La Escuela Politécnica de Telecomunicaciones ha acogido el 14.º encuentro de IGF 2024 España, el foro multistakeholder español que acoge los debates sobre el ecosistema digital que definirán el panorama en los próximos años.
Este foro permite proyectar la perspectiva de nuestro país en los debates digitales que definen las políticas públicas a nivel internacional y en él participan stakeholders relevantes de todos los sectores del ecosistema digital, desde plataformas hasta operadores de telecomunicaciones.
Los debates en torno a las tecnologías emergentes como la ciberseguridad, inteligencia artificial, la computación en la nube y el nuevo ecosistema de conectividad, o los riesgos de la fragmentación de Internet, el level playing field, para la sostenibilidad del ecosistema digital, son temas clave en los que debe estar el foro español. Y varias de las conversaciones se han centrado en el nuevo pacto global de gobernanza, la competitividad y el nuevo ecosistema de conectividad.
El pacto global y la recuperación de la competitividad como elementos de futuro
Telefónica ha estado presente en estas jornadas desde su inicio y desempeñó un papel destacado en la mesa inaugural, donde se analizaron los principales desafíos tecnológicos y regulatorios en torno a la gobernanza de Internet. Este debate se produjo en un contexto crucial, tras la Cumbre del Futuro promovida por Naciones Unidas y en medio de un nuevo ciclo europeo cuyo objetivo es recuperar la competitividad, tal y como se señala en los informes de Draghi y Letta.
Juan Luis Redondo, director de Políticas Públicas Digitales en Telefónica S.A., recordó la ambición de la cumbre del futuro, con un nuevo Pacto Digital que adapta la gobernanza de Naciones Unidas a los nuevos retos que plantean tecnologías como la inteligencia artificial.
Adicionalmente mencionó como uno de los aspectos más relevantes para Europa en el año 2024 la publicación del informe Draghi. Un informe que marca una línea clara de acción para el nuevo ciclo institucional europeo. Este informe incide en el mandato de recuperar la competitividad. Y ese objetivo se logra incrementando la productividad, algo para lo que las tecnologías digitales juegan un papel clave. Europa ha intentado comenzar a restablecer un level playing field con regulaciones como la Ley de Mercados Digitales (DMA por sus siglas en inglés) y la Ley de Servicios Digitales (DSA). Pero Europa no puede olvidar la relevancia de la innovación y la inversión. Sin equilibrar la regulación con un entorno que favorezca la innovación y la inversión será muy complejo un desarrollo equilibrado del ecosistema digital en Europa.
La construcción de un ecosistema de conectividad resiliente
El sector de las telecomunicaciones ha evolucionado profundamente desde la creación de la escuela de telecomunicaciones de Madrid donde se ha desarrollado el IGF. Ahora el ecosistema de conectividad integra telecomunicaciones, computación en la nube y plataformas y tecnologías avanzadas. Esta convergencia ha desdibujado las fronteras entre industrias, creando un entorno interdependiente, competitivo y en constante evolución. Nuria Talayero, gerente de Políticas Públicas Digitales de Telefónica S.A. a bordó estos conceptos en la mesa redonda “El gobierno de las infraestructuras digitales”
En esta nueva realidad, actores tradicionalmente separados colaboran para construir un futuro común basado en infraestructuras digitales más resilientes y avanzadas. Los avances como la virtualización de servicios y la cloudificación están siendo fundamentales para esta transformación, ofreciendo flexibilidad y eficiencia en las redes. Un ejemplo destacado es la colaboración entre Telefónica O2, Nokia y AWS para virtualizar y cloudificar el núcleo de red 5G. Otro ejemplo de transformación es el modelo de apificación de Open Gateway que ilustra este cambio en el ecosistema.
Así surge el concepto de redes 3C: Conectadas, Colaborativas y Computacionales. Son conectadas porque aseguran altos niveles de calidad, flexibilidad y acceso, incluyendo tecnologías como la conectividad satelital. Son colaborativas porque dependen de la cooperación entre infraestructuras y actores diversos. Y son computacionales porque integran capacidades avanzadas de cómputo en la nube, fundamentales para aplicaciones críticas como la movilidad autónoma, la robótica industrial o los nuevos desarrollos en inteligencia artificial. Además, estas redes deben ser resilientes y sostenibles para responder a los retos del futuro.
Nuevas reglas para el nuevo ecosistema de conectividad
Los operadores siguen liderando las inversiones en conectividad (con una inversión anual de 59.000 millones de euros en infraestructuras al año en Europa, frente a los 17.000 millones invertidos por otros agentes). Y la sostenibilidad económica de los operadores de telecomunicaciones es fundamental para garantizar la inversión continua en la modernización de redes y nuevos despliegues, esenciales para preservar la soberanía tecnológica de Europa. En un contexto global cada vez más interdependiente, estas inversiones aseguran la resiliencia, la ciberseguridad y la privacidad de las infraestructuras críticas.
La incorporación de actores no tradicionales ha enriquecido el ecosistema, pero también ha generado desafíos regulatorios, especialmente en términos de competencia equitativa, interoperabilidad y soberanía tecnológica europea.
En este contexto, la futura Ley de Redes Digitales (DNA) debe abarcar a todos los actores del ecosistema de infraestructuras digitales y establecer un marco regulatorio que garantice igualdad de condiciones (level playing field) para promover una competencia equitativa y fomentar la innovación y la inversión. Este marco debe integrarse en una estrategia digital amplia para Europa, diseñada para facilitar la colaboración equilibrada entre los diversos actores del ecosistema. De este modo, se creará un entorno regulatorio capaz de responder eficazmente a las necesidades de una conectividad avanzada, resiliente y sostenible.