Trabajar en Innovación, como es mi caso, es una mezcla entre scouting, planificación, visión, ejecución y gestión de la incertidumbre. Así que puedo decir metafóricamente que, en esa coctelera, intento meter los ingredientes de forma muy ordenada… para que, al mezclarlos, salgan resultados que nos descubran nuevos sabores (nuevos servicios y soluciones tecnológicas hacia nuestros clientes).
Mis herramientas diarias
Siempre me apoyo en una base de herramientas bastante común: conectividad + PC + smartphone y, sobre ello, mail, llamadas y creación de documentos para hacer que los proyectos puedan avanzar. Todo 100% en la nube para tener la información accesible desde cualquier lugar, de forma segura.
Sobre esa base, y en función de los proyectos y del estado de madurez de estos, me apoyo en herramientas más especializadas como pueden ser portales de visualización de datos, portales de compras y gestión de proyectos, herramientas de IA generativa o consolas de gestión de recursos de red y dispositivos.
Recordemos que en Innovación cada proyecto es diferente, compartiendo todos ellos una base de gestión (herramientas base) sumada a una parte de especialización (herramientas de red, de datos, de IA, etc). En todas las fases de un proyecto es muy relevante saber transmitir la información compleja de forma muy sencilla y entendible, por lo que siempre intento dar una coherencia visual y estructurada a todo lo que hago (apoyándome las herramientas anteriormente mencionadas).
Mi momento de la jornada
La verdad, no podría quedarme con uno. No porque todos sean buenos, sino porque cada día es diferente. Hay días en los que tu mejor momento es una presentación que has hecho a un cliente o a los alumnos de un grado universitario, días en los que tu mejor momento es un café con los compañeros de un área donde estuviste hace unos años, o días donde ese mejor momento es desbloquear un tema técnico de alta complejidad.
Es decir, no me quedo con un momento sino con varios, y en esa variedad está el resultado de nunca aburrirse. Si el mejor momento fuera siempre el mismo, dejaría de ser el mejor.
Mis trucos y herramientas para organizarme
Trucos hay, desde luego. Pero creo que la organización también viene por defecto… es decir, en tu forma de ser. En mi caso, desde luego es así. Soy organizado por naturaleza: me ayuda tener las ideas, los documentos y los proyectos muy estructurados y organizados, pudiendo recurrir a información de forma muy rápida cuando necesito consultarla, compartirla o cohesionarla.
¿Herramientas? No necesito muchas: una estructura ordenada de carpetas y proyectos, que aplica tanto a documentación como a mails. Por encima de esa base, un buen cuaderno o OneNote donde apuntar ideas clave. Para mí, el orden es fundamental, y mi mejor consejo pasaría por entender muy bien y estructurar mentalmente todo lo que uno hace: una cabeza ordenada es la base para una toma de decisiones estructurada, coherente, consistente y consciente.
Como punto adicional, tengo amigos que se apoyan en herramientas Kanban (herramientas visuales, normalmente relacionadas con metodologías Agile) para tener muy definidas sus tareas y el estado de estas. Metodología que comparto, ya sea apuntando esas tareas en un “mapa mental”, en un cuaderno, en una carpeta de “pendientes” o en tu agenda de Outlook para reservarlas un espacio y tiempo.