Desde sus inicios, Internet se ha extendido globalmente, pero de manera desigual, por todo el planeta. Rápidamente en hogares y empresas de países ricos, mientras que en los sectores y lugares desfavorecidos y remotos penetró y se expandió mucho más lentamente. Esta desigualdad se conoce como brecha digital.
¿Qué es exactamente Internet?
Internet es un conjunto descentralizado de redes de comunicación interconectadas de alcance mundial.
Su origen se remonta a 1969, cuando se estableció la primera conexión entre ordenadores de tres universidades de California, en Estados Unidos, que se conoció como Arpanet, por las siglas de Advanced Research Projects Agency Network, es decir la Red de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada, organismo conocido ahora como Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa.
Uno de los servicios que ofrece Internet es la World Wide Web – www o la web -, que es un conjunto de protocolos que permite consultar archivos de hipertexto y que utiliza Internet como medio de transmisión. La web como tal nació en 1990. Pero existen otros muchos servicios y protocolos en Internet, como el envío de correos electrónicos, la transmisión de archivos, las conversaciones en línea, la transmisión de contenido multimedia, el acceso remoto a otros dispositivos o los juegos en línea.
En occidente el uso de Internet creció rápidamente a partir de la mitad de la década de los 90, mientras que el resto del mundo tuvo que esperar a los 2000. Desde 2019 más de la mitad de la población mundial se ha convertido en usuario y en enero de 2022 había 4.950 millones de usuarios de Internet en todo el mundo, alrededor del 62,5 % de la población mundial, según el Digital Report 2022.
El idioma más utilizado en Internet ha sido tradicionalmente el inglés, con un 27%, y a continuación las lenguas más solicitadas son el chino (23%), el español (8%), el japonés (5%), portugués y alemán (4% cada uno), árabe, francés y ruso (3% cada uno) y coreano (2%).
Las conexiones de alta velocidad
Con las conexiones de alta velocidad, Internet ha modificado de forma significativa la manera de muchas personas de disfrutar de su ocio, de comunicarse y de trabajar, que en muchos casos es posible desde los respectivos hogares.
Esto conlleva mayor flexibilidad de horarios y de localización y reduce el tiempo dedicado a los desplazamientos.
Sin embargo, la brecha digital sigue siendo un hecho y es necesario un gran esfuerzo para reducirla, de modo que las conexiones de alta velocidad, imprescindibles para el uso global de Internet, sean accesibles a todos, sin diferencia de capacidad económica o del lugar de residencia.
En este punto entran en juego las grandes organizaciones y empresas de comunicación y telefonía, que destinan grandes recursos y mucho esfuerzo en desarrollar nuevas tecnologías que acerquen la conectividad y los servicios digitales a todos.
El objetivo es llegar a todas las regiones, incluidas las zonas rurales o de difícil acceso, y ampliar y mejorar la cobertura de banda ancha con las tecnologías más novedosas para asegurar que toda la sociedad tiene acceso a los beneficios de la digitalización.
En este sentido, se enmarca el compromiso de Telefónica de conseguir una cobertura rural de entre el 90 y el 97 por ciento en sus principales mercados en 2024.
Eliminar barreras y promover la accesibilidad
Además, más allá de la infraestructura necesaria para la digitalización, la multinacional española de telecomunicaciones, pionera en promocionar la accesibilidad, contribuye a eliminar barreras que limitan el uso de los servicios digitales buscando soluciones de asequibilidad económica que van desde los “abonos sociales” para personas en situación de vulnerabilidad a una gama de tarifas que permiten a amplios sectores de la población acceder a estos servicios.
Telefónica ayuda también a los fondos públicos de Servicio Universal, que garantizan el acceso de servicios básicos de comunicación, servicio móvil de pago por uso, paquetes específicos de banda ancha y servicios para pequeñas empresas y emprendedores.
Asimismo proporciona impulso a la accesibilidad de los productos digitales para facilitar el uso de la tecnología a todas las personas independientemente de sus capacidades físicas y apoya también a los colectivos vulnerables con programas como ProFuturo, impulsado junto con la Fundación la Caixa, que acerca la educación a los niños de países en vías de desarrollo.
El futuro de Internet
Con casi 5.000 millones de usuarios, el planteamiento para el futuro serán las redes LiFi, una tecnología de transmisión de datos bidireccional más rápida que el óptico WiFi que podría revolucionar las comunicaciones móviles y que pretende transmitir datos a través de la iluminación LED.
Para 2024, los ingenieros ya trabajan en el 802.11be o Wi-Fi 7 con características mejoradas que promete ser «un hito importante», «El 5G está llegando a la mayoría de los países europeos, EE.UU. y de América Latina. El problema es que la mayoría de los despliegues del 5G se basaron en el 4G. Así que tomará algunos años tener una verdadera implementación de 5G», considera Sujit Dey, director del Centro para Comunicaciones Inalámbricas de la Universidad de California, San Diego.
De acuerdo con la consultora GSMA, se espera que a nivel global, la implementación de 5G se encuentre, hacia 2025, con una cobertura de un tercio de la población y dará soporte estimado a 1,200 millones de conexiones. Esta generación de red plantea otro aspecto: el acceso a Internet de forma inalámbrica (móvil) podría ser ya a una velocidad superior al de cable (fibra).
Para el profesor Dey, el panorama de la conectividad cambiará por completo en los próximos 10 a 20 años es por eso que «la conectividad debería ser un derecho de nacimiento en esta incursión de la era moderna».