Aplicaciones como Meta Horizon Worlds, VRChat, o Rec Room, entre otras, ya ofrecen entornos en los que comunidades de usuarios pueden realizar actividades e interactuar con los demás en un espacio digital inmersivo.
Muchos han destacado las grandes oportunidades que el Metaverso ofrecerá en ámbitos como la educación, el teletrabajo, o el ocio. Pero también han empezado a surgir cuestiones acerca de los retos sociales y éticos que plantea y, en particular, su potencial impacto en nuestra salud mental. ¿Puede el uso de aplicaciones en el Metaverso provocar adicción? ¿en qué medida este puede exponer a los usuarios a situaciones de acoso o violencia? ¿pueden los usuarios de la realidad virtual acabar desconectados de la realidad real?, son algunas de las preguntas que han venido planteándose recientemente.
En la actualidad comienzan a aparecer los primeros estudios científicos que exploran algunas de estas cuestiones. En muchos de ellos se aborda la salud mental no sólo como la ausencia de trastornos clínicos, sino en un sentido más amplio (en línea la definición de esta por la Organización Mundial de la Salud), relacionado con la percepción de bienestar subjetivo del individuo. En consecuencia, a menudo estas investigaciones contemplan, además de los riesgos, los potenciales beneficios para la salud mental de los usuarios, como veremos a continuación.
Riesgos potenciales del Metaverso en la salud mental
Uno de los principales componentes del Metaverso, como decíamos arriba, serán los mundos virtuales inmersivos. En ellos, el usuario -equipado con gafas de realidad virtual- experimentará una sensación de presencia, de estar realmente ahí, dentro del entorno digital. Esta ilusión es una parte fundamental del atractivo del Metaverso, pero también podría acrecentar sus potenciales efectos negativos en comparación con medios más tradicionales.
Acoso
Un ejemplo claro en este sentido es el acoso. El acoso online ha sido ampliamente estudiado, pero en el caso de aplicaciones de realidad virtual, este puede adquirir una nueva dimensión. Así, cuando los usuarios interactúan empleando avatares, estos reproducen los movimientos del usuario y reemplazan su cuerpo físico. Esto hace que una agresión hacia nuestro avatar sea, a menudo, instintivamente percibida como una agresión hacia nuestro propio cuerpo, casi como una agresión física real. En este sentido, en un estudio publicado recientemente se entrevistó a 31 usuarias de plataformas de realidad virtual social. Los resultados muestran que, debido a la ilusión de presencia física, las experiencias de acoso en estas plataformas son per particularmente duras para la víctima, y subrayan la necesidad de establecer mecanismos para prevenir estas situaciones.
Adicción
Otro ejemplo sería la adicción a aplicaciones en realidad virtual como juegos o plataformas sociales. La hipótesis que se ha manejado aquí es que, si la sensación de presencia incrementa el realismo de las experiencias inmersivas, la recompensa psicológica que recibe el usuario -y, por tanto, el potencial adictivo de esa experiencia- podría también ser mayor. Un estudio reciente (en el que participó el autor de este artículo) analizó la prevalencia de comportamientos adictivos en un grupo de 750 usuarios de aplicaciones de realidad virtual. Los resultados sugieren que la prevalencia de conductas adictivas entre estos usuarios no es mayor que entre los usuarios de otras tecnologías como los videojuegos en formatos más tradicionales, o los social media. No obstante, se encontró una correlación entre el sentimiento de embodiment (la sensación de que el avatar del usuario es su propio cuerpo real) y síntomas de adicción. Esto podría apuntar a que aquellos usuarios que experimenten esta sensación de una forma más intensa quizá también podrían tener un mayor riesgo de desarrollar conductas adictivas.
Beneficios del Metaverso para la salud mental
Interacciones virtuales más naturales
De la misma forma que la sensación de presencia podría intensificar algunos aspectos negativos de estas aplicaciones, también podría estimular interacciones positivas para el bienestar de los usuarios. Tener una vida social satisfactoria, con relaciones sociales ricas y significativas, es un componente clave de nuestro bienestar psicológico y, en el pasado, diversos estudios han demostrado como algunas tecnologías como las redes sociales o los videojuegos online pueden resultar positivas en este sentido: por ejemplo facilitándonos mantener el contacto con seres queridos que se encuentran lejos, ayudándonos a expandir nuestro capital social, y a encontrar personas con circunstancias o intereses similares a los nuestros.
Sensación de presencia física en mundos virtuales
En el caso de las aplicaciones inmersivas, evidencias recientes sugieren que la sensación de presencia podría potenciar estos beneficios. Así, cuando interactuamos mediante avatares en un espacio virtual, experimentamos la ilusión de que realmente estamos compartiendo un espacio con el otro, y podemos realizar acciones similares a las que realizamos en la realidad física (por ejemplo, podemos mirar al otro a los ojos o incluso dar un abrazo virtual).
Mayor conexión interpersonal
Algunos estudios (basados, por ejemplo, en entrevistas o encuestas con usuarios) apuntan a que estas interacciones «realistas» podrían estimular sentimientos de conexión con los demás de forma más intensa que otros medios menos inmersivos (como, por ejemplo, la videollamada o los mensajes de texto). Así, por ejemplo, en un estudio los alumnos de una clase generada en realidad virtual durante la pandemia de covid-19 (cuando las clases presenciales estaban suspendidas) reportaron que la sensación de estar ahí con los otros estudiantes contribuyó a una mayor conexión y sentimiento de comunidad entre ellos. Encontrar personas con perfiles similares, practicar habilidades sociales, o aprender idiomas, todo ello experimentando una sensación de estar ahí en compañía de otros, son otras de las actividades que algunos usuarios ya realizan en estos mundos virtuales y que, como decimos, pueden tener impactos positivos en su bienestar.
Metaverso y salud mental: ¿cómo hacer las preguntas correctas?
A pesar de que empiezan a aparecer estudios como los mencionados, aún son muchas las cuestiones por explorar en el ámbito del Metaverso y la salud mental (y pronto estás serán aún más, según el Metaverso se vaya desarrollando y aparezcan nuevas aplicaciones). Para encontrar respuestas útiles, será importante tener en cuenta la experiencia acumulada por los científicos sociales que se han dedicado a estudiar el impacto en los usuarios de tecnologías como internet, los videojuegos, o las redes sociales. Como apunta la investigadora de la Universidad de Cambridge Amy Orben, algunos principios clave para formular las preguntas correctas en este sentido son los siguientes:
Poner el foco en usos específicos
Las posibles formas de usar tecnologías como internet o las redes sociales -y, ahora, el Metaverso- son muchas, y distintos usos tendrán distintos efectos. Entonces, más que del impacto del Metaverso como tal en nuestra salud mental, será conveniente explorar los efectos de casos de uso concretos (una cierta aplicación, un cierto patrón de uso, etc.).
Tomar en cuenta las características individuales de los usuarios
Las diferentes tecnologías afectan de forma diferente a diferentes usuarios: por ejemplo, los adolescentes pueden ser especialmente sensibles a aspectos como la comparación social con otros en las redes sociales, que podría afectar a su autoestima, o ciertas características pueden hacer que algunos usuarios sean más proclives a la adicción a los videojuegos. A la hora de explorar el impacto del Metaverso en la salud mental de sus usuarios, será, pues, necesario especificar a qué población de usuarios nos referimos, y las características de estos.
Comprender la dimensión temporal de los efectos analizados
Por ejemplo, algunos estudios indican que muchos usuarios de realidad virtual pueden experimentar una sensación de irrealidad – o como de «estar en un sueño»- inmediatamente después de sesiones de uso de esta tecnología. Pero otro estudio parece indicar que este es un efecto simplemente momentáneo, que ocurre principalmente entre usuarios noveles y que desaparece cuando estos se habitúan a la tecnología. Así pues, entender la dimensión temporal de los efectos es básico para valorar correctamente su impacto en los usuarios.
Prestar atención al tamaño de los efectos analizados y su relevancia en la práctica
Un ejemplo claro en este sentido es una investigación realizada con datos de más de 300 000 adolescentes. Este estudio encontró una relación consistente entre el uso de tecnologías digitales y un nivel más bajo de bienestar psicológico en adolescentes, pero estos resultados también sugieren que el tamaño de este efecto es muy pequeño: si se suprimiera el uso de tecnologías digitales en estos datos, el bienestar aumentaría menos de un 0.5%. Así pues, el que un estudio demuestre la existencia de un efecto no siempre significa que este sea relevante en la práctica.
Entender la dirección de los efectos analizados, y si estos implican, o no, una relación de causalidad
Por ejemplo, pongamos que un estudio mostrara una correlación entre el uso de un juego en realidad virtual y experimentar sentimientos de soledad. ¿Deberíamos interpretar que aquellos usuarios que emplean esta aplicación se acaban sintiendo más solos (tal vez, porque dedican menos tiempo a ver a sus amigos en la vida real)? ¿O, quizá, que aquellas personas que se sienten más solas dedican más tiempo en este juego (tal vez, para conocer gente nueva a través de él)? Una simple correlación no permite deducir causalidad; para ello son necesarios estudios con diseños más sofisticados (como, por ejemplo, estudios longitudinales).
Así pues, una buena comprensión del potencial impacto del Metaverso en nuestra salud mental y bienestar psicológico exige una investigación detallada y compleja, que huya de preguntas simplistas. En este artículo hemos revisado algunas de las primeras investigaciones en este terreno. Pero estos son solo los primeros pasos en el largo camino a recorrer para entender en profundidad el lado humano y social de una revolución tecnológica que puede cambiar nuestras vidas en los próximos años.