La biodiversidad es uno de los factores clave para el bienestar del planeta y de los diferentes ecosistemas. Cuando se vulnera, el desequilibrio generado se vuelve un problema que puede ser crítico todos.
En la actualidad, la biodiversidad es un concepto clave. La concienciación sobre el cuidado del medio ambiente no deja de crecer, lo que hace que la población pida nuevas medidas de protección a gobiernos y empresas. Sin embargo, es indispensable entender en qué consiste para encontrar las mejores soluciones porque el planeta pierde cada minuto un área de bosque equivalente a 27 campos de fútbol, tal y como destaca WWF. Esta organización internacional independiente dedicada a la defensa de la naturaleza y el medio ambiente, señala que, las poblaciones de especies de vertebrados han disminuido un 68% en los últimos 50 años, así como que la mitad de los arrecifes de coral del mundo ya se ha perdido.
¿Qué es la biodiversidad?
El término biodiversidad engloba, de una forma sencilla, la cantidad y variedad de vida que hay en la Tierra, lo que incluye a todos los seres vivos, desde microorganismos hasta animales y plantas. La biodiversidad también se utiliza como medida de la riqueza y variedad de especies, y de cómo estas se relacionan e interactúan dentro de sus ecosistemas.
Precisamente la biodiversidad es esencial para mantener el equilibrio y la estabilidad de los ecosistemas. Cada especie desempeña un papel único en su entorno. Por ejemplo, puede cumplir con funciones vitales como la polinización, la descomposición de la materia orgánica y la regulación del clima. Además, forma la base sobre la que se cimenta el progreso económico o la salud, ya que aporta a los seres humanos alimentos, agua limpia, así como medicinas y recursos naturales.
Los tipos de biodiversidad
Más allá de qué es la biodiversidad, conviene comprender los diferentes tipos que existen. Esta división se utiliza para clasificar a los seres vivos según su origen, ecosistema en el que viven u otros factores que resulten relevantes. En términos generales, podemos encontrar los siguientes.
- Biodiversidad genética. Hace referencia a la variedad de genes que hay dentro de una misma especie. Cada una dispone de una cierta cantidad, la cual contribuye a garantizar la adaptación al entorno, es decir, tiene un impacto directo en la capacidad de supervivencia de los seres vivos. Cuanto mayor sea, menor es el riesgo de extinción. Asimismo, es importante señalar que es el componente más básico de la biodiversidad.
- Biodiversidad de especies. Son las distintas especies que se hallan en un ecosistema específico o un área geográfica determinada. Se incluyen todos los seres vivos que estén presentes, ya que cada uno cumple con una o varias funciones y todas ellas permiten mantener la estabilidad a largo plazo, logrando que el entorno siga siendo viable.
- Biodiversidad ecológica. Se refiere a la variedad de ecosistemas y hábitats en un área geográfica concreta. Cada uno cuenta con unas características y distintas especies que interactúan entre sí y con el medio. Entender estas relaciones es esencial para garantizar una adecuada conservación, pues permite comprender, por ejemplo, cuál es el impacto de la acción humana. Para poder entender la diversidad en un ecosistema, se emplean tres conceptos que facilitan su comprensión:
- Diversidad alfa: es el número de especies existentes en un lugar concreto.
- Diversidad beta: se centra en la composición de especies que presentan las comunidades de animales.
- Diversidad gamma: se cuentan las especies que se encuentran en una región y la forma en la que interactúan entre sí y con el medio.
¿Por qué es tan importante la biodiversidad?
La biodiversidad es vital porque sin ella, los ecosistemas se vuelven frágiles, lo que pone en peligro aspectos tan importantes como la seguridad alimentaria, la salud mental, el cambio climático o la economía, ya que participa en aspectos que van desde la protección de la calidad del agua hasta la protección frente a las pandemias o desastres naturales como las inundaciones.
De igual forma, garantiza la resiliencia del ecosistema frente a los desequilibrios producidos por la actividad humana. Aunque se dé una sequía prolongada, por ejemplo, los procesos ecológicos seguirán desarrollándose.
Igualmente, los ecosistemas desempeñan un papel vital para el desarrollo de los procesos biológicos y para asegurar que el planeta sea habitable. Por ejemplo, un bosque actúa como sumidero de carbono, lo que ayuda a regular su presencia en la atmósfera de manera natural. A su vez, esto tendrá implicaciones en el clima.
Por otro lado, pese a que podría entenderse como algo superficial, los ecosistemas también tienen un valor estético, cultural y espiritual. Contemplar un entorno repleto de vegetación y animales contribuye a generar una experiencia de conexión con la naturaleza. Asimismo, nos ayudan a expandir nuestros conocimientos sobre muchos asuntos, desde la filosofía a la física y, sobre todo, la biología.
La biodiversidad es una garantía de supervivencia a largo plazo de todo el planeta. Cuanta mayor diversidad hay, más resilientes son los ecosistemas. Ante una realidad como esta, debemos esforzarnos por su cuidado y mantenimiento, puesto que la actividad humana suele representar una amenaza seria. Es nuestra responsabilidad procurar que no se produzcan eventos dañinos, como incendios.