La robótica se ha integrado profundamente tanto en el ámbito doméstico como en el empresarial en los últimos años. Actualmente, disponemos de aplicaciones y usos que hace menos de una década podrían haber sido considerados pura ficción. Un ejemplo destacado es «Spot», el perro de Boston Dynamics, comercializado por Telefónica Empresas junto con una capa de inteligencia y conectividad.
El perro de Boston Dynamics
Este robot es capaz de realizar funciones que implican riesgos para los humanos, como labores de rescate en lugares complejos, rondas de seguridad o acceso a zonas con contaminación química o radiactiva.
Recientemente han surgido también robots diseñados para desempeñar funciones de asistencia social, brindando apoyo a personas mayores o desfavorecidas que se encuentren solas y requieran cuidados o asistencia adicional. Este avance representa una revolución en el ámbito de la ayuda humanitaria.
En el sector logístico, los robots no solo han mejorado significativamente el rendimiento en el transporte y distribución de materiales en fábricas y almacenes, abordando diversas tareas, sino que también han alcanzado la capacidad de aprender a desplazarse de manera natural, prescindiendo de sistemas de orientación. Frente a obstáculos, estos robots pueden ajustar sus rutas de forma autónoma, marcando un hito en la automatización logística.
Pero el caso del que me gustaría explicar en este artículo es de la robótica aplicada al mundo educativo.
Robótica aplicada al mundo educativo
Históricamente, el modelo educativo se centraba en fases distintas de aprendizaje y aplicación, pero factores como la accesibilidad a la información a través de internet y la innovación disruptiva han impulsado un cambio hacia un modelo competencial continuo. La aplicabilidad y el uso de conocimientos por parte de las nuevas generaciones son ahora fundamentales en contraste con la tradicional memorización de datos de nuestro sistema educativo.
Todo ello nos lleva a hablar de Las siglas STEAM, que hoy en día están tan de moda y que constituyen un acrónimo en inglés derivado de las disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas (Science, technology, engineering, arts, mathematics). STEAM representa el conjunto de habilidades cruciales que tanto jóvenes como adultos deben dominar en el presente, no solo de cara al futuro. Competencias que no solo abordan las necesidades específicas de industrias clave, sino que también cultivan habilidades cognitivas y estratégicas esenciales para el progreso social y profesional en un mundo impulsado por la tecnología y la creatividad.
Al hilo de lo anterior, la Unión Europea ha reconocido la importancia de estas habilidades de manera seria y decidida, pues el desarrollo competente en estos campos se ha vuelto esencial para cualquier nación. El conocimiento profundo y el dominio de estas habilidades por parte de las generaciones más jóvenes contribuirán no solo a la competitividad sino también a la generación de nuevos empleos. Es más, el nuevo currículo LOMLOE refleja este enfoque competencial con un componente tecnológico creciente. Además, la asignación de fondos para equipar las escuelas públicas con recursos de robótica está ayudando a democratizar esta herramienta, antes reservada a quienes podían costear academias o actividades extraescolares. Este impulso financiero garantiza la accesibilidad a todos los centros educativos a nivel nacional.
Para profundizar en estos conceptos hemos contado con Juan María López Rufo, de Telefónica Empresas, un experto en robótica dedicada a la educación que nos habla de cómo se está desarrollando en la actualidad: la robótica aplicada a la educación proporciona las habilidades STEM de las que mencionamos previamente. Para los pequeños esto facilita la creación de situaciones de aprendizaje significativas, cooperativas, experimentales, científicas e inclusivas. Además, la robótica trasciende la asignatura de tecnología, abordando disciplinas diversas, desde el cuidado del entorno hasta la gestión de emociones.
Además, dicha robótica aplicada a la educación genera un atractivo y atención especial en los alumnos más jóvenes, motivándolos y consolidando el aprendizaje al asociarlo con emociones positivas. Este enfoque responde a la evolución en la educación reconocida por entidades como la Unesco, la Unión Europea y también en nuestro país.
Algunos ejemplos en equipamiento de robótica educativa que comercializa Telefónica son:
- mTiny Discover Kit: robot para los más peques para iniciarse en la programación y pensamiento computacional sin necesidad de pantallas.
- LEGO SPIKE ™ Prime: el nuevo kit de robótica de LEGO Education con el que los niños y niñas pueden aprender a programar de forma práctica y divertida.
- Robot MatataLab: para aprender conceptos fundamentales de codificación como la secuenciación, amigable para niños desde 4 años y sin experiencia en codificación.
- Microbit: es un microcontrolador que se puede programar con un lenguaje de código sencillo para crear juegos y animaciones o para controlar todo tipo de robots.
Resumiendo, la accesibilidad a través de internet y la incertidumbre sobre la aplicabilidad a largo plazo de los conocimientos adquiridos han impulsado la transición hacia un modelo educativo competencial. En este enfoque, se integran continuamente las fases de aprendizaje y aplicación, estableciendo un ciclo constante a lo largo de toda la vida. La relevancia radica no solo en aprender contenido, sino también en desarrollar la capacidad de utilizar y aplicar esos conocimientos. La memorización de datos ha perdido relevancia frente a la habilidad para buscar información y comprender la aplicación práctica de los conceptos, marcando así un cambio significativo en la educación actual.
Para escribir este artículo he contado ayuda de expertos de Telefónica como Reyes Cifuentes López y Gema Martín García de La Cabina, el espacio de inspiración tecnológica de Telefónica.