Y uno de esos beneficios es ayudar a combatir el cambio climático, impulsando la sostenibilidad. Los dispositivos IoT y su impacto en la sostenibilidad aportan soluciones tan positivas como el ahorro de agua o la eficiencia energética.
La sostenibilidad es un concepto sobre el que empezó a debatirse en los años 70. Este término habla de la gestión de los recursos naturales utilizados para satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos de las futuras generaciones. El término sostenibilidad se puede aplicar, también, a los recursos sociales o económicos.
Cuidado del agua: dispositivos IoT y su impacto en la sostenibilidad
Un de los mejores ejemplos es el agua. A pesar de estar considerado un recurso renovable, su disponibilidad y accesibilidad cada vez son más limitadas. Tanto un uso ineficiente como la contaminación se unen al problema de la escasez de lluvia, y todo ello puede hacer que las generaciones próximas no cubran sus necesidades. Justamente, el empleo de tecnología como el IoT pueden ejercer un impacto positivo en el correcto control.
Ya se ha demostrado que los dispositivos IoT son muy útiles para generar beneficios al mercado económico. Así lo recoge el informe del Foro Económico Mundial ‘IoT Guidelines For Sustainability’, “el Internet de las Cosas es uno de los grandes facilitadores de la transformación digital”. Se estima que la industria vinculada al IoT podría alcanzar un valor superior a 12.000 billones de dólares, a nivel mundial, en 2030.
Además, de impulsar los beneficios comerciales, los dispositivos IoT y su impacto en la sostenibilidad son potentes herramientas para luchar contra el cambio climático. El propio informe del Foro Económico Mundial recopila que los proyectos de conectividad pueden ayudar a cumplir los objetivos marcados por las Naciones Unidas, recogidos en la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030. Entre estos ODS destaca acabar con la pobreza mundial, el saneamiento de las aguas o la renovación y eficiencia de la industria.
Beneficios de los dispositivos IoT en el uso del agua
Los dispositivos IoT permiten la conexión de muchas máquinas y recopilan datos a tiempo real, por tanto, pueden dar respuestas a problemáticas concretas. Esta tecnología abre muchas posibilidades en cuanto a la sostenibilidad e incita a ser más eficiente y cuidadoso con el uso del agua.
Gracias al empleo de sensores e infraestructuras de comunicación, se pueden recoger datos sobre el uso del agua para, posteriormente, tomar decisiones y diseñar estrategias sostenibles. La utilización del agua de una manera eficiente, es uno de los objetivos cruciales marcados por la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030. El 70% del agua que se usa en cultivos a nivel mundial es agua dulce, según informa la UNESCO, y una de sus metas es reducir este porcentaje.
Con la instalación de sensores de humedad del suelo y los datos medioambientes, como las previsiones de lluvia, se puede saber en qué momento y en qué zona regar, con la cantidad de agua adecuada. Los dispositivos electrónicos también ayudan a solventar la gran preocupación de agricultores: la productividad de las tierras. Los dispositivos IoT y su impacto en la sostenibilidad también pueden mejorar el rendimiento de los cultivos, ya que controlan la huella negativa de los químicos.
Eficiencia energética y dispositivos IoT
La automatización de sensores, uso de algoritmos y diferentes redes de comunicación ayudan a distribuir proporcionalmente la energía según las necesidades reales, con un enfoque mucho más sostenible. De este modo, se puede anticipar la demanda eléctrica en ciudades o industrias, así como hacer llegar la energía a áreas más pequeñas o poblaciones aisladas.
Según indica el informe del Foro Económico Mundial, la denominada energía inteligente, emplea redes de información y sensores IoT para su almacenamiento y distribución. Así se obtiene un mayor grado de eficiencia, reduciendo precios e incrementando el uso de las energías renovables. Todo este desarrollo tecnológico podría llevar a la sociedad a un ahorro energético por encima de 1.300 millones de MWh en 2030.
Para alcanzar esta eficiencia energética, los grandes centros de población deberán acogerse a la digitalización para satisfacer sus necesidades eléctricas. Edificios, infraestructuras o industrias tendrán que estar conectadas a través de tecnologías como IoT, con las que fomentar la movilidad sostenible e inteligente. Estas estrategias pueden reducir el consumo energético, mejorar la calidad del aire en las grandes ciudades y ahorrar en emisiones de CO₂.
IoT y el aumento de residuos electrónicos
No se puede obviar que el creciente uso de los dispositivos inteligentes se materializa en un aumento de los residuos de aparatos electrónicos. Tal y como indica la consultora Gartner, en 2020 se alcanzaron los 20.000 millones de objetos conectados, los cuales acabarán convirtiéndose en residuos. Pero, ¿es posible gestionar eficientemente estos materiales, y mantener el compromiso establecido por los ODS?
La respuesta a esta cuestión se encuentra en la economía circular, un sistema que afectaría a los fabricantes de dispositivos inteligentes, quienes tendrían que inclinarse por un nuevo modelo de negocio. Es decir, pasar de un modelo donde prima la producción y el desecho, a un sistema basado en la reutilización y en el diseño de elementos electrónicos con componentes reciclables.
El incremento de aparatos conectados también conlleva un mayor consumo energético. Los equipos electrónicos necesitan electricidad para funcionar y conseguir que los datos se almacenen. Aunque en un inicio puede entenderse como un impacto negativo, también es un incentivo hacia la mejora en la eficiencia energética, así como a incrementar el protagonismo de las energías renovables.
Los beneficios que aportan los dispositivos IoT también pueden alcanzar la reutilización y reciclado, ya que se han desarrollado un buen número de soluciones cuyo objetivo es el de clasificar los residuos, para su posterior reciclado.