El Covid-19 ha puesto patas arriba el mundo, nuestra vida, nuestras rutinas, las empresas en las que trabajamos… En un estado de alarma o emergencia, la prioridad es la salud y se van tomando decisiones para salvar vidas. La rapidez es fundamental.
Y así se va configurando un nuevo día a día en el que ya no somos los mismos y tampoco sabemos cómo seremos y cómo será el mundo cuando pase todo esto. Y por las mismas nos preguntamos, más o menos asustados, si habremos retrocedido o avanzado.
Hay quien acalla sus dudas pensando que lo importante es sobrevivir. Pero hay quien ya advierte que hay que tener cuidado y pensar en el después. Tomar ahora decisiones responsables, elegir caminos rápidos pero no atajos a costa de todo, fraguar un mundo mejor. En definitiva, preservar los derechos humanos en todo momento.
El vicepresidente de la Comisión Europea y alto representante Josep Borrell ha declarado en la presentación del Plan de Acción de la UE para los Derechos Humanos y la Democracia (2020-2024) que “las situaciones de crisis, como la que estamos viviendo por la pandemia de coronavirus, plantean especiales retos en lo relativo al ejercicio efectivo y la protección de los derechos humanos, y ponen a prueba el funcionamiento de nuestras democracias. Es esta una oportunidad para que Europa alce la voz en defensa de sus valores e intereses”.
También Amnistía Internacional ha presentado un decálogo de derechos humanos para afrontar la pandemia. Y voces como Yuval Noah Harari, autor de “Sapiens”, advierten de diversos riesgos.
“Es el momento de poner en el centro de los desarrollos de Inteligencia Artificial las normas éticas que tenemos las empresas y la UE”
Derecho a la privacidad: las tecnologías de la comunicación y las soluciones digitales presentan grandes oportunidades en la epidemia -están, por ejemplo, ayudando a informar y conectar a las personas para evitar la soledad y permitiendo el teletrabajo y el comercio online- pero también amenazas, como virus informáticos, ciberestafas para robar dinero a los usuarios y ahora, incluso, ataques dirigidos contra estados.
Bienvenidos sean también los avances de big data e Inteligencia Artificial (IA) respetando derechos humanos como la privacidad, evitando malos usos y abusos. “Si las corporaciones y los gobiernos comienzan a recolectar nuestros datos biométricos en masa, pueden llegar a conocernos mucho mejor que nosotros mismos, y no solo pueden predecir nuestros sentimientos sino también manipularlos y vendernos lo que quieran, ya sea un producto o un político”, dice Harari al “Financial Times”. Por ello cobra más importancia que nunca la ética. Tanto grandes empresas como la UE ya nos hemos dotado de normas éticas en la creación y uso de la IA y ahora es el momento de ponerlas en el centro de los desarrollos.
Derecho a un medioambiente saludable: ¿Ha tenido que ocurrir esta tragedia para que recordemos el poder de la naturaleza y los peligros de maltratarla y romper sus ciclos? Y con nuestro aislamiento la dejamos tranquila -la pandemia ha provocado ya la mayor caída de contaminación observada en Europa-, como un secuestrador cuando libera a su presa. ¿Se alteran las fuerzas porque habíamos abusado de la nuestra?
Parece que nos hacía falta estar al borde del precipicio para escuchar los gritos de socorro del planeta y atender al cambio climático. En este contexto, el Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente ha pedido el Pacto Mundial por el Medio Ambiente. Es urgente armonizar ciencia, derecho y economía.
“Un medioambiente sano es importante para todo, empezando por la salud. Necesitamos ya un Pacto Mundial por el Medio Ambiente”
Derechos individuales vs bien común: ¿De verdad se enfrenta el bien común con el bien particular o están irremediablemente imbricados? Quizás la pandemia nos ha mostrado otra cara de la globalización: estamos ante un problema que se frena con el aislamiento pero paradójicamente parece que no se solventará si no colaboramos. Cuando salgamos y venga una crisis sin precedente -por ahora, el comercio mundial vive un colapso peor que el de la Segunda Guerra Mundial- también tendremos que encontrar nuevos modos de cooperación, convivencia y progreso.
EL PAPEL DE LAS EMPRESAS
Las compañías tienen mucho que decir para impulsar los derechos humanos hoy y en el futuro. Al marco «Proteger, Respetar y Remediar» de los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, quizás habría que añadir “promover”. No para dar a las empresas más responsabilidad sino más oportunidades para conectar con el progreso de la humanidad.
La crisis va a precipitar y profundizar algo que ya estaba ocurriendo: la necesidad de cambiar la relación de las compañías con nuestros principales grupos de interés (empleados, clientes, proveedores, accionistas, gobiernos, tercer sector y sociedad).
Muchos de los “pactos” establecidos con ellos han volado por los aires pero no vale con restablecerlos tal cual cuando esto pase; hay que hacer otros nuevos. Pensemos, por ejemplo, en los modos de trabajo. Esta situación nos ha impuesto un teletrabajo forzoso lo que quizás ha llevado a los empleados y a las empresas a tener otra consideración sobre esta posibilidad y la conciliación. ¿Qué ocurrirá en este sentido tras la epidemia? ¿Y la relación con los clientes y los proveedores, en el contexto de recesión que nos espera? ¿Acaso no tiene que cambiar? Sin duda. Revisemos pues la cadena de valor en su conjunto y los derechos humanos involucrados, hagámoslo desde el prisma del negocio responsable para salir fortalecidos todos.
“En el nuevo orden global es esencial que las empresas nos preocupemos de cómo afecta nuestra actividad a los derechos humanos”
El caso es que la compañías ya estamos bajo la lupa. El mundo sigue atento nuestros pasos para ver cómo arrimamos el hombro en estos días. Muchas de las decisiones actuales resultarán determinantes en la pospandemia. ¿Por qué? Porque nos van a permitir mejorar o empeorar nuestras relaciones con los diferentes grupos de interés, con el consiguiente impacto en nuestra reputación, y esto nos ayudará o no a seguir contando con su confianza en el mundo que viene.
Recuperarse de esta pandemia va a ser difícil para muchas empresas, pero para esa recuperación va a ser esencial preocuparse por un nuevo enfoque respecto a cómo afectarán y cómo se verán afectados los derechos humanos por su actividad en este nuevo orden global. Ahora, el prioritario para todos es el derecho a la salud pero ya hay, como hemos visto, otros muchos que cuidar: privacidad, trabajo digno, medioambiente saludable, seguridad y bienestar, igualdad para ayudar a los más débiles y no dejar a nadie atrás…
Merece la pena repasar la Agenda 2030 de Naciones Unidas con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), suscritos por 193 países y respaldados por muchas empresas. Profundizar en ellos puede ser de utilidad porque ciertamente no tenemos todas las respuestas, ni siquiera todas las preguntas. Como diría el poeta, “se hace camino al andar”.