Los principales riesgos para la humanidad

El año 2016 no ha sido especialmente bueno para el mundo. Desastres naturales, incremento de la desigualdad, migraciones masivas de refugiados, guerras… El Foro Económico Mundial deja en evidencia cómo las acciones del ser humano han contribuido enormemente a la mayoría de ellos.

Tiempo de lectura: 4 min

  Sofía Montes Díaz-Rato – RC y Sostenibilidad

 

Si sales a la calle te pueden azotar huracanes letales, inundaciones, terremotos y atentados terroristas. Quédate en tu casa, delante del ordenador, y te arriesgas a que te roben tus datos personales e incluso tu identidad.

Esta es la selección de los riesgos a los que se enfrenta la humanidad según el Foro Económico Mundial, que ha recogido la opinión de 750 expertos. En años anteriores, los riesgos económicos eran mucho más acuciantes, especialmente los años álgidos de la crisis financiera. Sin embargo, las amenazas ambientales y sociales se han posicionado como las más importantes.

El año 2016 no ha sido especialmente bueno para el mundo. Desastres naturales, incremento de la desigualdad, migraciones masivas de refugiados, guerras… Parece ser que la humanidad tiene bastante camino que recorrer para poder subsanar los problemas que hemos causado en nuestro planeta Tierra, y el Foro Económico Mundial deja en evidencia cómo las acciones del ser humano han contribuido enormemente a la mayoría de ellos.

Según el Reporte de Riesgos Mundiales de 2017 hay cinco áreas donde hay que intervenir urgentemente:

Crecimiento y reformas económicas.  Desde el inicio del siglo XX, y hasta la década de los 80, la desigualdad en el mundo industrializado fue en descenso. Desde 2009, los sueldos del 1% de la población de los EEUU ha aumentado en un 31%, resultando en una diferencia abismal con el 0,5 % de crecimiento del 99% restante. La desigualdad se ha convertido en la tendencia más preocupante de cara a los próximos diez años.

Acelerar la acción del cambio climático es vital. El medio ambiente domina el panorama de riesgos globales ya que hay fenómenos meteorológicos extremos emergiendo como riesgo global principal. Estos se han clasificado de alto riesgo y de alta probabilidad por primera vez en el informe.

Décadas de crecimiento social y económico rapidísimo han aumentado la brecha generacional, amplificando inquietudes de identidad nacional y valores culturales, mientras que los poderes políticos dividen a las poblaciones. El reto será construir puentes para salvar estas diferencias y reconstruir comunidades y sociedades, a la par que se respetan los derechos individuales.

El crecimiento social y económico ha traído consigo multitud de avances tecnológicos, que están transformando el mundo de manera radical y modelando los nuevos riesgos a los que nos vamos a tener que enfrentar. En el terreno laboral, un enorme porcentaje de trabajadores han perdido sus puestos al ser sustituidos por autómatas. Se necesitan nuevos sistemas de colaboración para minimizar los trastornos sociales y la desigualdad de sueldos.

De ahí viene el siguiente desafío: hacer frente a la importancia de la identidad y la comunidad. Los rápidos cambios de actitud en áreas como el género, la orientación sexual, la raza, el multiculturalismo, la protección ambiental y la cooperación internacional han llevado a muchos votantes -en particular a los más mayores y menos educados- a sentirse abandonados en sus propios países. Los cismas culturales resultantes están probando la cohesión social y política y pueden amplificar muchos otros riesgos si no se resuelven.

Otra de las áreas de más riesgo donde se necesita actuación urgente es la cooperación internacional. Durante el año 2016 se han observado crecientes tensiones entre países, a la par que se frenaban la firma de tratados internacionales y se ponía como prioridad el crecimiento de arsenales nacionales. Esto aumenta la polarización social, ya que una de las consecuencias directas es ralentizar el proceso de globalización, aumentando los choques entre comunidades y pueblos.

 

 

A pesar de que la naturaleza ocupa el puesto prevalente de riesgos a corto plazo, las desigualdades económicas y la polarización social siguen estando muy arriba en la lista del FEM.  Las altas tasas de desempleo, el subempleo estructural, la distribución de la riqueza y la desigualdad económica son patrones persistentes que determinarán los avances globales de los próximos diez años.

La sociedad no sigue el ritmo del cambio tecnológico aunque las tecnologías emergentes ofrecen beneficios, a su vez, fenómenos como la inteligencia artificial y la robótica provocan efectos negativos por lo que se demuestra que una regulación es necesaria.

 

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