En un mundo que no se detiene a veces es necesario buscar un momento de soledad, tomar aire para seguir adelante. Pero el ser humano lleva en su interior un animal social, lo que le lleva a buscar la forma de relacionarse con lo que le rodea.
Poco antes de cumplirse el primer aniversario de la declaración del Estado de Alarma en España, un grupo de expertos del Centro de Neurología Avanzada (CNA) dieron la voz de alarma sobre las consecuencias cognitivas del aislamiento y la necesidad de aprender a vivir el presente.
El aislamiento dejó a miles de personas en una soledad no buscada y produjo una serie de cambios en las rutinas y actividades de las personas que han derivado en un deterioro cognitivo asociado a un impacto emocional recibido por esta experiencia.
El sentimiento de soledad fue otro de los grandes problemas que produjo la crisis sanitaria a nivel mundial. Aunque no es nuevo, la soledad es uno de los grandes males que la sociedad viene arrastrando desde hace ya tiempo.
Tanto es así que por ejemplo en 2018, la entonces primera ministra británica, Theresa May, creó un Ministerio de la Soledad, convirtiendo esta epidemia moderna en un problema, no solo de salud pública, también de Estado.
Tres años después, y bajo la influencia de la grave pandemia del coronavirus, el gobierno de Japón siguió el ejemplo de Reino Unido. El objetivo era el mismo, intentar combatir los sentimientos de aislamiento, abandono y ansiedad que las restricciones de movilidad provocaron.
En España, según datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística, ya en 2019 cerca de cinco millones de personas vivían solas, lo que supone un 1,3 % más que en el año anterior. De ellas, dos millones correspondían a personas mayores de 65 años.
Luchar contra la soledad
El sentimiento de soledad no deseada es un problema que afecta especialmente en las grandes ciudades y crece con la edad.
Para poder luchar contra este problema se han puesto en marcha proyectos como el Healthy Loneliness de ámbito europeo que arrancó en 2019 y pretendía detectar, analizar y diseñar acciones para afrontar el problema a través del documento de un envejecimiento activo y saludable, e involucrando tanto a la ciudadanía como a las administraciones públicas.
Más reciente, el proyecto Pharaon -Pilots for Healthy and Active Ageing-, de carácter internacional quiere promover el envejecimiento activo y reducir la soledad no deseada de las personas mayores a través de diferentes soluciones tecnológicas.
Así, gracias al uso de tecnologías como big data, inteligencia artificial, Internet de las Cosas o cloud, el proyecto creará una serie de plataformas interoperables para ofrecer servicios y dispositivos que mejoren la calidad de vida tanto de los mayores como de las personas que les cuidan.
La tecnología como compañera
La llegada del Covid-19 marcó un cambio en el uso de las redes de telecomunicaciones. Poco antes del comienzo del estado de alarma en España, operadores como Telefónica ya detectaron una explosión de tráfico en las redes de telecomunicaciones, tanto fijas como móviles.
En términos generales, el tráfico a través de las redes IP experimentó incrementos cercanos al 40% mientras que el uso del móvil aumentó alrededor de un 50% en la voz, y un 25% en los datos. Asimismo, el tráfico de las herramientas de mensajería instantánea como Whatsapp se había multiplicado por 5, días atrás.
Así, los sistemas de videoconferencia llegaron para sustituir en remoto la falta de la cercanía y la presencia física, y demostraron ser una buena manera de acercar a las personas, de forma segura y eficiente.
Es sabido que la actividad social y la posibilidad de poder llevar a cabo distintas actividades tanto cognitivas como físicas, y poder compartir con otros ese tipo de acciones favorecen de manera extraordinaria al bienestar psicológico de las personas.
Las personas necesitan sentirse valoradas, escuchadas, necesitan compartir con otros, llevar a cabo nuevos retos y nuevos aprendizajes para poder mantener lejos enfermedades relacionadas con el deterioro cognitivo y la aparición de síntomas como la depresión o el estrés.
‘Cuanto más cerca estemos, más lejos llegaremos’ es el mensaje principal que transmite el nuevo spot publicitario de Telefónica. La idea detrás del mensaje es cuanto más parecidas sean las oportunidades que tengamos mayor será el progreso colectivo de toda la sociedad. Puedes conocer más acerca del proyecto aquí.
Por eso, no solo las empresas, las personas también recurrieron a la tecnología para mantenerse en contacto con sus seres queridos y hacer más llevadero el distanciamiento social.
Humanos y conectados
Presencial o en remoto, los seres humanos necesitamos estar conectados. En concreto, para un 81% de los españoles las relaciones personales son fundamentales en su vida, y su calidad de vida depende en gran medida de esa conexión, porque cubren un amplio rango de necesidades relacionadas con las dimensiones fisiológicas, psicológicas y social.
Así lo recoge el estudio ‘La importancia de las conexiones humanas’, promovido por Telefónica, con el objetivo de seguir profundizando en su misión de “Hacer nuestro mundo más humano, conectando la vida de las personas”, y en colaboración con Kantar y Picnic.
Este estudio destaca que el 86% de los españoles se considera muy selectivo a la hora de construir vínculos personales, y el 87% de los encuestados considera que la familia de origen y la pareja e hijos son los grupos de relaciones personales más importantes, por encima de amigos íntimos. Para crear esas relaciones más profundas, “la confianza” es la variable que más influye en la construcción de vínculos, con un 76% de las respuestas.
La tecnología nos ayuda estar conectados a pesar de las circunstancias, a mantenernos siempre cerca en la distancia.