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José Ramón Castañares (Diabéticos en el Everest): «La diabetes no es un impedimento para superar cualquier barrera»

Ya de vuelta y asentado, más o menos, en Madrid, hablamos con José Ramón Castañares, empleado de Telefónica y miembro de la expedición Diabéticos en el Everest 2014 , para que nos hable...

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Redacción

Ya de vuelta y asentado, más o menos, en Madrid, hablamos con José Ramón Castañares, empleado de Telefónica y miembro de la expedición Diabéticos en el Everest 2014, para que nos hable sobre la diabetes, la telemedicina, y nos cuente sus impresiones, experiencias, aprendizajes que ha adquirido en esta aventura.

 

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José Castañares nació en Madrid, tiene 41 años y un hijo de 7. Estudió Matemáticas y Ciencias de la Computación y desde el año 2003 trabaja para Telefónica combinando dos temas que le apasionan, las personas y la tecnología.

 

Le encantan la música y el deporte. Practica senderismo y bicicleta de montaña. Últimamente intenta dominar un longboard y una tabla de snowboard. “Supongo que mi hijo de 7 años empieza a pesar en mis preferencias deportivas”.

 

Debutó como diabético en el año 2000 y según cuenta, supuso un cambio a mejor en muchos aspectos de su vida. Tomó conciencia de lo importante que es cuidar el cuerpo, hacer deporte y alimentarse correctamente. Y es que, como dice, cuando empiezas a controlar esos aspectos de tu vida, la diabetes no supone una barrera.

 

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– ¿Qué ha supuesto para ti la experiencia?

Un recuerdo imborrable, un sueño cumplido, un altavoz con el que decir a muchas personas con diabetes que no se paren por nada. Un descubrimiento de mi capacidad, sentir lo que solo algunos privilegiados pueden experimentar en alta montaña, descubrir un país alucinante.

 

– Para ti, ¿cuál ha sido el mejor y el peor momento de esta aventura?

El mejor momento es difícil de elegir. Muchos instantes preciosos. Quizás uno de los más especiales fue la pausa en el campamento base, observando el glaciar y el paisaje cuasi lunar, respirando con dificultad pero tan felices por haber conseguido el reto. Recuerdo también el vuelo que te lleva hasta el pueblo de Luckla, que transcurre ENTRE montañas y aterriza en un lugar en el que a nadie se le hubiera ocurrido poner un aeropuerto. Ese vuelo, sus vistas, la emoción… fue muy impactante también. Momentos malos no ha habido, algunos quizás un poco más duros, como las noches durmiendo en altura por encima de los 4.800m., que se hicieron muy largas. También el descenso con etapas de todo el día y la sensación de dejar atrás ese lugar tan mágico podrían estar ahí.

 

– ¿Es más fácil afrontar un reto así acompañado por otros diabéticos?

¡Desde luego! Estar acompañado por el resto de diabéticos primero producía mucha tranquilidad y una sensación de equipo muy grande. Intercambiar conocimientos es fundamental en esta enfermedad y la verdad es que he aprendido mucho de todos ellos. Cada vez estoy más convencido de que ser diabético solo produce cambios positivos en las personas, todos eran increíbles, con unas ganas de ayudar y compartir enormes. ¡Sin duda lo mejor del viaje!

 

– ¿Qué sentiste cuando conseguiste la meta de alcanzar el Campo Base del Everest?

Han sido muchos meses trabajando para este proyecto. Muchas veces en mi cabeza había visualizado el viaje, la llegada. Todo el verano entrenando y subiendo a la sierra en Madrid. La primera sensación al llegar creo que fue la de “¿ya?”. Sentía que no había sido tan duro como había previsto y estaba preparado para seguir subiendo. Todos subíamos muy concentrados en nuestro cuerpo y en el esfuerzo intenso que estábamos realizando. La verdad es que muchas veces apenas mirabas a tu alrededor y te concentrabas solo en el siguiente paso, la siguiente piedra… Cuando llegas sigues un poco en esa energía. Después poco a poco te vas dando cuenta de dónde estás, te vas haciendo consciente de la inmensidad del paisaje que te rodea, de la soledad, del hielo, las enormes rocas… y ahí se da paso a la emoción por el reto conseguido.

 

– Háblanos sobre el servicio de telemedicina que os acompañó durante el viaje.

Para mí la mejor manera de describirlo es la magia. Cuando en mitad del Himalaya haces un control de glucemia y de repente tu endocrino te envía un mensaje que dice que todo está bien, lo más parecido que me imagino es la magia. En un entorno tan poco tecnológico ser capaz de disponer de una plataforma que te conecta con tus médicos y que además pueden saber el resultado de las pruebas que me realizo al mismo tiempo que yo es increíble. Desde luego que produce una seguridad enorme… quisiera seguir usándolo aquí en Madrid, seguro que me ahorraba más de una visita a la consulta. Saluspot además de esa seguridad produce una sensación de comodidad tremenda: poder acceder a cualquier especialista desde Internet, con la tranquilidad de que es un médico el que responde es increíble.

 

– ¿Cuál es el principal aprendizaje personal que te has llevado tras estos días de expedición?

La capacidad que tenemos todos de superar cualquier barrera. Cuando la motivación es la adecuada, cualquier obstáculo es pequeño para conseguir lo que de verdad deseas… ¡La diabetes o la falta de oxígeno no son capaces de parar ningún sueño!

 

– ¿Qué le dirías a alguien que ve un impedimento el ser diabético?

¡Que se apunte a la próxima edición de Diabéticos en el Everest! La diabetes no es un impedimento si se controla adecuadamente, sea para ir al Everest o para nuestra vida cotidiana.

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