Que las redes sociales se han convertido en territorio favorito de los jóvenes no es una sorpresa para nadie. De hecho, entre los menores de edad las redes están adquiriendo la categoría de commodity. Esto se debe en gran medida a la habilidad con que facilitan la comunicación entre iguales y su especial capacidad para unir dos necesidades básicas de los adolescentes: socialización y entretenimiento. Esta realidad no pasa desapercibida en los entornos familiares, educativos y sociales, preocupados por las posibles consecuencias negativas que este uso, muchas veces intensivo, pueden tener.
De acuerdo con el estudio «Menores y Redes Sociales«, de la nueva colección Fundación Telefónica-Foro Generaciones Interactivas, publicado el pasado mes de enero, el 70% de los menores internautas españoles utilizaba en 2009 las redes sociales. De estos, la mitad –preferentemente chicas a partir de los 14 años- constituye el grupo de los usuarios avanzados, aquellos que tienen más de un perfil abierto.
El estudio pone de manifiesto que el uso de redes sociales plantea retos y oportunidades que no se deberían minimizar. Por un lado, queda patente que el mayor uso de redes sociales intensifica la relación social, alejando el fantasma del aislamiento que en algunos casos ha rodeado a este tipo de aplicaciones. Además, los usuarios de redes sociales son más críticos sobre la tecnología y más conscientes de sus riesgos. Sin embargo, este mayor conocimiento lleva consigo también una mayor asunción de riesgos durante la navegación –mayor tendencia a exponer información privada, a contactar con extraños- y, no necesariamente, un mejor rendimiento académico.
Dada la juventud del fenómeno, y su gran aceptación entre los menores, es preciso un esfuerzo claro e inequívoco por parte de todos los implicados por asegurar que en el uso de estas redes los menores encuentran ocasiones de crecimiento personal al tiempo que aprenden a evitar los riesgos.
- Hay que perder el miedo a las redes sociales. Si queremos enseñarles, antes que hay que saber cómo funcionan. Para ello, nada mejor que abrir un perfil en alguna de ellas. Pide ayuda a tus hijos.
- Pregunta a tus hij@s si tienen un perfil en una red social. Tuenti es la más popular entre los adolescentes españoles. Pídeles que te enseñen cómo funciona, y que te cuenten quiénes son sus amigos.
- Una buena alternativa al “espionaje” parental en las redes sociales es encargar a un hermano/a mayor la responsabilidad de cuidar de los más pequeños en las redes, asegurando que hacen un uso seguro y que no tienen problemas.
- Ten en cuenta que la edad legal requerida para abrir una cuenta en España es de 14 años. Anima a tus hijos a esperar hasta entonces, del mismo modo que tienen que esperar a tener 18 años antes de poder conducir.
Charo Sádaba es Doctora en Comunicación por la Universidad de Navarra y Directora de Investigación del Foro Generaciones Interactivas.