¿Qué es un SMS?
Una pregunta con una respuesta más o menos sencilla en función de a qué generación pertenezca quien lo esté leyendo…
Y es que la popularidad que alcanzaron los SMS en los años 90 y 2000 se ha visto eclipsada posteriormente por el desarrollo de otros servicios que tienen la inmediatez en las comunicaciones por bandera.
¿Pero qué es exactamente un SMS?
Tal fue su grado de popularidad que incluso la RAE incluye en su diccionario estas siglas en inglés que definen como “servicio de telefonía que permite enviar y recibir mensajes que se escriben en la pantalla de un teléfono celular”.
Las citadas siglas responden precisamente a Short Message Service y permiten enviar mensajes cortos (con una limitación de caracteres existente por una razón que más adelante conoceremos) entre teléfonos móviles.
Envío del primer SMS
El primer envío de SMS de la historia lo encontramos el 3 de diciembre del año 1992, cuando un programador de software de 22 años llamado Neil Papworth felicitó las fiestas a su colega Richard Jarvis con un escueto “Merry Christmas”, dos palabras que sin él saberlo iban a pasar a la historia no solo de la telefonía móvil o de la tecnología sino también del conjunto de la sociedad.
Y es que, como reconoció el propio Papworth, “en 1992, no tenía idea de lo populares que llegarían a ser los mensajes de texto, y que estos darían lugar a los emojis y servicios de mensajería utilizados por millones de personas en todo el mundo. Mirando hacia atrás, soy consciente de la importancia que tiene en la historia móvil ese primer mensaje de Navidad».
Unos mensajes cortos que desde su nacimiento a principios de los años 90 del siglo XX hasta su pico de popularidad unos años después cambiaron enormemente la manera de comunicarse de la gente incluso llegando a introducirse nuevos acrónimos o expresiones en la vida cotidiana derivada de la escasez de espacio con la que contaban.
Como muestra de ello está, por ejemplo, la popularización de los emoticonos, que no deben ser confundidos con los emojis pese a ser algo relativamente similar.
¿Pero cuál era la causa por la que estos mensajes contaban con un espacio acotado? Veamos la respuesta.
¿Por qué los SMS estaban limitados a 160 caracteres?
En el libro de nuestro Centenario podemos resolver esta duda.
¿Quién tuvo la culpa? Pues un ingeniero alemán llamado Friedhelm Hillebrand, quien en los 80 era presidente del GSM, el grupo que estaba estandarizando y especificando la red 2G.
Si bien es cierto que habría que puntualizar que, además, en origen, los SMS se habían concebido por el GSM como una forma de comunicarse entre el proveedor de la red y el cliente, sin que se plantease la opción de que las comunicaciones fuesen a producirse precisamente entre usuarios.
Volviendo a Hillebrand y a la limitación de caracteres, a él se le encomendó la tarea de definir cuántos eran suficientes.
Tras escribir numerosos mensajes de prueba totalmente al azar y contar las palabras, vio que no superaba la cifra de los citados 160 caracteres. Sin embargo, el comité técnico encargado del asunto no aceptó las conclusiones de un método excesivamente “casero”.
Por ello, pasó a realizar una investigación de mercado más seria en la que utilizó miles de tarjetas postales y de textos enviados por télex, llegando a la conclusión de que no superaban los 150 caracteres, motivo por el cual volvió a recomendar la limitación de 160, exitosamente en esta ocasión.
Una acotación de caracteres que años después, por ejemplo, influiría en la red social Twitter (ahora llamada X), que durante mucho tiempo contó como buque insignia con la limitación inicial de 140 caracteres precisamente para ajustarse a los 160 de los SMS dejando un margen de 20 adicionales para añadir el nombre de usuario u otros comandos que se quisieran introducir.
Telefonemas, los SMS o el Whatsapp de hace… ¡un siglo!
Aunque los SMS sean recientes, Telefónica ofrecía al comienzo de su centenaria historia un servicio que puede considerarse -salvando las distancias, obviamente- un precursor de estos mensajes cortos o de servicios de mensajería como Whatsapp.
Se trataba de los telefonemas, que existieron hasta el año 1934, como explicamos en nuestra web del Centenario.
Como bien sabéis, Telefónica había nacido diez años antes, en 1924. Durante esa década, una de las fuentes de ingresos de la compañía (conocida entonces como CTNE) fue el envío de estos telefonemas, unos “mensajes cortos por escrito que se podían enviar de teléfono a teléfono para dar un recado tan breve y concreto que no requería establecer una llamada”.
Si desde una perspectiva reciente nos parece que los SMS supusieron una revolución en cómo nos comunicamos, imaginémonos cómo se verían estos telefonemas hace nada menos que cien años.
La compañía ingresó por este servicio más de 60 millones de pesetas en el periodo en el que estuvieron activos. La razón por la que dejaran de ofrecerse fue un acuerdo entre Telefónica y el Estado para que este servicio no compitiera con los telegramas.
Por lo tanto, ¿podríamos decir que nos encontrábamos ante los abuelos de los SMS y la mensajería instantánea?
