El debate sobre cómo asegurar un uso responsable de la tecnología, y sobre cómo garantizar un entorno digital seguro para los menores es cada día más relevante. Una de las cuestiones más controvertidas es el establecimiento de un límite de edad a la que los menores deberían poder acceder a determinados contenidos, así como la implementación de un mecanismo que certifique que el usuario realmente supera el mínimo de edad exigido.
Existen tecnologías que pueden asegurar la comprobación de edad, pero en la mayor parte de los entornos esas tecnologías suponen una intromisión en la privacidad que la mayoría de los usuarios consideran no aceptable. El equilibrio entre la privacidad, y la fiabilidad de la tecnología para asegurar la edad no ha encontrado aún una respuesta completamente satisfactoria, pero se han dado pasos relevantes. Pasos que constituyen un hito para asegurar un uso responsable de la tecnología.
La respuesta de la Unión Europea para la protección de menores online
La Unión Europea (UE) cuenta con diversas regulaciones que incluyen aspectos para la protección de menores online. Por una parte, la UE adoptó la Directiva de Servicios de Medios Audiovisuales (DSMA) y la Ley de Servicios Digitales (DSA), las cuales promueven la adopción de medidas apropiadas para proteger a los niños online. Más concretamente, la DSMA incluye medidas como la verificación de edad, mientras que la DSA, por ejemplo, asegura la eliminación de contenido inapropiado y restringe la publicidad dirigida a perfiles de menores. Por otra parte, el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) busca la protección de los datos de los menores. El RGPD contiene reglas sobre la obtención de consentimiento parental cuando el consentimiento se basa en el fundamento legal para el tratamiento de datos personales de niños en el contexto de la prestación de servicios online.
No obstante, ninguna de estas iniciativas de la UE ataja completamente el problema de la protección de menores online. La verdadera dificultad no es tanto la voluntad de políticos y reguladores de asegurar un entorno seguro para los menores, como la dificultad de implantar de forma fiable y eficaz estas medidas y restricciones. Esto ha llevado a la proliferación de iniciativas nacionales por parte de los Estados Miembros, siendo Francia el país en Europa que ha tomado el liderazgo en la búsqueda de soluciones para una mejor protección de los menores en el entorno digital.
Las respuestas a nivel nacional: el caso Francia
Según la Comisión Nacional de Informática y Libertades, la agencia de protección de datos francesa, más de la mitad de los niños de entre 10 y 14 años utilizan redes sociales, exponiéndose al ciberacoso, los contenidos pornográficos, la pederastia y la falta de moderación en las redes sociales y otras plataformas digitales. Consciente de esta situación, durante su intervención en el “Discurso sobre Europa en la Sorbona” (Discours sur l’Europe à la Sorbonne) el presidente francés, Emmanuel Macron, destacó la necesidad de aumentar la protección de los menores online para protegerles de la “jungla” del espacio digital. En este sentido, Macron expresó su apoyo al establecimiento de una mayoría de edad digital en Europa, la cual podría ser a los 15 años.
El gobierno francés ha estado trabajado en un paquete de medidas para reducir el tiempo que los niños pasan frente a la pantalla y asegurar una mayor protección en el entorno online. Como parte de este paquete, en julio de 2023 el gobierno francés promulgó una ley que obliga a los proveedores de servicios de redes sociales a bloquear las cuentas de los menores de 15 años, salvo autorización expresa de uno de sus padres o tutores. El incumplimiento de esta obligación podría acarrear a la plataforma social una multa de hasta el uno por ciento de sus ventas mundiales.
Por otra parte, Francia también está explorando medidas de control del acceso a determinados sitios web y plataformas, como pueden ser aquellas que incluyen contenidos pornográficos, cuando se trata de usuarios menores de edad. En la actualidad, las plataformas solicitan una simple conformidad con el contenido y una confirmación de edad, no verificada, por parte del usuario. Sin embargo, este modelo ha mostrado ser ineficaz.
La solución directa requeriría solicitar a los usuarios una identificación. No obstante, las autoridades de protección de datos, y los usuarios, consideran que esta solución constituiría una excesiva intromisión en la privacidad. Esta dificultad está llevando a explorar otras soluciones técnicas que utilicen a un verificador externo que pueda proporcionar un entorno de mayor privacidad.
La propuesta francesa para la verificación de edad online
Desde 2023 el regulador francés está probando un sistema de verificación de edad basado en la utilización de un intermediario que garantice la privacidad del usuario y asegure una comprobación de edad más fiable. En esencia, con la implementación de este sistema de verificación, la web no tendría acceso a datos que identifiquen al usuario, mientras que el verificador intermedio no tendría información sobre el sitio web al que accede el usuario.
Lo que hoy se conoce acerca de la propuesta de verificación de edad francesa es que el sistema funcionará a través de una pasarela que proporciona el sistema de seguridad social. Cuando un sitio web requiera verificación de edad, se enviará un desafío al usuario. Seguidamente, este se procesará en el proveedor de verificación, dando lugar a una firma de grupo. En este proceso, las autoridades no tendrán información sobre los sitios web que intenta visitar el usuario, y el sitio web de destino no recibirá datos del usuario, solo su firma de grupo. Se trata de una aplicación básica de criptografía aplicada al entorno de verificación de edad.
Aun cuando los críticos del sistema indican que el sistema no es completamente anónimo, la propuesta francesa supone sin duda un paso muy relevante en el avance por intentar asegurar un entorno digital más seguro para los menores.
El debate va a ser sin duda protagonista en el nuevo ciclo institucional europeo que se abre en el año 2024. Son muchos los países que están probando diferentes soluciones e iniciativas. Será necesario que al final se alcance una solución homogénea para todos los países europeos. Las nuevas tecnologías prometen una solución que nos ayude a avanzar en el objetivo compartido de asegurar un uso responsable de la tecnología, muy en particular por parte de los menores.