Equipo de Políticas Públicas, Telefónica.
Como parte de la iniciativa «Repensando el mañana» organizada por la Fundación Telefónica, recientemente tuvimos la oportunidad de disfrutar de la conversación que tuvo lugar entre Gerd Leonhard, una voz fundamental al hablar de las implicaciones éticas y sociales del uso de la tecnología, y Christoph Steck, Director de Políticas Públicas e Internet de Telefónica.
La actual situación de crisis provocada por el COVID-19 ha causado dramáticas perturbaciones en múltiples sectores y nos ha llevado a plantearnos una profunda revisión de nuestros actuales sistemas políticos, sociales y económicos. Es por tanto el momento idóneo para reflexionar sobre cómo será el mundo después del coronavirus y sobre todo aquello que hemos aprendido de esta crisis.
La tecnología, nuestro gran aliado
Muchas cosas han cambiado durante esta crisis y ahora nos encontramos caminando hacia una nueva realidad que desconocemos. No podemos saber cómo será el futuro, pero podemos estar seguros de que la tecnología y la innovación han sido esenciales para superar los peores momentos de la crisis sanitaria y también serán de gran utilidad durante el período de recuperación económica y social.
«Esta pandemia es la primera crisis sanitaria mundial que combatimos con smartphones, Big Data e Inteligencia Artificial», Christoph Steck
Tal y como indica Gerd Leonhard, nos hemos dado cuenta de que la tecnología puede ser una extraordinaria herramienta, pero, ante todo, esta crisis nos ha ayudado a entender lo importante que es el contacto humano. La conectividad ha permitido al mundo trabajar de forma remota manteniendo vivas las economías y permanecer en contacto con nuestros seres queridos a lo largo del confinamiento. Es obvio que nos gusta juntarnos. Nada puede cambiar eso. Pero después de esta crisis, ¿nos relacionaremos como solíamos hacer? Eso es bastante improbable, ya que no habrá un simple «Regreso al pasado». Esta crisis, como toda gran crisis, ya ha cambiado el mundo y nuestros comportamientos.
“La tecnología no es aquello que buscamos, sino cómo lo buscamos”, Gerd Leonhard
Sin duda, la importancia de la tecnología y de las redes de telecomunicaciones se ha revelado como un activo clave para la economía y el bienestar de las personas. Pero en los próximos 5 o 10 años, la gran pregunta será más bien con quién nos conectamos, de qué hablamos y cuál es el propósito de nuestra discusión. Es necesario desarrollar nuevos mecanismos de gobernanza para no perder la confianza en la IA; los servicios digitales y garantizar la responsabilidad de las plataformas.
En primer lugar, debemos reinventarnos durante este período de transformación. Los enfoques adoptados antes de la crisis sobre cómo regular la tecnología siguen siendo válidos. La tecnología puede ser utilizada en beneficio de la humanidad, pero tenemos que estar atentos para garantizar que el uso de la tecnología no conduzca a resultados dañinos. A pesar del ritmo frenético al que nos estamos digitalizando, no debemos perder por el camino los valores que deben inspirar a la tecnología y a la sociedad digital: Inclusividad, transparencia, equidad y no discriminación.
“Puede decirse que nuestras sociedades se han digitalizado más en las últimas semanas que en la última década”, Christoph Steck
Muchas de estas ideas ya se reflejaron antes de la crisis en el Manifiesto de Telefónica para un nuevo Pacto digital que pudiera lograr una digitalización centrada en el ser humano. ¿Cómo podemos caminar por esa delgada línea entre la necesidad de usar la tecnología, pero asegurándonos de que beneficie a las personas sin dejar a nadie atrás? Esta cuestión es ahora más urgente que nunca con el trasfondo de una crisis económica en ciernes y una acelerada digitalización de las economías.
La visión de Leonhard es que nuestro modelo actual no ha logrado dar una respuesta eficaz a los problemas enfrentados ni ha podido satisfacer todas aquellas necesidades que la sociedad ha demandado. Sostiene que las medidas de protección social y los sistemas de salud pública han mostrado ser necesarios y han demostrado ser superiores a los sistemas privados. La solidaridad es lo que nos ha ayudado a través de esta crisis y el futuro tendrá que traer un modelo económico más sostenible e inclusivo.
“Es el momento de preguntarnos qué tipo de sociedad digital queremos”, Gerd Leonhard
La próxima crisis mundial no necesariamente tendrá que ser un virus o una recesión económica. Puede que tenga que ver con un uso inapropiado o irresponsable de la tecnología. Es hora de preguntarnos qué tipo de sociedad digital queremos. El enfoque de «beneficio, crecimiento y empleo» no ha funcionado bien con la digitalización. Cualquier tipo de populismo político no sobrevivirá a esta crisis si la solidaridad guía nuestros actos.
El futuro podría ser mejor de lo que pensamos, siempre que colaboremos para hacerlo posible. Tenemos la oportunidad de reinventar nuestras economías y hacerlas más ecológicas y digitales, mientras nos centramos en mejorar la vida de las personas. La globalización está aquí para quedarse, pero cambiará. Tenemos la oportunidad de reiniciar nuestro sistema energético para hacerlo más sostenible. El cambio climático es un buen ejemplo de todo aquello que podemos hacer trabajando juntos después del COVID-19.
“El futuro podría ser mejor de lo que pensamos”, Gerd Leonhard
Antes de pensar en las respuestas correctas, debemos buscar las preguntas correctas. Así, ¿qué es lo que nos hace humanos? Pensando en el futuro, la pregunta correcta no es cuál va a ser el futuro, sino más bien: ¿Qué es lo correcto? ¿Por qué hacemos esto? Estas son las grandes preguntas.
La incertidumbre sobre el futuro es constante en estos tiempos inciertos de profundos cambios. Es normal dudar y, claramente, tenemos más preguntas que respuestas sobre lo que va a suceder y cómo será el futuro. Sin embargo, debemos ser conscientes de que nuestro mundo antes de la crisis del coronavirus estaba lejos de ser perfecto, por lo que se hacían necesarios cambios, y esta crisis puede ser el detonante para acelerar la transformación verde y digital de nuestras sociedades y economías. Sin duda, tendremos que enfrentar profundos desafíos para lograr una digitalización sostenible e inclusiva. Esto es más urgente que nunca a medida que la digitalización se está acelerando. ¿En esta transición digital, nuestro faro quizás deba ser utilizar la tecnología para ser más humanos?