¿Podríamos asegurar que la sostenibilidad es el futuro de la nueva inversión? Con el objetivo de dar respuesta a esta pregunta clave para las finanzas y descubrir nuevas líneas de trabajo, el Nuevo Lunes y BME han reunido a expertos en banca, empresas y otras instituciones.
En la actualidad estamos ante una tendencia clara y es que, en palabras de Antonio J. Zoido, presidente del BME, “el 26% de los activos bajo gestión del mundo tienen en cuenta los elementos de la gestión sostenible”. Se trata de inversiones de impacto, que tienen en cuenta los llamados criterios ASG – ESG en sus siglas en inglés – (ambientales, sociales y de buen gobierno).
Así, Ana Mª Martínez – Pina, vicepresidenta de la CNMV, ha explicado que los propios inversores están cada vez más preocupados por la sostenibilidad y buena muestra de ello es que ahora, los emisores de valores tienen como obligación regulatoria reportar información no financiera. Esta línea estratégica busca mejorar la competitividad del mercado español, permitiendo así que se adapte a nuevos retos y demandas de la Sociedad.
Bonos Verdes: tendencia al alza
Estos cambios se acompañan de una nueva tendencia en crecimiento: los bonos verdes. En este sentido, urge implantar un estándar con unos parámetros de obligatorio cumplimiento para así favorecer una homogeneización y facilitar a las empresas la emisión de este tipo de bonos. Y es que, el mercado de bonos sostenibles está creciendo. Así, por ejemplo, en España se emitieron en 2018, más de 7.900 millones de euros.
“La sostenibilidad hay que hacerla con el mercado, nunca contra el mercado” afirma el presidente del ICO, José Carlos García de Quevedo. Es un camino de dos direcciones -activo y pasivo- que debe favorecer la introducción de incentivos para apostar por ella, más que requerimientos negativos. Se necesita tiempo para su implementación.
Para los inversores es muy importante saber cómo medir estos impactos sostenibles. ¿Hay expertos valoradores del grado de sostenibilidad? ¿Existe un baremo? En el debate generado quedó patente que hay firmas y especialistas que analizan la información no financiera de las compañías y las sitúan en rankings. Lo más avanzado hasta ahora es aquello relacionado con el medioambiente y el cambio climático, pero queda mucho trabajo por hacer y unificar, especialmente en las métricas de impacto social, que son las más complejas.
Empresas españolas: punteras en inversión sostenible
Estamos ante una realidad visible y, por ello, algunas de las principales empresas españolas, tienen ya estrategias muy sólidas sobre la inversión sostenible.
Gema Esteban, directora de Inversores ESG y reporting de Telefónica, va más allá y señala que “es muy importante que la sostenibilidad esté integrada en la estrategia de la compañía. ¿Cuál es el largo plazo y cómo vas a llegar? Es lo que te piden los inversores y lo que significa la sostenibilidad, no se trata tanto de unas siglas (ESG). Señala que estamos ante una clara demanda de la sociedad: “Las nuevas generaciones no quieren trabajar en compañías que no tengan un propósito claro y un impacto social positivo. ¿Cómo tratas a tus empleados, tu cadena de suministro…? Hay un cambio de paradigma empresarial que hace diferentes las prioridades.”
En este sentido, José Luis Blasco, director global de Acciona, afirmó que su objetivo es que sus infraestructuras creen un valor incremental. En definitiva, tal y como definió Roberto Fernández Albandea, responsable de RSC y Reputación de Iberdrola, “la sostenibilidad define cualquier acción que realicemos, que sea responsable para el planeta y las personas. Esto hace que sea complejo medirlo. Para cada agente lo relevante es diferente.”
Pero los resultados importan, por ello, Blasco saca a la palestra los Objetivos de Naciones Unidas señalando que estamos ante un “nicho de crecimiento vinculado a estos ODS. La clave es convertir los objetivos principales en un negocio. Las compañías que están atentas a lo que pasa fuera son menos volátiles, son más resilientes”.
Visión de la banca: una nueva demanda
Las cifras hablan por sí solas: 31 billones de dólares en las inversiones ESG, con Europa a la cabeza. Sin duda, parece ser que la etiqueta verde será necesaria hoy y en el futuro.
Helena Viñes, directora general adjunta de sostenibilidad de BNP Paribas, destaca que “el motor principal de inversión sostenible es captar el valor de bienes que impactan en la rentabilidad financiera, social y medioambiental”. Sus objetivos son ambiciosos, quieren que todas sus inversiones sean sostenibles en 2020. ¿Cómo hacerlo? Viñes señaló que obviamente hay unos mínimos para los que se necesitan métricas y estándares, pero el resto va a depender del sector y modelo de negocio de la empresa.
Los estudios empíricos demuestran que la inversión sostenible es rentable. Así de contundente fue Enrique Marazuela, Chief Investment Officer de BBVA Banca Privada, que explica que la integración de los intangibles es “fundamental en el análisis de una empresa”.
Pero ¿cuál es la visión más institucional? Rosa Arnesto, directora general adjunta de la Federación Europea de Bolsas, señala que “la sostenibilidad es el principal pilar de lo que nos viene por parte de la Comisión Europea. Necesitamos el cambio de mentalidad de todos los agentes financieros”. Y es que la sostenibilidad hay que hacerla con el mercado, es una realidad multidimensional. Hay que intentar pensar y proponer incentivos positivos.