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Los smart toys o la inteligencia artificial aplicada a los juguetes tradicionales

Los juguetes clásicos incorporan las nuevas tecnologías para romper con el plano físico que les caracteriza y transportar a los más pequeños a nuevos mundos que estimulen su imaginación y les acerque al mundo digital. La industria juguetera se conecta a la Realidad Virtual, la Inteligencia Artificial y el Internet de las Cosas para abrir nuevos horizontes en el entretenimiento infantil, el desarrollo de destrezas digitales e incluso en la educación.

Niño sujetando con avión de juguete

Tiempo de lectura: 5 min

Osos que hablan y escuchan, robots, o un puzzle que pasa de dos a tres dimensiones cuando se resuelve. Transformar los juguetes físicos convencionales en juguetes inteligentes gracias a la conectividad, no solo los hace más atractivos para los más pequeños, sino que estimula su curiosidad. Desarrollar esa posibilidad con fines pedagógicos es uno de los objetivos que hay tras un nuevo proyecto del Instituto Tecnológico del Juguete (AIJU).

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En diciembre de 2021 ,la AIJU presentaba el proyecto Multisectorial AI Platform, financiado por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial. Su objetivo es la creación de una plataforma de acceso gratuito que ayude tanto a empresas del sector del juguete como al sector sociosanitario en el diagnóstico precoz de ciertas patologías como el Alzheimer.

Los objetivos científicos del proyecto son ambiciosos. La plataforma pretende integrar servicios de Inteligencia Artificial y análisis de datos. Por su parte, la naturaleza de los servicios de IA que desea desarrollar, se basan en el uso los chatbots, el reconocimiento de voz y de imágenes, y el análisis de sentimientos y emociones.

La digitalización de los juguetes físicos tradicionales

Lejos de abrir el debate sobre si los niños deben utilizar juguetes físicos tradicionales o las consolas de videojuegos e internet, AIJU apuesta por la unión de ambos mundos mediante la creación de escenarios virtuales. Los niños, poco a poco, pierden el interés por los juguetes de toda la vida, inclinándose hacia las nuevas tecnologías.

La utilización de estos escenarios virtuales consigue, escaneando el juguete con un smartphone o una tableta, mejorar la experiencia del artículo físico. Así, por ejemplo, si un niño quiere jugar a ser un gran chef y escanea su cocina de juguete, se puede abrir un espacio donde aparecen sus platos en Realidad Aumentada. A la vez, esta tecnología puede incorporar información para enseñar a los más pequeños sobre alimentación saludable o sobre cómo se cocina un alimento. Una posibilidad incrementa el atractivo de estos juegos para los niños.

Big Data para conocer el estado emocional de los niños

Una de las preocupaciones de los padres y de los educadores es no ser capaces de detectar a tiempo las emociones negativas de los niños. En este sentido, el Big Data, gracias al uso de 5G, puede contribuir, incluso, a detectar casos de acoso escolar o problemas familiares.

La herramienta más sencilla es la integración de los chatbotsen los juegos. Es una forma de interactuar con el niño a partir de preguntas simples y habituales. Una de ellas puede ser preguntarle cómo está. Luego, el sistema envía a los padres una síntesis de las respuestas que ha dado. No es, sin embargo, la única forma de obtener información.

A la hora de crear los escenarios virtuales, el sistema analiza si el niño utiliza demasiados tonos oscuros o si las expresiones de los personajes son tristes. En esos casos, puede delatar la existencia de un problema.

¿Son seguros los juguetes conectados y protegen la privacidad del niño?

Como cualquier otro dispositivo con conectividad, con estos juguetes también se asumen riesgos. Por un lado, la cantidad tan enorme de datos que recogen obliga a las empresas responsables a disponerlos en la nube. De este modo, se deja en manos de cada fabricante la responsabilidad de proteger la información recogida de los niños.

Generalmente, para poder disfrutar plenamente de esta clase de juguetes, se obliga al menor a rellenar una serie de datos. Aunque, en este sentido, la Comisión Europea ya publicó unas directrices a las empresas de juguetes para limitar la información que recaban de los menores. Así, bajo ningún concepto pueden ser capaces de localizar la dirección del niño y deben limitar los datos que le piden.

Por otro lado, tampoco están exentas las empresas de los ataques de los hackers. Por esta razón, la Comisión Europea obliga a los productores de smarttoys a establecer medidas organizativas y técnicas para garantizar la seguridad del juguete durante todo su ciclo de vida.

Respecto a la seguridad de los ataques en la wifi del domicilio, es necesario que los padres establezcan las mismas medidas que utilizan para proteger otros dispositivos, como apagar el juguete cuando no se utiliza o la instalación de las actualizaciones de seguridad que vayan saliendo. Estas suelen constituir la mejor medida para evitar intrusos.

En cuanto a la protección de datos de los pequeños, hay que tener en cuenta que, según el Reglamento General de Protección de Datos, el tratamiento de estos solo puede fundarse en el consentimiento del menor si es mayor de 14 años. Así, los fabricantes de juguetes no pueden compartirlos con terceros. Los padres o tutores deben ejercer ese control.

En definitiva, los juguetes conectados ofrecen un gran atractivo para los niños y unas posibilidades didácticas y pedagógicas enormes. Y en un mundo cada vez más digitalizado, hay que enseñar a los niños a protegerse en la red como les enseñamos a hacerlo fuera de ella.

Para ayudar a los padres a elegir los mejores juguetes conectados y ofrecerles conocimientos necesarios sobre la seguridad de sus hijos, el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) junto a la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes, ha publicado una guía sobre protección de los menores y su entorno desde la fabricación de estos objetos para que sean ciberseguros. Tampoco hay que olvidar la necesidad de enseñar a niñas y niños el fomento de habilidades sociales, de aprender jugando a cooperar y trabajar en equipo donde los juguetes, conectados o no son una herramienta más, con la supervisión de los mayores.


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