La sostenibilidad tiene múltiples facetas, tal como ha establecido el informe de la comisión Brundtland, titulado “Our Common Future” («Nuestro futuro común»). En la actualidad, nuestro concepto de sostenibilidad se fundamenta en tres pilares básicos: la sociedad, el planeta y los beneficios. Las medidas relacionadas con los problemas de sostenibilidad ayudan a las empresas a reducir riesgos y las colocan en mejor posición para aprovechar las oportunidades y generar beneficios para sus accionistas y empleados, así como para sus consumidores y las comunidades.
En relación con esto, el World Economic Forum ha lanzado un Libro Blanco sobre sostenibilidad empresarial, fruto del esfuerzo colectivo de siete consejos de la Agenda Global:
- Derechos humanos: las empresas, conscientes de que estos problemas afectan a sus actividades centrales, están empezando a darles respuesta, a establecer estándares claros y a construir sistemas internos para cumplir con sus compromisos en esta materia (y a articular remedios accesibles para cuando no se cumpla con dichos estándares).
- Sistemas de logística y de la cadena de suministros: debido a la globalización, los fabricantes y minoristas globales no solo son responsables ante sus accionistas, sino también de las condiciones de trabajo y las prácticas medioambientales de toda su cadena de suministros.
- Cambio climático: las multinacionales se encuentran actualmente a la vanguardia de las medidas y soluciones en este tema. Y las medidas que están tomando les permiten localizar y aprovechar oportunidades para reducir costes, minimizar riesgos y aumentar su capacidad de resistencia.
- Consumo sostenible: necesitamos un modelo de consumo sostenible para atajar los desequilibrios en este aspecto. Las empresas tienen un papel fundamental a la hora de educar a los consumidores y ayudarles a cambiar sus hábitos de compra, uso y eliminación de productos o servicios. Al aprovechar estas oportunidades, generarán beneficios sostenibles para la sociedad y el medio ambiente, así como para la economía, los consumidores individuales y ellas mismas.
- Derechos de la mujer: los gobiernos y las empresas deben asegurarse de que las mujeres estén en igualdad de oportunidades en materia de acceso al empleo, sueldos y desarrollo profesional. Cuando las mujeres están plenamente comprometidas y cuentan con recursos y con capacidad de tomar decisiones, se convierten en un elemento fundamental para promover buenas prácticas y propiciar un crecimiento sostenible y no lesivo para el entorno.
- El imperio de la ley: derechos de propiedad fiables, legislación transparente, sistemas fiscales predecibles, tribunales independientes, competencia leal… Todos estos conceptos tan importantes dependen del imperio de la ley. Al dar respuesta a los desafíos en esta materia, los esfuerzos de las empresas convergerán con iniciativas ad hoc que requieren de gobernanza, con independencia de la ausencia de un imperio de la ley efectivo. Cualquier iniciativa que incorpore estos principios se beneficiará con el tiempo de un aumento de la legitimidad y la sostenibilidad.
- Lucha contra la corrupción y transparencia: la corrupción es una enfermedad perniciosa que aqueja a la sociedad civil y la economía global. Es mala para los negocios y malísima para el desarrollo sostenible, para el progreso de la condición humana, además de amenazar la sostenibilidad de la propia actividad económica. Una fuerte cultura corporativa es un requisito para el establecimiento y sostenibilidad de la confianza empresarial.
Las contribuciones de los distintos consejos de la Agenda Global conforman un retrato de la sostenibilidad empresarial que debe empezar a pesar en las decisiones de las empresas y en la creación de nuevos modelos de negocio. Para progresar en este aspecto es importante contar con los esfuerzos y las contribuciones de las diferentes partes interesadas.
Cada vez está más consolidada la idea de que los modelos de negocio sostenibles mejoran la rentabilidad a largo plazo y la legitimidad social de las empresas. Tanto estas como todas las partes interesadas (entre las que se incluyen los inversores) comienzan a reconocer que el éxito financiero y la supervivencia de una compañía dependen de su contribución al desarrollo de prácticas medioambientales y a la defensa de los derechos humanos en las sociedades donde trabaja.
El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ha reconocido en repetidas ocasiones que para cumplir con estos objetivos es necesario que las empresas y los inversores vayan más allá de las visiones a corto plazo, centradas en el beneficio inmediato, para centrarse en una visión más amplia que tenga en cuenta las perspectivas de un conjunto más amplio de partes interesadas. Aunque la mayoría de las empresas se encuentra todavía en una fase incipiente en el desarrollo de modelos de negocio como estos, es indudable que el concepto de sostenibilidad está ganando fuerza. Es hora de impulsar el debate y adoptar políticas y prácticas consistentes con una visión integral de la sostenibilidad empresarial.
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