Durante décadas, el Mercado Único Europeo ha sido un pilar fundamental de la prosperidad, impulsando la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas. No obstante, este ambicioso proyecto enfrenta hoy desafíos que ponen en riesgo su eficacia y la competitividad de las empresas de la UE. Los informes de Enrico Letta y Mario Draghi han puesto en la agenda política un asunto crucial: Europa debe actuar con determinación para eliminar los cuellos de botella regulatorios que impiden profundizar el mercado único y recuperar el dinamismo que una vez la posicionó como líder global.
El Plan de Trabajo de la Comisión Europea para 2025 representa una oportunidad única para afrontar estos desafíos y hacer de la simplificación normativa el eje central de su estrategia.
El mercado único en una encrucijada
El Mercado Único Europeo fue concebido para eliminar las fronteras dentro de la UE, garantizando un comercio y una inversión sin fricciones entre los Estados Miembro. Este entorno, a su vez, impulsaba un mercado más competitivo y dinámico, alentando a las empresas a innovar y crear valor añadido. Sin embargo, en los últimos años, las barreras regulatorias y legales se han multiplicado, frenando estas libertades fundamentales. Las empresas, especialmente las pymes y las startups, enfrentan excesiva regulación, una aplicación incoherente entre los Estados miembros y elevados costes de cumplimiento. Estos obstáculos no solo ralentizan la inversión, sino que también sofocan la innovación, impidiendo que las compañías europeas crezcan al ritmo de sus competidores estadounidenses y chinos que operan en entornos normativos más favorables a la inversión y la innovación.
Los informes de Enrico Letta y Mario Draghi ponen en evidencia una verdad incómoda: mientras Europa debate su autonomía estratégica, pierde terreno en sectores industriales y digitales clave. La complejidad normativa y la fragmentación del mercado han debilitado la competitividad, y si esta tendencia no se revierte, las empresas europeas quedarán rezagadas en la carrera global por la innovación, la inversión y el talento.
Simplificación normativa: la clave de un mercado próspero
El Plan de trabajo de la Comisión Europea para 2025 debe ser ambicioso a la hora de reducir la burocracia innecesaria y armonizar las normas en todos los Estados miembros. La historia nos ofrece una lección convincente: en 1985, cuando Europa se enfrentaba a un estancamiento económico, la Comisión Europea lanzó el innovador Libro Blanco «Realización del Mercado Interior», que proponía 300 medidas legislativas para eliminar barreras. ¿El resultado? Una economía europea revitalizada que atrajo inversiones y estimuló el crecimiento y el bienestar.
Hoy es necesario dar un paso similar. Las empresas de todos los sectores, en particular de las telecomunicaciones y los servicios digitales, necesitan urgentemente un marco regulador más coherente, que tenga en cuenta la realidad de los mercados y las dinámicas competitivas y que fomente la innovación en lugar de crear cargas administrativas. Telefónica y otros líderes del sector han pedido reiteradamente que se reduzca la regulación, se promueva la igualdad de condiciones y se garantice la aplicación coherente de las normas del mercado único en todos los Estados miembros.
En el sector de las telecomunicaciones, por ejemplo, una normativa obsoleta ha dado lugar a una fragmentación artificial del mercado, lo que dificulta a los operadores el crecimiento y la inversión en redes de nueva generación, como la 5G y la fibra. Las normas actuales sobre el control de las fusiones han tenido consecuencias no deseadas, desalentando la consolidación del mercado que podría mejorar la eficiencia, las inversiones y la competitividad. Mientras tanto, la innovación digital se ve frenada por las asimetrías regulatorias que imponen cargas desproporcionadas a los operadores de telecomunicaciones, al tiempo que permiten a las grandes empresas tecnológicas operar en marcos más indulgentes.
Una nueva visión del mercado único
La Comisión Europea debe situar la simplificación normativa en el centro de su estrategia de competitividad. Esto significa:
- Llevar a cabo una revisión de la normativa vigente en la UE y, cuando se detecten regulaciones que obstaculicen la inversión en redes e infraestructuras básicas, promover su supresión.
- Garantizar que las decisiones de las autoridades europeas de competencia promuevan estructuras de mercado sostenibles y no creen barreras de salida para los agentes del mercado mediante la imposición de remedies (o condiciones) que crean una competencia artificial.
- Simplificar la normativa para reducir las cargas administrativas y los costes asociados.
- Realizar un análisis coste-beneficio de las futuras normativas en relación con el mercado único, evitando así nuevas barreras injustificadas o desproporcionadas que repercutan negativamente en las «cuatro libertades» en las que dicho concepto se basa.
Un momento decisivo para Europa
El nuevo ciclo político e institucional y las conclusiones de los informes Letta y Draghi ofrecen una hoja de ruta para el mercado único. Un compromiso con la simplificación normativa y una mayor integración del mercado no solo impulsarán la competitividad europea, sino que también garantizarán que los beneficios del mercado único lleguen por igual a las empresas y a los ciudadanos.
Telefónica y otros líderes del sector están dispuestos a apoyar este esfuerzo. El camino a seguir es claro: Europa debe volver a los fundamentos del mercado único, eliminando barreras en lugar de erigir otras nuevas. Un marco regulador más dinámico y favorable a la inversión no es sólo una opción política, sino una necesidad económica.
El Plan de Trabajo 2025 debe estar a la altura del desafío, garantizando que el mercado único siga siendo un motor de crecimiento, innovación y prosperidad en los años venideros. Necesitamos urgentemente una UE más sencilla que genere prosperidad.