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“Los dispositivos no pueden ser una niñera digital”

Seguimos con la serie Tecnoadicción, ¿mito o realidad? Hoy entrevistamos a Diana González, profesora asociada de la facultad de comunicación de la Universidad de Navarra, quien nos cuenta qué hay de verdad en los mitos sobre la tecnología y los niños...

Tiempo de lectura: 6 min
– Hay quien opina que las tecnologías conectadas no aportan nada a los niños menores de 5 años y que la estimulación debe provenir de interactuar con su familia y de los juegos tradicionales, la música… ¿Cuál es su consideración?Creo que no debemos obsesionarnos con que usen o no usen la tecnología, sino en tratar la conectividad con naturalidad. Si estamos usando una aplicación, podemos enseñarles cómo la utilizamos, por ejemplo, algo que les ayudará a tomar ejemplo para cuando la usen ellos. Además, la tecnología permite utilizar recursos de comunicación y aprendizaje útiles para el desarrollo educativo… ¿nos lo vamos a perder? La interacción con la familia y su entorno es fundamental, pero si entendemos la tecnología conectada como un medio o herramienta, quizá sea útil para conversar con un familiar que esté lejos, por ejemplo. Todo va a depender de cada familia, cada peque y cada situación teniendo claro que debemos enseñarles a usarla.

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–           Relacionado con la pregunta anterior, ¿cuándo hay que “dar” a los niños un móvil o una tablet?

También siguiendo con la respuesta anterior… ¡depende! Depende de cada niño, padre, madre, situación… Creo que cuanto antes aprendan a usarlas, mejor, lo que no implica que deban tener su propio móvil o tableta o usar los dispositivos de los progenitores en todo momento, si no, como decíamos antes, con naturalidad. Igual que nos encanta que lean, pero entendemos que a la hora de comer o dormir deben hacer esa actividad y no leer, lo mismo puede ocurrir con los dispositivos. Debemos encontrar el momento para usarlos y no solo utilizarlos como una niñera digital.

–          ¿Basta con darles unas pautas generales para utilizarlos y fijarles un tiempo de uso al día?

Eso es importante, pero necesitan un acompañamiento como en otras facetas de su vida. Igual que cuando andamos por la calle les vamos dando pautas de tráfico para que puedan ir solos cuando sean mayores, es necesario estar junto a ellos para que tomen ejemplo de nosotros y podamos guiarles en las dudas que puedan surgir e incluso preguntarles aquellas cosas que no se cuestionan.

–          ¿Quién debe guiar a los niños o enseñarles y dónde? ¿Los profes en el cole? ¿Los padres en el salón de casa?

¡La pregunta del millón! Pues ambos y, aún diría más, toda la sociedad. Debemos trabajar juntos en la escuela y en casa para que la educación sea coherente, pero no solo en el uso de la tecnología, en todo. Enseñar tecnología no es algo meramente técnico, sino que tiene que ver con los valores, ya que en Internet, por ejemplo, nos basamos en la relación con las personas, no solo con el contenido. Así mismo, todas las personas tenemos la responsabilidad de cuidar qué contenido compartimos en la Red y cómo lo usamos, ya que puede ser visto por una niña o niño con solo un clic.

–          ¿Está evolucionando bien la educación española en este sentido?

Todo en esta vida es mejorable, aunque cada vez se intenta trabajar más este punto. Si retomamos la idea de que la tecnología es una herramienta para hacer algo, deberíamos trabajar más la inteligencia emocional y la empatía. Además, venimos de una tendencia en que la educación en la escuela sobre redes sociales, por ejemplo, se ha realizado desde un punto de vista legal relacionado con las fuerzas de seguridad del Estado, lo que no siempre desarrolla las competencias de comunidad, desarrollo de identidad digital, etc. Por otro lado, integrar la tecnología en la escuela también pasaría por integrar los dispositivos móviles que chicas y chicos llevan siempre encima, tratarlo con naturalidad y aprovecharlo en el aula, algo que todavía no se integra con naturalidad, pero donde cada vez van surgiendo más experiencias. Por último, quizá fuera necesario crear espacio de interacción familia-escuela para concretar estos temas.

–          Como formadora en temas de identidad digital, ¿cuáles son las demandas concretas de los menores en estos temas?¿Y las de los padres y profesores?

Los menores no suelen demandar mucha información ya que creen que saben utilizar todas las herramientas, por lo que quizá sea necesario ayudarles a cuestionar ciertas cosas para que reflexionen. Sí que piden resolver dudas en otras temáticas más concretas como la programación o la robótica, la edición de vídeo, la impresión 3D, la creación de apps… aunque suelen ser bastante autónomos.

Las familias quieren saber y, en ocasiones, que soluciones un problema concreto con sus hijos ya sea imágenes fuera de lugar, acoso, mensajes ofensivos… algo que casi nunca tiene una receta única y que es formación en valores… no en identidad digital. Además, en general, solicitan que las actividades sobre estas temáticas se trabaje con sus hijos.

En el campo docente existen inquietudes variadas y muchos profesores demandan recursos para trabajar la identidad digital en su clase, herramientas digital para hacer portfolios de sus alumnos, aplicaciones para digitalizar su clase, formas de integrar la competencia digital en sus proyectos, etc. Ellos son quienes más conocen a los adolescentes y en ocasiones necesitan recursos y protocolos o especialistas para hacer frente a posibles crisis que se pueden dar en el entorno escolar relacionadas con estos temas.

–          ¿La tecnoadicción es un mito o una realidad? ¿Cuáles son los síntomas?(Kelisto.com hablaba de pasar más de tres horas diarias online) ¿Y el remedio?

No soy especialista en este tema, pero personalmente creo que la conexión continua no siempre tiene que ver tanto con una adicción a la tecnología en sí, sino una adicción a sus amistades, a su grupo. Esto no quita que se den casos de adicción a la tecnología y, habitualmente, se puede ver en la dispersión y solo concentración en la tecnología, no en otros espacios; a veces falta de sueño, de apetito… y cuando se les «desconecta» les cambia el humor. Eso sí, todo esto en niveles extremos.

–          En general, ¿los adultos sabemos desconectar de las redes sociales, el correo, etc.? ¿Debemos hacerlo?

Mmmmm… pues creo que no sabemos, aunque estamos aprendiendo o intentando aprender. Es difícil desconectar porque eso implica desligarnos de amigos, familiares, ocio, trabajo… Quizá debamos aprender a vivir más el momento y eso nos llevará a usar adecuadamente la conectividad, en ocasiones conectados y en otras, desconectados.

–          En su opinión, ¿cómo se puede frenar el ciberacoso?

¡Ojalá tuviera la receta! Como todo pasa por la educación. Enseñar a no atacar y no solo a defenderse es un gran primer paso, lo que nos lleva a educar a nuestros pequeños en la empatía, en ponerse en el lugar del otro. Hay experiencias muy positivas al respecto, algo que además facilitaría que no existieran acosos de otros tipos, ya sean de género, en el trabajo, etc.


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