Un estudio de la Universidad del País Vasco realizado dentro de la red europea de investigación EU Kids Online destaca la necesidad de una mayor implicación de los padres para reducir los riesgos de Internet para los menores. En mi opinión, falta cibereducación.
Velar por nuestros hijos en el mundo virtual es tan importante como hacerlo en el mundo real. Los padres – con el apoyo de instituciones y empresas del sector- tenemos una gran responsabilidad.
En nuestra avanzada sociedad, los problemas más acuciantes tienen mucho que ver con la falta de valores y referentes que está marcando el comportamiento de nuestros hijos. Y ocurre también en el ámbito donde mejor se mueven: Internet. Están proliferando a través de las nuevas tecnologías comportamientos inadecuados que, en muchos casos, son también ilegales. La exhibición de la intimidad de los otros, diversas formas de acoso o el riesgo en el que nuestros hijos se están poniendo revelando datos a desconocidos con los que, incluso, llegan a quedar físicamente.
Los menores pasan demasiado tiempo frente al ordenador o el móvil. Muchas veces en detrimento de otras actividades que también son fundamentales, como el deporte o la lectura. Como padres, tenemos que educarlos también en el uso adecuado de estas tecnologías: que las utilicen con mesura, que no visiten páginas potencialmente perjudiciales, que no se pongan en riesgo frente a terceros, o que no desarrollen conductas atentatorias de ningún tipo hacia otros compañeros. Y eso sólo podemos hacerlo si los acompañamos en ese camino, aprendiendo nosotros primero e implicándonos de lleno en la tarea.
El gran reto al que nos enfrentamos ahora es el de educar en el mundo virtual para que nuestros hijos aprendan a enfrentarse a problemas que son reales. No se puede parar el avance –de hecho, no se debe porque tiene enormes ventajas– pero sí entre todos podremos conseguir que no sea a costa de que nuestros hijos asuman riesgos que a veces no controlan.