Fue en 1956 cuando se acuñó el término ‘Inteligencia Artificial’ (IA) por John McCarthy, Marvin Minsky y Claude Shannon en la Conferencia de Dartmouth, un congreso en el que se hicieron previsiones tan optimistas que jamás se cumplieron. Hoy, superadas con creces aquellas previsiones, la IA forma parte irrenunciable de nuestro mundo.
Las aplicaciones de la Inteligencia Artificial son cada vez más numerosas y sorprendentes, y abarcan desde los sofisticados algoritmos de recomendación para la compra online hasta la mejora en el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades.
No hay sector económico o ámbito social que escape de su influjo. La innovación en este campo avanza a pasos de gigante haciendo posible que vivamos en una sociedad cada vez más automatizada.
Caso de éxito
Un claro ejemplo de utilización de la IA en los hogares son los asistentes virtuales que se han convertido en un reconocido caso de éxito: Aura (Telefónica), Alexa (Amazon) Cortana (Microsoft), Siri (Apple) encierran un espectacular desarrollo tecnológico.
Si el usuario pregunta a Aura cómo está el tráfico en la zona, el sistema traslada la petición a la nube, para posteriormente enviarla a otro servicio que detecta la intención del usuario. Una vez que encuentra la información adecuada en una base de datos, el sistema convierte la respuesta en voz para contestar al usuario. En unos pocos segundos y con una precisión muy notable.
Hay muchos ejemplos, luces que se encienden de manera automática, máquinas que detectan la contaminación del aire y activan filtros, o plataformas que nos dirigen a servicios de interés según nuestro historial de búsquedas anteriores.
Tipos de IA y aplicaciones
En la actualidad existe un gran número de aplicaciones de esta tecnología, y solo el tiempo dirá hasta dónde pueden llegar. Estos son algunos según la Comisión Europea:
- Software: asistentes virtuales, software de análisis de imágenes, motores de búsqueda, sistemas de reconocimiento de voz y rostro.
- Inteligencia artificial integrada: robots, drones, vehículos autónomos, Internet de las Cosas
- Compras online y publicidad: crea recomendaciones personalizadas para los consumidores, basadas, por ejemplo, en sus búsquedas y compras previas o en otros comportamientos en línea. Esto marca su importancia en el comercio, para optimizar los productos, planear el inventario, procesos logísticos, etc.
- Búsquedas en la web: los motores de búsqueda aprenden de la información que proporcionan los usuarios para ofrecer resultados de búsqueda relevantes.
- Asistentes personales digitales: los smartphones la utilizan de manera generalizada. El uso de los asistentes virtuales que responden a preguntas, dan recomendaciones y ayudan a organizar las rutinas de sus propietarios se ha generalizado.
- Traducciones automáticas: el software de idiomas, en texto escrito o hablado, se basa en la inteligencia artificial para proporcionar y mejorar las traducciones. Esto también se aplica a funciones como la subtitulación automática.
- Casas, ciudades e infraestructuras inteligentes: los termostatos inteligentes aprenden del comportamiento del usuario para ahorrar energía, mientras que los gestores de las smart cities podrán regular el tráfico para mejorar la conectividad y reducir los atascos.
- Vehículos: aunque los vehículos de conducción autónoma no están generalizados todavía, los coches utilizan ya funciones de seguridad impulsadas por IA. Por ejemplo, la UE ayudó en la financiación del sistema de asistencia a la conducción basado en visión VI-DAS, que detecta posibles situaciones peligrosas y accidentes.
- Ciberseguridad: los sistemas de inteligencia artificial ayudan a reconocer y luchar contra los ciberataques y otras amenazas en línea, basándose en los datos que reciben continuamente, reconociendo patrones e impidiendo los ataques.
- Lucha contra la desinformación: algunas aplicaciones pueden detectar noticias falsas y desinformación al extraer información de las redes sociales, buscar palabras sensacionales o alarmantes e idefintificar qué fuentes en línea se consideran autorizadas.
Nuevos horizontes para la Inteligencia Artificial
Con el uso de esta tecnología se pretende transformar a medio plazo casi todos los aspectos de la vida y la economía.
- Salud: los investigadores buscan mejorar la capacidad de la IA para analizar grandes cantidades de datos sobre la salud con el objetivo de hallar patrones que podrían llevar a descubrimientos médicos y a mejorar los diagnósticos individuales. Un buen ejemplo es el programa KConnect, cofinanciado por la UE, que está desarrollando servicios de búsqueda y texto en varios idiomas que ayudan a las personas a encontrar la información médica más relevante disponible.
- Transporte: mejora de la seguridad, velocidad y eficiencia del tráfico ferroviario, aéreo y por carretera en aspectos como la optimización de la velocidad o la conducción autónoma.
- Sector productivo: El objetivo es conseguir que las empresas europeas sean más eficientes. El proyecto de investigación cofinanciado por la UE SatisFactory utiliza sistemas colaborativos de realidad aumentada para incrementar la satisfacción en el trabajo en «fábricas inteligentes».
- Alimentación y agricultura: Puede aplicarse en la construcción de un sistema alimentario más sostenible y más sano, al minimizar el uso de fertilizantes, pesticidas y el riego; mejorar la productividad y reducir el impacto medioambiental.