El año pasado no fue bueno para nuestro sector en Europa. Desgraciadamente, es una mala costumbre desde hace demasiado tiempo.
Si no está familiarizado con el sector de las telecomunicaciones, quizá se pregunte por qué Europa no está obteniendo buenos resultados en este ámbito, dado que las redes no se están colapsando y las empresas parecen ir bien.
La respuesta es que las empresas se han visto obligadas a vender partes de su propia infraestructura de red para poder seguir invirtiendo en capacidad adicional, y han tenido que recortar costes constantemente porque no pueden aumentar sus ingresos por encima del Índice de precios al Consumo (IPC).
Desafío de inversión en redes de telecomunicaciones
En Europa, las inversiones en redes de muy alta calidad son menos de la mitad que en países como Estados Unidos. Nos estamos quedando atrás, y es la primera vez que esto ocurre en Europa.
Si las redes de telecomunicaciones fuesen el único indicador de riqueza en Europa no estaríamos en la cabeza sino más bien seríamos una sociedad en vías de desarrollo.
Con este mensaje pretendemos pedir acción a los dirigentes políticos porque esta situación es reversible si se toman las medidas necesarias. Pero no nos sobra tiempo porque tenemos muchísimo terreno que recuperar y estas medidas tienen que ponerse en marcha ya.
Nuevo ciclo político europeo
El ciclo político cambiará en 2024, con las elecciones al Parlamento Europeo el próximo mes de junio y el nombramiento de los comisarios europeos unas semanas después.
Las Instituciones Europeas acordaron los objetivos digitales para 2030 con el fin de lograr una sociedad digital de categoría mundial. Para alcanzar este objetivo, el déficit inversor es de 300.000 millones de euros, según la evaluación de ETNO. Esto equivale al Producto Interior Bruto de países con una población de 10 millones de habitantes como Portugal o Grecia.
La Comisión Europea reconoce públicamente este problema y, también vemos en el último euro barómetro Digital que la mayoría de los ciudadanos europeos quieren mejores redes y más seguras.
Al principio de este ciclo legislativo se habló de dar prioridad a las transiciones gemelas, pero realmente no lo han sido; sólo la transición verde ha logrado avances significativos en términos políticos. En este próximo ciclo legislativo, hay que centrarse en la transición digital y abordar la falta de inversión en conectividad con las políticas necesarias centradas en la inversión en redes de nueva generación.
Una parte de la solución reside también en las grandes plataformas de internet que generan el 56% de todo el tráfico mundial de datos. Estos gigantes de internet deben contribuir a los costes que generan en las redes de los operadores.
El desafío de la regulación y la necesidad de escala e inversión
Al mismo tiempo, es urgente abordar la legislación obsoleta basada en el paradigma de liberalización de los años 90 y la política de competencia centrada únicamente en la reducción de precios, ignorando la importancia crítica de la inversión y la innovación.
En los años 90 las mayores empresas tecnológicas eran europeas, y ahora únicamente las 5 mayores empresas tecnológicas de Estados Unidos valen más que todas las empresas europeas que cotizan en bolsa.
Hay 3 operadores nacionales de telefonía móvil en todo Estados Unidos y 4 en un país tan pequeño como Luxemburgo.
Estados Unidos tiene 5G en la mayor parte de su territorio, mientras que Luxemburgo tiene 4,5G en el mejor de los casos.
Lógicamente, es necesario alcanzar la escala para disponer del músculo financiero que permita realizar las enormes inversiones necesarias para construir las mejores redes y más seguras. Pero este objetivo es inalcanzable con el actual modelo de competencia y regulación de las telecomunicaciones. Para que esto ocurra, la regulación debe centrarse en fomentar un marco y un entorno favorables a la inversión para prestar servicios de primera clase a la sociedad europea.
El futuro de la economía y del bienestar de los ciudadanos europeos pasa por la digitalización, y esta transformación ya está acelerando nuevas revoluciones económicas y sociales.
Caminos hacia el cambio en el sector en 2024
2024 tiene que ser el año del cambio, es hora de pasar de un exceso de regulación a una regulación adecuada que promueva un entorno favorable a la inversión que haga posible unas infraestructuras de vanguardia. Es ahora o nunca. Los ciudadanos no piden más regulación; piden que sus redes puedan soportar juegos en 8K o conectarse sin problemas en el metaverso. Tenemos que pasar de las «calzadas» digitales a verdaderas autopistas digitales. Para ello, tenemos que empezar en 2024 con dos cambios fundamentales:
- Eliminar la normativa obsoleta basada en la liberalización del sector de la telefonía fija de los años noventa.
- Adoptar una nueva regulación a corto plazo para crear un marco normativo que permita a los operadores europeos desarrollar un plan de negocio que dé lugar a importantes inversiones adicionales y permita a la sociedad europea alcanzar los objetivos de la Agenda Digital 2030.