La inteligencia artificial tiene una influencia cada vez mayor en nuestra sociedad, copando de manera creciente el debate sobre su utilización. La IA cuenta con numerosísimas aplicaciones en campos y sectores de lo más diverso, no siendo la música una excepción de la industria creativa en la que se está utilizando esta tecnología.
¿Cómo podemos crear música con inteligencia artificial?
Existen numerosas aplicaciones para desarrollar creaciones musicales con inteligencia artificial, detrás de cuyos modelos, como veremos más adelante, hay una compleja madeja de código, algoritmos y datos.
Stable Audio
Stable Audio se trata de un sistema de inteligencia artificial generativa capaz de escribir música desde cero a partir de las peticiones del usuario: basta con describir lo que quieres y el sistema analizará la petición y utilizará su significado para crear la composición musical.
En la guía de usuario se pueden observar los detalles del proceso creativo, siendo cuatro pasos los que hay que seguir:
- Añadir detalles. Lo que puedas tener en mente sobre cómo quieres que sea la canción, añádelo.
- Crear ambiente. Se pueden incluir detalles sobre el estado de ánimo que se desea para la canción, pudiendo utilizarse una combinación de términos musicales y emocionales.
- Elegir instrumentos. No solo permite establecer el instrumento en sí, sino que se pueden añadir adjetivos al sonido del instrumento específico.
- Establecer el ritmo. Permite marcar la velocidad de la melodía para ajustarlo al resultado que es espera de la composición.
AIVA
AIVA es otra herramienta para la creación de inteligencia artificial que permite generar nuevas canciones en pocos segundos con más de 150 estilos diferentes. Está orientada tanto para principiantes que se están iniciando en la creación musical con esta tecnología como para profesionales.
Otras características de esta plataforma es la variedad de ajustes preestablecidos y formatos de música específicos y que además permite modificar pistas ya existentes y editar bandas sonoras.
Soundful
Soundful por su parte está orientada a tres tipos de usuarios: productores, creadores y marcas. El proceso creativo de esta IA consiste en elegir un género, personalizar las entradas y crear las pistas, al que se puede ir repitiendo hasta encontrar la pista adecuada generando así una música única.
Hemos mencionado tres plataformas de creación musical con inteligencia artificial, pero podríamos haber escogido muchos más, por lo que os invitamos a que busquéis otras posibilidades y descubráis cuál es vuestra favorita.
Tecnología detrás de la creación musical con IA
Como hemos visto, la IA cuenta con un uso en el mundo musical que va en aumento tanto para la creación y la producción como incluso para el proceso de distribución.
¿Pero qué es necesario desde un punto de vista tecnológico para que la inteligencia artificial pueda componer?
Para conseguir una canción completa es necesario componer una enorme cantidad de sonidos de diferentes duraciones y tonos, una tarea que podría comenzar con un algoritmo de aprendizaje por refuerzo de forma que empezaría ofreciendo tonos y longitudes aleatorias mientras que un usuario elegiría los que le gustan y los que no.
Otra alternativa podría ser el uso de algoritmos genéticos, en cuyo caso se presentan diferentes melodías para que el usuario seleccione las que más le convencen y originar así la nueva generación.
Para que este proceso pueda ser rápido se utilizan algoritmos supervisados combinados con el uso de la transferencia de conocimiento. Partiendo de música ya creada y que es de nuestro gusto, podemos crear nueva música que se parezca a la que teníamos previamente.
Si estáis interesados en profundizar en el proceso tecnológico que hay detrás de la composición musical mediante inteligencia artificial, no os perdáis este post del blog de nuestros compañeros de Telefónica Tech.
¿Se puede diferenciar la música creada por IA y la que está compuesta por personas?
Si bien es cierto que no hay una fórmula mágica para responder a esta pregunta, el consenso general entre los expertos es que resulta indistinguible una melodía creada por una inteligencia artificial y otra compuesta por un ser humano.
A quienes piensan que una composición automática no puede llegar a alcanzar los niveles de pasión o emoción de las obras realizadas por manos humanas, los detractores de esta tesis les devuelven la pregunta: ¿Está la emoción en la canción en sí misma o es una cuestión subjetiva de quien la está escuchando?
Aunque quizá puedan no ser ejemplos estrictamente del mismo estilo, algunos hitos de la inteligencia artificial y su potencial frente al cerebro humano pueden darnos pistas sobre nuestras capacidades (“nuestras” presuponiendo que esto lo esté escribiendo un humano y no una máquina, aunque igual la IA ha avanzado mucho en su relación con la ironía y el sarcasmo y quién sabe…).
Deep Blue, AlphaGo o Libratus: IA vs humanos
Ya en 1997, la supercomputadora Deep Blue venció al por entonces campeón mundial de ajedrez (el ruso Garry Kaspárov), quien de hecho llevaba siendo el mejor del planeta desde 1985, cuando representaba a la Unión Soviética, un título que mantuvo hasta el año 2000.
Aunque sí que es cierto que un año antes, en 1996, el ajedrecista consiguió vencer a Deep Blue en un evento histórico que llegó a ser conocido como “el hombre contra la máquina”, en el 97 la máquina de IBM alcanzó el hito de vencer al hombre.
Otro ejemplo lo podemos encontrar 19 años después, en 2016, cuando AlphaGo, un programa informático de IA desarrollado por Google DeepMind, venció al surcoreano Lee Sedol, el por entonces era el segundo mejor jugador del mundo del popular juego asiático Go.
De hecho, y aunque Sedol llegó a conseguir una victoria frente a la máquina, en el año 2019 anunciaba su retirada del profesionalismo porque “la IA no puede ser derrotada”.
Un último ejemplo lo encontramos en el año 2017, cuando un sistema de IA desarrollado por una universidad estadounidense llamado Libratus, fue capaz de vencer una partida de póker a cuatro de los mejores profesionales.
Ante un total de 120.000 manos -un número muy elevado para intentar neutralizar el factor suerte-, el sistema desarrollado por la Universidad Carnegie Mellon venció, uno a uno, a Jason Les, Dong Kim, Daniel McAulay y Jimmy Chou.
Estos tres ejemplos nos muestran a la perfección el nivel de sofisticación de la inteligencia artificial con respecto a humanos que son los mejores en lo suyo, por lo que se hace complicado imaginar que se pueda diferenciar una música compuesta por una máquina de la que no…
Industria creativa, derechos de autor e inteligencia artificial
Otro aspecto interesante a la hora de hablar de la creación musical mediante inteligencia artificial es la interacción de esta IA con la industria creativa, donde estaría enmarcada la música.
Tal y como explica Clara Ruipérez de Azcárate en un artículo en nuestra web, son dos los pilares sobre los que descansan las problemáticas que impactan en la diana de los derechos de autor: el aprendizaje y la obra creada.
Aprendizaje
La IA es lo que es porque aprende a hacer cosas, igual que los seres humanos. Hay que considerar igualmente que no existen artistas absolutamente libres y originales puesto que las personas nos expresamos creativamente gracias al aprendizaje, la experimentación y la herencia cultural recibida.
De este modo, la inteligencia artificial no es una excepción y necesita aprender de otras obras para ser capaz de crear: sin los datos de estas creaciones preexistentes la IA no puede desarrollar su inteligencia creativa.
“¿El hecho de que dichas obras predecesoras, protegidas por derechos de autor, sean utilizadas para el “simple” aprendizaje de una máquina justifica su utilización sin pedir autorización a sus titulares?”. En este punto es donde Ruipérez de Azcárate sitúa a apertura de la puerta del debate jurídico.
Obra creada
Las obras creadas por la IA “afectan a uno de los principios básicos rectores de los derechos de autor, unánimemente reconocido a nivel internacional: Una obra artística sólo podrá ser protegida por propiedad intelectual si ha sido creada por un ser humano”.
La utilización de la IA en los procesos creativos no afectaría a la protección de la obra resultante bajo el paraguas de los derechos de autor únicamente si la mencionada IA ha sido utilizada como una mera herramienta.
El problema emerge cuando la IA crea algo de forma autónoma a partir de la información subyacente de la que ha aprendido y sin la intervención determinante en el proceso creativo de una persona física.
Ante esta realidad, la autora se pregunta si se debería crear un paraguas autónomo de protección para estas creaciones o hacer una excepción a la base del derecho de autor y permitir la entrada a creaciones no humanas.
Un debate que va más allá de la relación específica entra la música y la IA ya que trata sobre la industria creativa en general y la inteligencia artificial pero que atañe también directamente al tema del que estamos tratando.