Redacción
Muchos padres no saben cómo controlar el uso de los dispositivos móviles por parte de sus hijos. Las horas de uso, si deben llevarlos o no al colegio, si los conectan o no a las redes sociales, etc. No hay una única respuesta a todas estas dudas, pero sí algunos datos que pueden ayudar y que los recoge el estudio Menores de Edad y Conectividad móvil en España, del que ya os hablamos en la primera parte de este post donde se analizaba el uso que hacen los menores de estas tecnologías.
La problemática actual que estamos analizando surge porque los niños y adolescentes están mucho más familiarizados con el manejo de las TIC que los adultos que les rodean. Los más jóvenes saben utilizarlos a la perfección, pero no están formados en el ámbito de la seguridad, la protección de datos, etc. Esta es la razón por la que es necesario que los padres estén pendientes de estas cuestiones para ofrecer respuestas que ellos no tienen y buscan, en ocasiones, a través de la red: “El 40% de los menores de entre 11 y 14 años ha buscado información sobre cómo proteger sus datos personales en Internet”, dice el estudio.
Los permisos y autorizaciones más comunes a tener en cuenta son, entre otros, los de las descargas de las aplicaciones. Muchas piden acceso a la agenda de contactos, a la galería de imágenes o a su ubicación a través de GPS, y sólo el 61% de las 150 aplicaciones móviles más descargadas tienen una política de privacidad clara.
Según el informe, la mayoría de padres y madres desconocen las aplicaciones que se descargan sus hijos y, por tanto, los permisos que a éstas se les concede. Es necesario que se supervisen las descargas de los menores, teniendo en cuenta cuáles son los permisos que solicitan y si tienen relación con la función principal de la app.
Esta actitud es importante, ya que el 52% de los adolescentes de 11 a 14 años nunca piden permiso a sus padres cuando van a descargarse una aplicación. Es muy importante que los progenitores pongan en marcha los sistemas de contraseñas para aprobar el tipo de aplicaciones que se van a instalar en el terminal de sus hijos. Hasta ahora, las familias no conocen o no contemplan esta realidad y el 73% de los encuestados asegura no tener que introducir ninguna contraseña para descargarse aplicaciones en sus dispositivos.
Ante situaciones conflictivas como cuándo apagar el smartphone, es necesario instaurar normas básicas para garantizar su atención en clase o su descanso nocturno. En la mayoría de los casos de momento no se están poniendo en marcha y el 27% de los entrevistados reconocen no apagar nunca el teléfono móvil; y otro dato revelador, el 60% lo lleva a clase, donde tampoco lo apaga.
Establecer unas normas en cuanto al uso de los dispositivos móviles, y atender a si estas se cumplen o no, es fundamental para fomentar el uso correcto y seguro de las tecnologías móviles conectadas.
Imagen: IntelFreePress
