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La irrupción de las nuevas redes de distribución en la música

Cuando me propusieron escribir este artículo pensé que, más que un artículo, iba a necesitar un libro para poder abarcar todas las caras de un poliédrico muy complejo lleno de aristas y detalles. La relación entre la música y la tecnología se puede analizar desde muchos puntos de vista, al igual que un poliedro nos presenta múltiples caras.

Descubre más sobre la irrupción de las nuevas redes de distribución en la música y el cambio del negocio del tradicional al actual.

Pedro Javier Torresano

Tiempo de lectura: 8 min

Podríamos hablar del negocio de la industria, su modelo de distribución, canales de ventas, fuentes de ingresos y de cómo influye la tecnología en todo ello. Se puede estudiar, también, la evolución de los diferentes estilos musicales a medida que las nuevas tecnologías ofrecían nuevos instrumentos, sonidos y posibilidades creativas.

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Además, podemos poner el foco en el cambio en la relación del consumidor con la música y el impacto social, y así podría estar llenado páginas de ejemplos, pero me di cuenta de que al intentar desarrollar alguna de esas caras, inevitablemente tenía que pasar y hablar de las demás, porque al igual que un poliedro, todas las caras forman parte de un mismo objeto y no se puede entender un objeto analizando sólo uno de sus lados.

Al final decidí centrarme en la tecnología y su impacto. En la manera en la que nos relacionamos con la música, pero inevitablemente, voy a tener que saltar de una cara del poliedro a otra para poder desarrollar “algo” la idea.

Mi experiencia personal

Soy músico desde que recuerdo. No soy nadie especial, hay muchos compañeros que también trabajan en Telefónica, y en otras empresas, y que son músicos y muchos de ellos lo hacen mejor que yo. Lo que voy a contar se basa en mis vivencias y los conocimientos que he adquirido con dichas vivencias, pero son perfectamente discutibles y se ajustan a mi experiencia, otro músico puede contar otra cosa. Allá vamos.

El cambio en el modelo de negocio

Cuando empecé en este mundillo, en los años 90, el modelo de negocio se basaba en que las compañías discográficas se dedicaban a grabar música y a distribuirla por las diferentes tiendas en formatos físicos (discos de vinilo, cintas de casete, VHS, después CD, DVD, etc.)

Los canales de promoción eran básicamente tres: radio, televisión y prensa. La oferta estaba controlada por las empresas disqueras y las posibilidades de éxito comercial de disco dependía en gran medida de la inversión hecha en los medios de comunicación. Los artistas tenían tres grandes fuentes de ingresos: los royalties, el caché de los conciertos y los derechos de imagen. Este modelo es el que se mantuvo durante más de 100 años (el fonógrafo se inventó en 1870).

A comienzos del año 2000 todo esto entró en crisis con la irrupción de internet, el mp3 y los servicios de intercambio peer to peer y, a pesar de los esfuerzos de las discográficas por mantener un sistema caduco, en el cual, la tecnología había pasado por encima, finalmente llegamos a un nuevo modelo, el modelo actual.

El modelo actual

En este modelo, donde la televisión hace años que se retiró de la promoción musical por el “efecto Collins”, en mi opinión la prensa no especializada rara vez se presta a dar voz a músicos, salvo si se trata de algún escándalo no relacionado con la música (ejemplo caso Till Lidermann) aunque luego se olviden de hablar de ello cuando al final se descubre que era una noticia fake (Till Lidermann otra vez), y donde la mayoría de las emisoras de radio se concentran en un tipo concreto de música que llaman “mainstream”.

El principal canal de difusión y distribución de la música para los melómanos está en internet, redes sociales y las plataformas de música y video. Las redes sociales, las plataformas de audio y el video en streaming han sustituido, no sólo los canales de promoción, sino también los de distribución de la música. Y salvo los fanáticos del vinilo, ¿cuántas personas compran música en formato físico? En este nuevo escenario puedo destacar las siguientes particularidades:

La importancia de la publicidad

Como hemos explicado hace un momento, en los 90 los medios de promoción eran la radio, la televisión y la prensa. En un disco, como en cualquier producto, una parte importante del éxito se debía a una buena campaña de publicitaria. Se invertía dinero para que sus canciones saliesen en los medios de comunicación: a más dinero invertido, más exposición; y normalmente, más éxito comercial. Al ser los canales los que eran y al no tener el público ninguna alternativa, los artistas con mucho éxito comercial se convertían en personajes públicos muy conocidos donde el “éxito” (entendido como capacidad para ganar dinero con tu arte) se podía medir en una relación directa con la cantidad de gente que te conocían. Existían y siguen existiendo nichos de mercado (jazz, heavy metal, blues, reggae, etc.) pero las bandas y solistas que transcendían sus nichos, y se volvían más transversales eran los top de la industria.

Con el nuevo modelo basado en la promoción y exposición en redes sociales, la relación entre “ser famoso” y éxito, no está tan clara. Actualmente todos tenemos nuestros “famosos personales”. El famoso transversal no ha desaparecido, sigue habiendo artistas conocidos por la inmensa mayoría del público, pero el grueso de músicos profesionales tiene su nicho y sólo son conocidos por ese nicho. Yo escucho a muchos artistas y bandas con millones de reproducciones en Spotify y YouTube, premiados internacionalmente y que cuando van a tocar a Madrid, si no estás espabilado te quedas sin entrada. Cuando hablo de ellos en la comida con mis compañeros de trabajo, me miran como “las vacas ven pasar los trenes”, pero es que a mí me pasa lo mismo con los que escuchan ellos. Hoy día, nuestros referentes musicales son casi “personales e intransferibles”.

Hace poco terminó la última edición de OT en una plataforma de pago. Fue un éxito rotundo, sin embargo, sus protagonistas podrían pasear por un centro comercial abarrotado y mucha gente (yo entre ellos) no los reconoceríamos, eso no pasaba con los protagonistas de la primera edición, cuando el modelo actual aún no se había desarrollado completamente y el viejo aún era funcional.

Altísimo nivel técnico de los intérpretes

Otra consecuencia del impacto en las redes en la música es el enorme nivel técnico y formativo de las nuevas generaciones de músicos. Cuando yo empecé a estudiar música … En un tiempo muy, muy lejano, la única manera de aprender era yendo a clase, leyendo libros e intercambiando conocimientos con otros amigos que también estudiaban música. Hoy día, cualquier persona que quiera realmente aprender, tiene literalmente, en la palma de su mano miles de tutoriales sobre teoría musical, técnicas, ejercicios. El resultado es que, a poco que busques te encuentras chicos y chicas muy jóvenes tocando a un nivel impresionante, con una calidad que yo no tengo, ni voy a tener y que la mayoría de los músicos que conozco de mi edad no tienen, salvo los de mucha formación clásica. Creo que nunca ha habido una juventud mejor formada en música, sin embargo, tienen más difícil que nunca romper el nicho y llegar a todos los públicos, incluso vivir de ello por lo que veremos más tarde.

La facilidad con la que una persona interesada puede aprender y el altísimo nivel técnico de los intérpretes hace aún más bochornoso el caso de los mamarrachos del ritmo sincopado.

La notoriedad

En el modelo anterior, si querías entrar en el mercado, tenías que conseguir que una discográfica apostara por ti. Eran las empresas disqueras las que decidían qué se escuchaba y que no.

En la actualidad, el coste de los equipos de grabación y masterización se han visto reducidos drásticamente gracias a la tecnología y hoy en día, todos los músicos tenemos un pequeño estudio casero en nuestra cada que, con buen hacer y conocimientos, se pueden conseguir grabaciones de una calidad muy aceptable. El coste de subir esas canciones a la red es muy pequeño, algunas empresas de gestión incluso te gestionan el ISRC y el UPC y te las suben gratis a cambio de quedarse con una parte bastante grande de tus derechos y royalties por escucha. Otras te exigen un pago anual no muy elevado, pero precisamente por esa facilidad para enseñar al mundo tu propuesta, hace que sea tremendamente difícil destacar sin una gran inversión como expusimos en el punto anterior.

Al final, la música siempre encuentra su camino

La música ha sido una de las expresiones artísticas que sabemos que aparecieron con la propia conciencia del ser humano. Se han encontrado restos de instrumentos musicales como flautas de hueso o tambores en los yacimientos arqueológicos paleolíticos junto a las pinturas rupestres. Este arte ha sobrevivido y acompañado a la humanidad a través de todos los cambios tecnológicos que se han sucedido a lo largo de los siglos, evolucionando y adaptándose a cada momento histórico. La irrupción del internet trajo consigo cambios sociales, políticos y de consumo muy profundos que afectaron a la música, a cómo se hace y a la relación que tenemos con ella; a pesar de que el panorama no es fácil, la música sobrevive y se adapta. Y siempre será así, porque los seres humanos nunca hemos dejado de hacer música y nunca dejaremos de hacerlo mientras seamos humanos.


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