que llega al receptor. En el mejor de los casos, con el 4G, la tasa de latencia es de alrededor de 50 milisegundos, pero el 5G la reducirá aproximadamente a un milisegundo. Puede no parecer tan importante si el emisor es una plataforma de vídeo y el receptor nuestro teléfono, pero imagina una situación en la que vas a bordo de un coche autónomo, sin conductor, y aparece un obstáculo en la carretera. La latencia será crucial para que el vehículo envíe la información captada a través de sus sensores y emita una respuesta. Sencillamente, la diferencia entre comenzar a frenar en 1 ms o hacerlo en 50 ms para evitar cualquier posible accidente.
Aplicaciones del 5G
Como ya hemos esbozado, las posibilidades de aplicación del 5G son tan diversas como ambiciosas. Estas son algunas de ellas:
- Si nos centramos en el ocio, velocidad y latencia nos permitirán descargar una película en un solo segundo o jugar desde el smartphone con la misma fluidez que desde el ordenador o una videoconsola. También comprar o visitar lugares con realidad aumentada.
- El 5G abre la puerta a los coches conectados y, un escalón más arriba, a los coches autónomos, capaces de dirigirse solos y conectar con el entorno que los rodea y con otros vehículos para, por ejemplo, detenerse antes un semáforo en rojo, un peatón u otro coche.
- En el ámbito de la salud, el 5G permitirá monitorizar a pacientes gracias a pulseras inteligentes y otros medidores biométricos. Pero además la nueva red habilita las cirugías en remoto, es decir, aquellas en las que un robot replica en tiempo real los movimientos que efectúa un cirujano en cualquier parte del mundo.
- Smart cities: Se espera que, en los próximos años, nuestras ciudades se llenen de dispositivos inteligentes y sensores capaces de controlar el riego en los parques o la red de distribución eléctrica; también de agilizar el tráfico mediante una gestión en tiempo real de los semáforos. En nuestras casas, quizá el frigorífico detecte que falta leche y lo incluya en la lista de la compra.
- Smart factories y smart farming: El 5G tiene potencial para transformar la industria y la agricultura. Será gracias al IoT en las fábricas y a sensores de temperatura, humedad y de otras clases en los cultivos.
- Los drones podrán operar en flotas y ser utilizados para labores de reparto o de inspección, transmitiendo en tiempo real vídeo en 4K.
Turismo, medios de comunicación, educación, infraestructura y transporte, Big Data, o Cloud computing son otros de los sectores donde la implantación del 5G tiene grandes posibilidades, como ejemplifican los proyectos reunidos en Casos de Uso 5G de Telefónica. Iniciativas punteras y sorprendentes que ayudan a entender por qué la quinta generación de la telefonía móvil se conoce ya como la cuarta revolución industrial.