Este término abarca todos los posibles cambios que se van a producir en las empresas y en la economía para sacar todo el partido posible al desarrollo tecnológico de estas últimas décadas. Hasta ahora hemos “tonteado” con las tecnologías, pero ha llegado el momento de que tengan un mayor impacto económico, sobre todo las TIC. Para conseguirlo es inevitable que mejore el uso que hacen de ellas las empresas.
En este contexto, ayer tuvo lugar la jornada “¿Por qué decimos “transformación digital” cuando queremos decir “el futuro?”, en Espacio Fundación Telefónica. Un acontecimiento que contó con la participación de Mosiri Cabezas, directora de Transformación Digital y Aceleración de Negocios en Telefónica; Genis Roca, presidente y fundador de RocaSalvatella; Fernando Polo, socio y director ejecutivo de Territorio Creativo y Fernando de la Rosa, fundador de Foxize School; y que fue moderado por el consultor y socio de Neolabels, José de la Peña.
La primera cuestión afecta al sentido o no de usar la palabra “transformación digital” en lugar de otras y fue resuelta por Fernando de la Rosa, quien afirmó que en muchas ocasiones hablamos de las modas como si fuera algo malo y no lo es. Que usemos este término en lugar de otros es sólo porque, quizás, es más entendible y sirve para que llegue a más personas.
Otra de los asuntos que se trató fue el miedo. El terror a lo desconocido y, en esta ocasión, a la tecnología. ¿Por qué tememos lo que no conocemos? Sí que es verdad que el vertiginoso cambio provocado por la transformación digital genera cierta incertidumbre. Se trata de una revolución transversal, en la que el contexto cambia continuamente y afecta a todos los sectores. Pero no hay que tener miedo. Hay que aceptar el cambio y transformarse (o morir).
¿La tecnología va a ser el eje central de las empresas? Cada vez se va a hablar menos de ella y se va a hablar más del cliente, el cual va a ser el verdadero protagonista. De hecho, para de la Rosa, “la orientación hacia el cliente va a ser una obligación”.
Esta transformación no va a ser sólo para las grandes empresas, sino también para las pymes y startups, quienes gracias a esta revolución tendrán posibilidades infinitas, no sólo a la hora de reducir costes sino también para cambiar la cultura de la sociedad. Aunque no hay que olvidarse de lo analógico; según Mosiri, “hay que mezclar lo nuevo y lo tradicional para conseguir la fórmula del éxito”.