La inteligencia artificial, en apoyo a la salud

La inteligencia artificial (IA) convive desde hace muchos años con nosotros, y poco a poco ha ido formando parte de nuestro día a día, haciéndonos las cosas muy fáciles, aunque en ocasiones, muchas, no somos conscientes de que la IA está detrás de las innovaciones de las que disfrutamos.

Tiempo de lectura: 5 min

Juergen Schmidhuber, uno de los pioneros de la inteligencia artificial moderna, predice que las máquinas superarán pronto las destrezas del hombre en cualquier ámbito, y se expandirán en el futuro por el Universo para colonizarlo.

Schmidhuber, uno de «los padres» del llamado «aprendizaje profundo» que busca simular mediante el análisis de datos por capas el funcionamiento básico del cerebro humano, apunta que habrá inteligencias artificiales muy superiores al hombre que acabarán colonizando el espacio fuera de la Tierra.

Se trata de una afirmación que da mucho para reflexionar, y aunque todavía no conocemos sus límites, es cierto que todo lo que nos ha generado por ahora la inteligencia artificial está en el lado de los beneficios en un sinfín de campos, entre ellos en estos tiempos de pandemia, destaca el de la salud.

Y es que con la irrupción del Covid-19, la inteligencia artificial tomó un protagonismo muy especial en la carrera contrarreloj que la humanidad emprendió para frenar esta pandemia, provocada por el virus.

Alerta del BlueDot

Una de las primeras voces que advirtió que algo estaba pasando fue una plataforma de inteligencia artificial canadiense que vigila la evolución de enfermedades infecciosas en todo el mundo llamada BlueDot. El 31 de diciembre de 2019 avisó de la concentración de casos de una “neumonía inusual” localizados en torno a un mercado de Wuhan en China.

Es decir, como se recuerda en el informe Sociedad Digital en España 2020-2021 de la Fundación Telefónica, se adelantó en nueve días a la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), del anuncio del brote de un nuevo coronavirus.

El algoritmo de BlueDot no solo puede predecir dónde se ha iniciado una epidemia, sino que anticipa por dónde se va a extender, algo que fue capaz de realizar con bastante precisión en el caso del coronavirus SARS-CoV-2.

La inteligencia artificial está demostrando en la actual crisis, que es clave para prevenir la expansión de enfermedades y epidemias, al poner al servicio de los expertos sanitarios las herramientas de modelado predictivo y de aprendizaje automático que permiten anticipar con rapidez los indicadores de futuros brotes.

Pero sus ventajas ante una pandemia van más allá, ya que también se ha mostrado su eficacia en apoyo al diagnóstico de Covid-19 en pruebas médicas.

Pruebas de imagen

Han sido muchas las iniciativas llevadas a cabo por diferentes instituciones y empresas médicas, que han creado algoritmos especializados en distinguir a través de pruebas de imagen, especialmente radiografías de tórax, si la afección pulmonar que tenían los pacientes estaba provocada por la infección en covid-19 o por otra causa.

Un ejemplo es el ecógrafo pulmonar que desarrolla el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para la detección y seguimiento del virus, un prototipo que ahora se encuentra en ensayo clínico y que supone una alternativa a otras pruebas de diagnóstico de imagen, como la radiografía o el TAC.

Realizado en colaboración con la empresa española DASEL y la Universidad Complutense de Madrid (UCM), combina tecnología de ultrasonidos con procesamiento de imagen e inteligencia artificial y su objetivo es ver más allá del ojo humano y ayudar a los profesionales a interpretar la escala de alteraciones que produce la covid.

La predicción de la evolución de pacientes o cómo planificar la organización interna en un centro sanitario ante una nueva oleada de pacientes infectados por el virus son algunas de las ventajas de un proyecto que dirige el Hospital Clínic de Barcelona y el Barcelona Supercomputing Center – Centro Nacional de Supercomputación (BSC).

La inteligencia artificial también ha sido parte en la lucha por encontrar una cura a esta terrible enfermedad, mediante superordenadores que estudian compuestos de medicamentos que ayuden a identificar aquellos que puedan neutralizar la principal proteína del coronavirus.

Medicamentos contra el virus

Un ejemplo de ello es el ordenador Mare Nostrum en el Barcelona Supercomputing Center, que también ensaya el uso de medicamentos contra el virus, y que consiste en generar modelos que utilizan información genómica y las estructuras de proteínas del SARS-CoV-2.

En definitiva, se trata de simular en el ordenador las interacciones entre el virus y moléculas que podrían servir para fabricar vacunas, tratamientos con anticuerpos o tratamientos con fármacos.

En esta cruzada sanitaria contra el virus, también se cuenta con la ayuda de los robots, en labores como la desinfección de las instalaciones de los hospitales; en la logística hospitalaria, llevando la comida a los pacientes o extrayendo muestras de sangre, especialmente en casos de peligro de contagio, con lo que se evita exponer al personal sanitario; monitorizando las constantes de los pacientes o realizando la lectura de las métricas vitales de los enfermos.

Lucha contra el cáncer

Pero la inteligencia artificial lleva ya años aportando esperanzas en la cruzada de los científicos contra las enfermedades, en especial en la batalla contra el cáncer. Son muchos los proyectos que usan inteligencia artificial en sus proyectos, como el que lidera Núria López-Bigas, del Instituto de Investigación Biomédica (IRB) de Barcelona, con un estudio con la herramienta BoostDM, ya publicado en Nature.

Su misión es la de simular las posibles mutaciones de cada gen para un tipo de cáncer específico, lo que ayuda a entender cómo se causa el tumor a nivel molecular y puede facilitar tomar decisiones médicas sobre la terapia más adecuada.

Con esta nueva herramienta se trabaja con los perfiles mutacionales de 28.000 genomas analizados de 66 tipos de cáncer y se espera que su alcance sea mayor con el previsible incremento de genomas de cáncer de acceso público.

Lo que la inteligencia artificial puede dar a la humanidad está tan sólo en sus primeros pasos. Desconocemos si algún día colonizará el espacio como predice Schmidhuber, pero su ayuda en el campo de la salud hoy en día es inestimable, al igual que lo es en otros muchos campos.

Instituciones y empresas son conscientes de ello, y la inversión en IA no deja de crecer. Sólo un dato: las grandes empresas españolas aumentarán su inversión en la nube hasta superar los 2.400 millones de euros en 2022, lo que supone triplicar el ritmo de gasto de los últimos tres años, según un informe de la consultora Quint.

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